Heraldo-Diario de Soria

DESTINOS

Dormir entre barricas

El sueño de los amantes del vino al alcance de la mano: las bodegas con hotel permiten dormir entre barricas, despertarse entre viñedos y conocer todos los entresijos de esta cultura milenaria en primera persona

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Publicado por
Fernando Lázaro
Soria

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Es el sueño de cualquier amante del vino: acostarse en una bodega y dormir entre barricas.Despertarse rodeado de un mar de viñas y desayunar mientras el aroma a vainilla de las barricas ejerce de ambientador natural. Y poder catar de inmediato el primer vino. O salir a hacer running por las calles de los viñedos. Algunas suman equipaciones para empaparse literalmente en vino, desde wine spa hasta todo tipo de tratamientos de vinoterapia.

Y es que, más allá de visitar la bodega y hacer catas, los hoteles del vino ofrecen experiencias premium que incluyen desde restaurantes con estrella Michelin a sumilleres en el spa o impresionantes habitaciones con ventanas que conducen a paisajes de ensueño. Una tentación única para profundizar plenamentre en la cultura del vino.

La oferta es variada e incluye desde alojamientos de gran lujo hasta otros más sencillos, aunque dominan los primeros:desde el zamorano Valbusenda hasta los de Abadía Retuerta LeDomaine y Arzuaga, situados en la bautizada como ‘milla de oro’ del Duero. O los hoteles que Haciendas de España ha desarrollado en torno alDuero... Pero, independientemente de su categoría oficial, todos tienen un encanto especial y permiten sumergirse en el mundo del vino en primera persona.

Una de las primeras bodegas en apostar por ofrecer alojamiento en sus instalaciones fue Torremilanos, una propiedad vitícola centenaria que inauguró su hotel de cuatro estrellas en el año 2000 en una finca completamente rodeada de viñedos y situada junto a Aranda de Duero.

El alojamiento ofrece 37 habitaciones dobles –cuatro de ellas son suites– decoradas en estilo clásico (todas con wifi gratuito, teléfono, mesa de trabajo, televisión vía satélite,...) y cuenta con una variada oferta de enoturismo que permite conocer en profundidad la elaboradora y otros destinos de la zona como el Museo del Vino. El hotel ofrece la oportunidad de diseñar escapadas personalizadas para los clientes que lo deseen.

El cambio de milenio fue también la fecha en la que abrió su hotel la bodega Arzuaga, en Quintanilla de Onésimo, convirtiéndose en el primer cinco estrellas de la provincia vallisoletana. Las instalaciones primigenias contaban inicialmente con 24 habitaciones –todas en estilo clásico castellano, cubiertas con moqueta y mármol y decoradas con mobiliario de madera de olmo, de tipo rústico y motivos referidos al vino– que se tuvieron que duplicar a los dos años.

El negocio enoturístico en esta bodega (recibe en torno a 30.000 visitas al año) no ha dejado de crecer desde entonces y en 2008 la familia Arzuaga Navarro sumó a su oferta original una importante ampliación que, además de la hotelera, incluyó la construcción el centro de vinoterapia más grande de Europa, con 2.000 metros cuadrados con grandes cristaleras y rodeados de viñedos en los que se ubica desde un spa clásico hasta toda una amplia lista de tratamientos con el vino como protagonista.

Si en edificio inicial se planteó con estructura y exteriores de piedra de mampostería, con grandes aleros y una espadaña que evoca a los cercanos conventos, el que alberga el hotel y el spa (con tratamientos de todo tipo: con chocolate, algas, vino, envolturas con el hollejo de la uva o baños de vino en un jacuzzi privado) es, a pesar de sus 8.000 metros de superficie, moderno, con grandes espacios y enormes ventanales que enfocan directamente hacia el viñedo y el cauce delDuero, con alguna habitación gigante como la gran suite de lujo, que ocupa 256 metros cuadrados y engloba dos dormitorios, un enorme salón, un gran jacuzzi y enormes ventanas.

A pocos kilómetros de alza la abadía premostratense de Santa María de Retuerta, un hermoso cenobio del sigloDoce rodeado de los viñedos de la bodega Abadía Retuerta y convertido desde marzo de 2012 en LeDomaine, un hotel de gran lujo –dispone del único servicio de mayordomía en España– con tan sólo 18 habitaciones dobles, una junior suite y dos suites habilitadas tras una rehabilitación de mimo en el monasterio y todas con vistas a los viñedos de la bodega.

La oferta de enoturismo incluye desde la tradicional visita a la finca y almuerzo campero hasta cursos de cata, paseos a caballo o en bici por la inmensa finca, espectáculos de cetrería, vuelo en helicóptero e incluso aprender y experimentar con el equipo de cocina de su restaurante, asesorado por Andoni Luis Aduriz y que cuenta con una estrella Michelin.

La proliferación de hoteles de cinco estrellas en bodegas en el cauce del Duero sigue en la denominación de origen Toro, donde desde 2010 se levanta el hotel de la bodega Valbusenda, ubicado en una finca de más de cien hectáreas y rodeado de encinas. Un entorno único para disfrutar de este espacio de enormes proporciones, donde lujo y grandes espacios se unen a un wine spa donde se ofrecen tratamientos basados en las propiedades medicinales del vino y la uva –incluye también un spa privado para dos personas– y desde cuyo interior se obtienen hermosas vistas a los viñedos y a la vega del Duero a su paso por Toro.

Valbusenda cuenta con 35 habitaciones, incluida una lujosa ‘Royal luxury suite’ compuesta por 110 metros repartidos en dos espacios contiguos e independientes más un amplio salón con un baño adicional, vinoteca, prensa diaria a la carta y hasta parking privado.

Casi enfrente y coronando lo alto de un monte se alza Monte la Reina, una posada rural junto a la bodega homónima cuyas ocho habitaciones se asientan en el interior de un palacio neogótico levantado en el sigloDiecinueve por el Conde de Padierna. El espacio y las habitaciones tienen una decoración moderna y está coronado por una gran terraza, protegida por cuatro torres laterales y desde donde se obtienen vistas únicas de este rincón del valle delDuero.

El empresario berciano José Luis Prada también se basó en un antiguo edificio palaciego para dar vida a su espectacular Palacio de Canedo tras comprar en 1987 una casona en ruinas pero cargada de historia que comenzó a restaurar una década más tarde. La primera fase se abre al público en 2001 en forma de restaurante. Después vendría la gran tienda y ocho habitaciones repletas de encanto y sabor... El hotel cuenta hoy con 14 habitaciones, todas distintas aunque decoradas con el mismo estilo y desde las que se disfrutan unas espectaculares vistas al viñedo y al Bierzo en cualquiera de las estaciones del año.

Uno de los proyectos de bodegas con hotel más llamativos es el que ha desarrollado Haciendas de España, con dos espectaculares alojamientos:uno en Valverdón(Salamanca) y el otro en plenos Arribes delDuero zamoranos. El primero, Hacienda Zorita, se ubica en un antigua hacienda dominica fundada en 1366 y en la que alojó Cristóbal Colón cuando buscaba financiación para su viaje a América. Hoy se ha convertido en un hotel repleto de encanto, con 23 habitaciones y 17 villas junto a las aguas del Tormes decoradas con un diseño contemporáneo que han bautizado como ‘Classic Nouveau’. Entre la oferta de este paradisiaco hotel destaca su restaurante de kilómetro cero, volcado en alimentos sanos, y su nuevo wine&dine bar, además de un spa con vinoterapia.

También en el entorno del Duero se ubica otro impresionante alojamiento-bodega: Hacienda Zorita Natural Reserve, ubicado en Arribes –la mayor zona protegida de Europa–, un espacio de ensueño rodeado de 70 hectáreas de viñedo y que cuenta con dos villas privadas, con cinco habitaciones cada una y que incluyen hasta un servicio de mayordomo privado las 24 horas del día.

En Cigales, la bodega Alfredo Santamaría ha impulsado un complejo enoturístico compuesto por el hotel rural Pago de Trascasas, un restaurante y la propia elaboradora, con ocho habitaciones decoradas en estilo castellano y una buena biblioteca repleta de libros de vitivinicultura.

En pleno centro de Rueda, la bodega Félix Sanz suma un recoleto hotel enológico de cinco habitaciones a una bodega que incluye instalaciones del sigloQuince, mientras que en la Ribera burgalesa, la bodega El Lagar de Isilla rehabilitó la Casona de La Vid –justo enfrente del monasterio homónimo– para convertirla en un ‘hotel boutique’ enológico con 21 habitaciones y un restaurante especializado en cocina castellana.

Cerca, en Roa (Burgos), la bodega Páramo de Guzmán cuenta con un el pequeño hotel Raíz, con seis modernas habitaciones situadas sobre su restaurante en un edificio junto a la bodega, mientras que PradoRey ha habilitado un alojamiento en un palacio del sigloDiecisiete que mandó construir el Duque de Lerma y que mantiene su estilo original.

Entre las últimas inversiones en hoteles del vino destaca la de la bodega Traslascuestas, que cuenta con un alojamiento de diez habitaciones en la pedanía de Valcavado de Roa, con notables vistas desde el denominado ‘balcón de la Ribera’. Entre sus atractivos, cuenta en la zona común con jacuzzi, sauna seca y aparatos de gimnasia cardiovascular.

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