Heraldo-Diario de Soria

El girasol, en ‘jaque’ por la falta de agua

Hay muchas parcelas de la provincia en las que no ha nacido debido a la ausencia de precipitaciones y allá donde sí lo ha conseguido está teniendo serios problemas para desarrollarse

Cultivos de girasol en la provincia de Soria,-V. GUISANDE

Cultivos de girasol en la provincia de Soria,-V. GUISANDE

Publicado por
IRENE LLORENTE YOLDI
Soria

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Si la campaña de herbáceos ha resultado inferior a la media de los últimos años por la sequía, la de girasol lleva el mismo camino. Aunque todavía es pronto para dar una valoración definitiva, puesto que la cosecha no se producirá en la provincia hasta octubre, el sector ya habla de una mala nascencia por la falta de agua, si bien aún hay cabida para la esperanza si se registran precipitaciones durante el mes de agosto y en septiembre. 

Los campos de girasol en la provincia se ven flojos en general, totalmente condicionados por la sequía que arrastran desde la primavera, y también por las temperaturas extremas que han marcado los termómetros durante el mes de junio y julio, mientras el cultivo está en floración. El agro ya habla de una cosecha muy inferior a la media, que ronda entre los 1.000 y los 1.100 kilos por hectárea, porque la nascencia ya está perdida en un 30% de las parcelas. No obstante, señalan que allí donde ha nacido y está en flor la situación puede mejorar si llueve en los próximos meses, aunque todavía es pronto para hablar de datos de producción, dado que todavía la planta está crecimiento y tiene que granar. 

El problema que arrastra es que la tierra no tiene reservas de agua para conseguir ese impulso en su crecimiento. Aun así, las organizaciones agrarias creen que la cosecha este año va en tiempo, de modo que no se realizará hasta mediados de octubre, como en una temporada media. 

El principal ‘pero’ hasta el momento ha sido la nascencia. Agroseguro ha recibido partes de siniestro en cerca de 7.900 hectáreas de girasol, de las que la gran mayoría, prácticamente 7.300, corresponden a los riesgos de sequía y no nascencia. 

Pero también la invasión de la fauna salvaje en los campos. Un problema que cada año va en aumento. Hay parcelas ya muy tocadas donde los animales se las han comido casi enteras. No obstante, los peritos no tasarán los daños hasta finales de septiembre. Lo que sí pinta bien es el precio, otro caballo de batalla constante para los agricultores, que en esta ocasión de momento acompaña al productor, como lo ha hecho con los cereales de invierno.

Así, según los últimos datos provisionales de producción de la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta y publicados a 30 de junio, se estima una temporada de 48.036 toneladas para 44.284 hectáreas sembradas de girasol. No obstante, los expertos prefieren no hablar todavía de datos porque queda por delante más de dos meses para que se empiece a cosechar, y en este tiempo la situación puede cambiar por completo.

El jefe del Servicio Territorial de Agricultura y Ganadería, José Manuel Ruiz Romera, constató que en general la nascencia del girasol no ha sido buena, a lo que se suma la ausencia de precipitaciones durante los meses de junio y julio. «Está siendo un verano muy seco, que viene de una primavera igual, y con temperaturas máximas muy exageradas, con unos calores excesivos y durante muchos días seguidos», reconoció. 

De todas formas, cree que es pronto para hablar de cómo va a ser la cosecha porque en este septiembre «las lluvias pueden ayudar a asegurar el rendimiento y que el llenado de la pipa sea mejor». Además, en el girasol, como en las oleaginosas, la coyuntura de precios suele ser en general buena para el productor, de modo que, aunque sea una campaña media, la rentabilidad mejoraría con respecto a la de los herbáceos porque requiere menos gastos, que en esta campaña se han triplicado.

El presidente de Asaja Soria, Carmelo Gómez, reconoció que «hay mucho girasol sembrado, pero no ha nacido porque no ha llovido. La pipa está ahí, pero si no llueve tendremos otro problema. Y si cae una tormenta nacerán y tendremos que cosecharlos pequeños y verdes, como sea».

El coordiador de COAG Soria, Alfredo Cabrerizo, señaló incluso que hay explotaciones que van a tener daños del 100% por no nascencia, a lo que se suma que allá donde sí ha podido germinar, no se está desarrollando por la falta de agua, y, por tanto, no va a tener producción. Además, destacó que ha empezado a cotizar en nuestro país “con unos precios altos, pero a la vez extrañamente bajos para lo que se esperaba, y sin ningún motivo aparente”. En este sentido, explicó que «si al término de la anterior campaña estaba a unos 700 euros la tonelada, no se entiende por qué ahora el precio de salida es de 600 euros la tonelada, cuando además se habla de que no va a haber producto». Una situación que culpa directamente a los compradores que especulan con los precios porque no hay nada más que justifique ese descenso. Malas perspectivas para los productores que además este año han perdido la compensatoria, una ayuda que la UE ha retirado «incomprensiblemente», lamentó Cabrerizo.

También José María Sanz, de UPA Soria, manifestó que el cultivo «no va bien» por la acusada falta de precipitaciones y ya adelanta que será una campaña peor que la del año pasado y se quedará en una temporada inferior a la media porque la sequía ha afectado al desarrollo del cultivo. De hecho, ya habla de entre un 20 y un 30% inferior a la media por la sequía.

«Las nascencias fueron malas y allá donde ha florecido será mejor o peor porque el girasol no ha manifestado aún todo su potencial siempre y cuando llueva». Así, cree que al menos serían necesarias precipitaciones que dejen 20 litros para que la tierra asimile el agua.

En este sentido, sí se han registrado daños de no nascencia, con 7.300 hectáreas ‘tocadas’ de un total de 7.900 siniestradas, según los datos facilitados a este periódico por Agroseguro.

En cuarto lugar

En la provincia hay actualmente 44.284 hectáreas de girasol sembradas, un 40% más que el año pasado, cuando había 31.405, de modo que se trata del tercer cultivo más importante, por detrás del trigo (se han sembrado 111.502 hectáreas) y la cebada (otras 76.206 hectáreas). En toda la Comunidad se han sembrado 388.102 hectáreas (250.894 en 2021), y Soria ocupa el cuarto lugar en cuanto a superficie, por detrás de Burgos, con 80.992 hectáreas, Valladolid, con   80.992 hectáreas, y Palencia, con 61.181. Además, cabe recordar que la mayor parte de este cultivo en la provincia es de secano, con casi el 94% de la superficie total frente al regadío.  

El crecimiento de la superficie sembrada esta temporada se vincula directamente con la guerra de Rusia y Ucrania, que provocó que la Unión Europea permitiera el cultivo en tierras de barbecho. Ruiz Romera ya constató en su momento este «crecimiento notable» de la superficie de girasol, que lo vinculó en primer lugar con el encarecimiento de los fertilizantes, que casi se han triplicado este año con respecto a la temporada pasada. Así, señaló, muchos agricultores decidieron ya en septiembre que iban a apostar por el girasol, dado que es menos exigente en unos abonos que el año pasado estaban a unos 250 euros la tonelada y este año han llegado a superar los 900. 

A esto se suma que el girasol ‘cuesta’ una tercera parte que el cereal de invierno. Precisamente no necesita prácticamente nada de fertilizantes y abonos, quizás algo de herbicida. «Entre 200 y 250 euros por hectárea, mientras que con el trigo o la cebada nos podemos ir a más de 700 euros por hectárea», según están ahora mismo los nitratos, que se han triplicado de precio, recuerda José María Sanz.

Lo cierto es que en los últimos años la superficie sembrada de girasol en la provincia se ha incrementado casi en un 60%, ya que en 2005 se contabilizaron 27.736 hectáreas, de modo que da una idea de la relevancia que cada año va adquiriendo este cultivo para el sector agrario de Soria.

Las últimas cifras oficiales facilitadas por la Consejería de Agricultura y Ganadería, de finales de junio, van por debajo de las expectativas del campo, dado que ‘hablan’ de una producción de 48.036 toneladas, de modo que en estos momentos el rendimiento se sitúa ligeramente por encima de los 1.000 kilos por hectárea. 

 

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