Heraldo-Diario de Soria

Mundo Agrario

De Netflix a las zanahorias en su apuesta por la calidad de vida

Laura Lapeña Checa dejó hace tres años el sector audiovisual para dar un giro a su vida que nunca hasta entonces se lo había planteado. Ahora lleva una explotación de 10 hectáreas a título principal, con la hortaliza como cultivo prioritario

Laura Lapeña en su explotación de zanahorias

Laura Lapeña en su explotación de zanahorias

Publicado por
IRENE LLORENTE YOLDI
Soria

Creado:

Actualizado:

Acaba de terminar con la cosecha de las zanahorias en la que ya es su segunda temporada como agricultora profesional y ya está pensando en la próxima campaña. Laura Lapeña Checa lleva una explotación de diez hectáreas en Almazán, su localidad natal, en la que cultiva principalmente zanahorias, aprovechando el canal de la que es la principal comarca de regadío de la provincia con 5.500 hectáreas de las apenas 15.000 regables en Soria.

Aunque se trata de un cultivo muy minoritario en la provincia, Laura optó por las zanahorias por la experiencia que tiene su padre, que lleva más de 30 años trabajando esta hortaliza. En Soria se siembran 52 hectáreas de zanahorias de un total de 2.782 que hay en Castilla y León, según los últimos datos publicados por el Anuario de Estadística Agraria. Valladolid y Segovia concentran la mayor parte del cultivo, con 1.239 y 1.076 hectáreas, respectivamente. Les siguen Ávila y Zamora, con 178 y 171 hectáreas, y Soria, con sus 52 hectáreas ocupa el quinto lugar. Se cultivan 33 hectáreas en Salamanca y de forma anecdótica 18 en León y 15 en Burgos. Y no hay registro en Palencia.

En la última campaña Soria recogió 3.640 toneladas de zanahorias, entre las que van para fresco y las que van para congelación o transformación,  de un total de 189.921 en toda Castilla y León, según los últimos datos de producciones referidos a 2020. Sólo Valladolid copa el 50% de la producción, con 92.925  toneladas.

En quince años se ha duplicado la superficie en la provincia, puesto que en 2003 había 23 hectáreas de zanahorias, cuando todavía no estaba modernizado el canal de Almazán, lo que da una idea del potencial del regadío, gracias al cual se abre todo un abanico de posibilidades. Y las hortalizas y las verduras están ganando terreno año tras año precisamente por las infraestructuras de riego de Almazán. Y es que Soria es la provincia con menos superficie de regadío de toda España, con apenas 15.000 hectáreas, y sólo Almazán y Olmillos, que supone una tercera parte, está modernizado. Además, los cultivos de regadío conllevan mucha mano de obra en el campo, de modo que la creación de empleo en trabajos agrícolas se erige como la única manera de fijar población en el medio rural. Sin olvidar que contribuye a garantizar el relevo generacional en el sector agrícola.

Laura es un ejemplo de ello. Vivía en Madrid donde se dedicaba al sector audiovisual, concretamente en el departamento de vestuario de series de ficción para televisión y plataformas como Netflix. Y aunque reconoce que estaba muy feliz en Madrid porque le gustaba mucho su trabajo, tenía unas jornadas de trabajo interminables con horarios infernales, lo que le llevó a plantearse un cambio. “Buscaba más calidad de vida y estar cerca de mi familia. Y me volví a Almazán”.

Con 33 años se tomó un año sabático para pensar qué hacer, aprovechando que tenía el paro, pero poco le costó tomar la decisión. Ya lleva dos temporadas como agricultora a título profesional y justo ahora que acaba de terminar de cosechar no es el mejor momento para comparar su vida con la de la capital, porque ha trabajado de sol a sol para sacar toda la producción a tiempo, pero sí que cree que ha ganado con el cambio. La agricultura le viene en la sangre, puesto que su padre lleva toda la vida en el campo y luego se sumó su hermano también. Pero esta adnamantina nunca se había planteado dedicarse a ello. “Ayudaba a mi padre, pero poco con respecto a otros. Jamás me había subido a un tractor. Pero cuando se me pasó por la cabeza decidí dar el paso y aquí estoy”.

Se siente tremendamente agradecida por la ayuda que desde el principio ha recibido de su padre y su hermano, aunque cada uno lleva su explotación de forma independiente. Sí que es cierto que son los únicos de toda la provincia que cultivan zanahorias para fresco. Su producción la envían sobre todo a un lavadero que hay en La Rioja, aunque también trabajan con uno de Segovia. “Y de ahí se distribuye a las fruterías y los supermercados en fresco”.

Su última faena de la campaña ha sido retirar la malla anti heladas, una manta de fibra de vidrio que protege de las bajas temperaturas a las que se ve sometido el cultivo en estas altitudes, casi a 1.000 metros sobre el nivel del mar. “Nos vino fenomenal cuando el temporal Filomena de enero, no perjudicó nada las zanahorias”, asegura.

Para la próxima temporada debe cambiar de tierras, puesto que la zanahoria es un cultivo rotatorio. “Hasta dentro de cuatro años no se puede volver a sembrar una finca que acaba de ser cosechada”. Ahora puede ‘descansar’ del trajín de los últimos meses, dado que la recolección se alarga en el tiempo. Puede ir desde octubre hasta mediados de marzo, en función de las hectáreas. Y la siembra arranca en mayo. Mientras tanto, se ocupará del resto de su explotación, pero ya a otro ritmo. Y disfrutando del campo y la naturaleza.

 

tracking