Heraldo-Diario de Soria

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LA EDUCACIÓN mueve el mundo. No pueden existir muchos trabajos más reconfortantes que contribuir al proceso de crecimiento y formación de un niño hasta que deja la adolescencia. No faltan sinsabores en ese camino, obviamente, pero son muchas más las alegrías. Ayudar a crecer a esos jóvenes es nuestra particular manera de mejorar el entorno, tan caótico a veces.

Tengo la suerte de estar inmerso en un programa internacional que me permite estar en contacto con los sistemas educativos de numerosos países y, sobre todo, hablar con jóvenes de muchos lugares. Hago mío aquello que oí alguna vez, y es que me encanta conocer gente nueva para darme cuenta de que todos somos iguales. No importa la parte del mundo en la que uno viva, la realidad es que nos mueven las mismas cosas y los mismos intereses. Estos días estoy trabajando en un proyecto que va a permitir que jóvenes judíos israelíes se sienten a hablar con adolescentes árabes israelíes entorno a una mesa, virtual, pues todo forma parte de un programa educativo de los Estados Unidos que se realiza en su mayor parte utilizando las nuevas tecnologías, y teniendo como anfitriones a jóvenes norteamericanos.

Este programa va a hacer posible que chavales a quienes separan profundas barreras ideológicas, heredadas, y que crecen a menudo en entornos familiares que alimentan esas diferencias, sean capaces de colaborar en un espacio en el que puedan hablar de temas que les unen, como la música y el deporte, pero también de aquellos que les separan, como la religión. Con un poco de suerte se darán cuenta de que comparten mucho más de lo que les diferencia. Todo ello lo harán en un idioma, el inglés, que será su punto de encuentro. El ámbito de la educación ofrece magníficas oportunidades de contribuir, siquiera un poquito, a construir un mundo mejor. Cada día, y en cada escuela de cualquier rincón del mundo, los educadores, los maestros, con sus imperfecciones, se afanan para modelar las nuevas generaciones de ciudadanos. El programa intercultural el que les hablo va a permitir que sensibilidades con diferencias muy marcadas se acerquen. Quizá, por qué no, consigamos romper barreras: la educación es pura utopía. Lo que va a ser una auténtica realidad son las fotos de Soria que vamos a utilizar en algunas actividades.

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