Heraldo-Diario de Soria

J. Antonio Martín de Marco

Soy español, ¿y qué?

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LA CULTURA y la educación cuando no van unidas, chirrían y más a la hora de criticar; se convierten en un aspaviento, en un exabrupto. Por eso, la cultura es la buena educación del entendimiento y, la educación viene a ser a las personas lo que el molde al barro, les da forma. Así, cuando hay carencia de ambas llega el insulto y, en algunos que se creen personajes sociales, la diarrea mental, caso de quienes, con motivo del día de la Fiesta Nacional – mañana, una semana ha – nos insultaron a todos los que nos sentimos españoles y que demostramos, como cualquier bien nacido, orgullo de nuestros símbolos. España, se empeñen como se empeñen, no es una idea confusa, es la nación más vieja de Europa, y precisamente en nuestra tierra, en San Esteban de Gormaz, 1.187, Alfonso VIII celebró las que serían primeras Cortes de Occidente – más antiguas que las inglesas -, en la bellísima iglesia románica de ábside cuadrado.

Ya entonces, los pobladores de Soria eran hombres libres por derechos forales mientras que en Cataluña, pongamos por caso, se arrodillaban ante sus condes para besarles la mano. Esto es así y punto. ¿Acaso no es motivo de orgullo?

Somos el único terruño del mundo donde algunos cuestionan la patria y el hecho de ser español. Y esto no es un bucle melancólico o sentimental, no, es la esencia de la identidad que quieren poner en duda con el razonamiento de los insultos y falsedades históricas que solo pretenden darles su minuto de gloria mediática con su chalaneo pleno de injurias, grosero, insolente, vejatorio para la inmensa mayoría de los ciudadanos.

Son ejemplos de un izquierdismo radical con su mantra burlesco y faltón, chulesco, que solo buscan el morbo de ser titulares de la ofensa. ¡Qué barato resulta en este país insultarlo!, y pregonan su miopía histórica diciendo sandeces o primando lo cubano, lo venezolano o cualquier dictadura como antítesis de lo nuestro. Un ejemplo es el tal Willy Toledo, alérgico a la democracia, que dicen es actor aunque no recuerdo ningún papel cinematográfico suyo y menos su último premio si es que alguna vez ha recibido alguno a nivel profesional.

No solo no siento vergüenza de ser español sino que defiendo mi patria como defiendo mi pequeña mátria, que es Soria, ante los pesimistas, agoreros e ignorantes de nuestra general historia en el contexto mundial cuya segunda lengua es el castellano, esa que nació por estos lares.

Y no confundan patria con Gobierno, ni dictaduras comunistas con la democracia que hoy disfrutamos, avanzada y garantista, que permite esas bravatas escatológicas que me niego a reproducir. ‘ Miré los muros de la patria mía…’ decía Quevedo, feroz crítico que jamás la insultó. Pobres estos que odian a su nación en enfermizo rencor instigado por fantasmas de la incultura y la mala educación.

Cero nivel intelectual el suyo, fracasados y amargados que hasta cargan contra la religión, solo la católica, claro. Pero ahí tienen su negocio, el denigrar mientras rellenan instancias para pedir subvenciones y realizar luego bodrios de películas que se hunden el día de su presentación. Estos manipuladores de sentimientos ajenos, xenófobos, no podrán, jamás, en sus delirios arrogantes de desvergonzada exhibición contra este País que pretenden deshacer porque, a la postre, son cobardes en su apología del odio.

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