Heraldo-Diario de Soria

MUNDO AGRARIO

Borobia vende toda su producción de flores comestibles esta campaña

Con una temporada «buena» Innoflower se plantea triplicar la superficie de cultivos de cara a empezar a aumentar la producción para el año que viene

El invernadero de Innoflower de flores comestibles de Borobia. VALENTÍN GUISANDE

El invernadero de Innoflower de flores comestibles de Borobia. VALENTÍN GUISANDE

Publicado por
IRENE LLORENTE YOLDI
Soria

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La olvegueña Laura Carrera García acaba de

finalizar en su finca de flores comestibles de Borobia

la plantación de pensamientos y pensamientos mini, que se mantendrá hasta la primavera para abastecer al canal horeca durante el invierno. Es la última de una temporada cuya

cosecha ha sido “buena”

, pese a que le ha pasado factura el extremo y continuado calor de todo el verano, al igual que a la mayoría de cultivos. Y los resultados no han podido ser mejores, dado que

ha vendido toda su producción.

“Hemos tenido un buen rendimiento, aunque un poco inferior al del año pasado, si bien lo hemos compensado con el incremento de las plantaciones”, señala Carrera García, CEO de Innoflower. Y es que esta campaña la empresa de flores comestibles ha apostado por realizar las plantaciones menos escalonadas. “En vez de cada mes y medio, las hemos puesto cada mes”, añade. 

Ha sido ya la quinta campaña para Innoflower, una cosecha que Laura califica de buena: “Conocemos bien el cultivo y repetimos lo de años anteriores, y aunque el calor ha afectado a la producción de Borobia, no ha sido en exceso”. Lo cierto es que mientras el resto del sector se quedó sin producción Innoflower seguía en el mercado, precisamente por las oscilaciones térmicas menos fuertes que en otros territorios del país. Lo mejor de todo es que ha vendido toda su plantación. 

Con estos resultados, Laura aspira a aumentar la producción de Innoflower en Soria de cara al año que viene, para lo que debe contar con más terrenos de los que tiene en estos momentos. E incluso le gustaría que la finca actual se quedara como finca de experimentación y llevar la producción a otra zona y a mayor escala. Quiere triplicar la superficie actual, de modo que de ello dependerá su ubicación definitiva. De hecho, está valorando varias opciones, aunque su intención es seguir quedándose en Borobia. 

“Conocemos la tierra y el clima y es donde mejor nos movemos. Sabemos cómo se desarrollan las flores en Borobia, donde hemos puesto en marcha un proyecto innovador y único no sólo en la provincia, sino también casi en todo el país, pero lo más importante es tener a mano los recursos”, señala. 

Sin olvidar el grave problema de logística con el que se enfrenta desde hace tiempo al ser considerada Borobia por las empresas de transporte como zona remota. “Si no conseguimos aliviar ese cuello de botella no descartamos tenernos que marchar a una cabecera de comarca porque esto nos está haciendo mucho daño”.

Durante toda la temporada desde el invernadero de la localidad moncaína hasta Zaragoza, donde tiene la sede Innoflower, salen 20 kilos a la semana de flores que suponen 100.000 unidades de pensamientos y pensamientos mini, los dos cultivos por los que apuesta la empresa para Borobia. Y su objetivo es seguir manteniendo en la provincia el cultivo bajo malla.

Este año los precios se han visto incrementados precisamente por el aumento de los costes, pero los clientes les han respondido y han aceptado. “De hecho hemos vendido todo el producto”, asegura. Principalmente dentro del territorio nacional, y algo, mínimo fuera del país, como Francia o Eslovenia. “Estamos centrándonos en afianzar el mercado, donde nos queremos consolidar”, explica la CEO de Innoflower. Sobre todo porque buena parte de su producción va al sector de la hostelería en fresco. Algo de flor deshidratada y también de prensada para pastelerías de Madrid y Barcelona.

Su gran reto de este año ha sido garantizar toda la trazabilidad de sus flores desde el campo a la mesa. “Hemos realizado una apuesta muy fuerte en la digitalización de la compañía y hemos conseguido asentar las bases para crecer de una manera más eficiente”. Y de forma paralela sigue trabajando en la seguridad alimentaria y en conseguir nuevas certificaciones que se sumarían al Global Gap que la empresa obtuvo el año pasado, convirtiéndose en la primera empresa de la Comunidad con este sello de calidad: “Nuestro reto es que los clientes tengan claro que Innoflower son flores seguras de comer”. 

Es su pilar. “Dedicamos muchísimos recursos en avalar la cuña de flor comestible en nuestros productos porque no todas las flores son comestibles e incluso hay algunas muy peligrosas y mortales. Queremos garantizar una calidad impecable”.

Además, Innoflower dispone de sello ecológico en algunos de sus productos y los que no lo tienen aún así proceden de cultivos que se realizan siguiendo los criterios de agricultura ecológica y sostenible, añade.

Reconoce que este nuevo mercado se le ha abierto a Innoflower gracias al Global Gap. Y es que la empresa cuenta con una cartera de clientes entre los que hay algunos que exigen este certificado para adquirir el producto. Además, es una carta a favor de cara a la exportación porque es la mejor forma de demostrar el trabajo bien hecho que no es otro que la trazabilidad desde la finca y los cultivos, pasando por la recolección y la selección, hasta que llega al obrador y se empaqueta. “Con el Global Gap el consumidor tiene la garantía de nuestras buenas prácticas agrícolas”. 

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