Heraldo-Diario de Soria

J. Antonio Martín de Marco

El diputado Lucky Luke

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ADIÓS al espíritu dialogante de la Transición. Hoy la política se trastoca más en injurias e insultos que en aportaciones de consenso por el bien de todos. He vuelto a releer a F. Nietzsche, «el injuriar es un placer para todo pobre diablo; es una pequeña embriaguez de poderío» y, al alimón, a F. de Quevedo, «el insulto es la razón del que razón no tiene». El resultado de estos sabios axiomas se ve en el fracaso del enroque, empecinamiento, de algunos de los líderes que nos representan de forma que lo primero es el interés personal, luego el de mi partido y, por último – y no en todos casos -, el de España. Luego llegarán los lamentos que, a la postre, son el lenguaje de la derrota. Siempre, no obstante, he creído que más vale fracasar honradamente que triunfar debido a un fraude, el fraude de conseguir la poltrona con pactos anti natura. Ya lo avisó el filósofo que, de humanos es el errar pero que solo los estúpidos perseveran en el error o, más fácil, en nuestro habla, unos por otros la casa sin barrer.

O sea, seguimos sin gobierno.Este ‘impasse’ endiablado de la aritmética parlamentaria – si hubiera una segunda vuelta electoral, adiós al problema -, me recuerda a las obras de Chejov en las que los actores expresan sus sentimientos pero son incapaces de comunicarse entre sí, y, ¡ojo!, con los amigos por interés que, ejemplos cainitas abundan en la historia de España, recordando, por ejemplo, al ‘deseado’ Fernando VII, el rey felón que mandó fusilar a quienes le ayudaron a recuperar el trono. Todos, pues, tienen afiladas sus navajas en este juego de envite, sabiendo que Rajoy es un jugador de mus; Sánchez de la brisca; Rivera de damas e, Iglesias del comunismo, matizando que si en los primeros soviets eran los obreros quienes los componían, en los Círculos de Podemos, leo que no abundan.

Sinceramente, creo que Sánchez va camino del foso de los leones por las exigencias de Iglesias, tan vanidosas como complejas, que parecen sacadas del esquema de los 7 Círculos y Pecados del Purgatorio de la Divina Comedia de Dante Alighieri, que en vez de llevar a este candidato al Paraíso Terrenal de la Moncloa, que con desmesura ansía, le lleva directamente a las calderas de Pedro Botero en las que, me temo, volveremos a arder los ciudadanos porque, ir de la mano de quienes no creen en la economía de mercado, de los que no defienden la unidad de España…, son cortoplacistas que se emboban con el Poder. Así, ¿quién se va a aventurar a crear riqueza?, ¿quién va a convencer a los mercados para que inviertan en este País?..., hay más que miedo, pavor.

Esto empieza a parecerse a un western de los buenos contra los malos cuando sabemos el final que es deseado por el espectador, pero no, en este caso, en este film puede ser que quien, tras ardua y avisada agonía, los hermanos Dalton fagociten no solo a Luchy Luke sino también a su caballo Jolly Jumper. En esta lidia no hay largas cambiadas ni faenas de aliño, todos echan su órdago en plena ensoñación de conseguir Poder. Las cartas están echadas pero recuerden, ¿ quien mató a Cayo Julio César el 15, día de los Idus de marzo del año 44?, pues su primo Bruto junto a Casio, a los 56 años cuando subía las escaleras del Senado esperando la coronación con la diadema de los reyes helenísticos. Se rueda el western del ‘Duelo de la Carrera de San Jerónimo’, pero Rayoy no es John Wayne, ni siquiera es Custer. Quentin Tarantino debería venir a rodar, el guión está hecho. Su ultima obra maestra, ‘los odiosos ocho’ marca el camino…! que no quede ninguno vivo!, políticamente, claro.

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