Heraldo-Diario de Soria

José María Martínez Laseca

Mirarnos en el espejo

CON eso de los teléfonos móviles –que ya posee todo quisqui–, resulta de uso corriente su cámara fotográfica para hacerse un autorretrato o selfie. Acaso, más de un modo narcisista, que para analizar en detalle sus rasgos personales. Para este otro cometido aplicamos lo de mirarnos en el espejo.

Y en tal sentido de ver reflejado nuestro auténtico rostro y nuestra peculiar manera de ser, cabe remitirse al meritorio trabajo, realizado por la Fundación BBVA, titulado: Estudio Europeo de Valores 2019. Se ha elaborado en estos cinco países: Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y España. Y su objetivo consistió en evaluar las actitudes de su población adulta para identificar –dado que los europeos no somos todos iguales– lo que tenemos en común y aquello que nos diferencia.

Así, en lo concerniente a la ideología: los españoles somos más de izquierdas, en general, que los otros cuatro países y nos interesan mucho más las cuestiones internacionales, económicas, la ciencia, la medicina y la salud que la política, por la que se da una fuerte desafección social. Aquí, políticos, banqueros, curas y empresarios son, por este orden, los que menos confianza nos inspiran. De los políticos se dice que ‘van a lo suyo’. Tampoco los periodistas salen bien parados, ya que figuran a continuación de los subgrupos profesionales citados. Empero, preferimos los medios de comunicación convencionales (radio, prensa y televisión) frente a las redes sociales, a la hora de informarnos de forma veraz y objetiva. Máxime, en estos tiempos que corren de bulos y mentiras.

Respecto a la situación económica, nosotros somos más pesimistas (y se anuncian nubarrones). Únicamente el 20 % la ve bien, frente al 38 % de la media. Somos poco dados al asociacionismo y a la implicación en la esfera pública. No confiamos especialmente en los otros y participamos mucho más en huelgas y manifestaciones. Pensamos que aún hay tiempo para revertir el desafío del cambio climático y somos el país más solidario a la hora de acoger a emigrantes y refugiados si hay trabajo.

Y creemos que es el Estado quien debe garantizar el bienestar de los ciudadanos, sobre todo en lo concerniente a la salud y las pensiones, aunque mostramos nuestras dudas de que controle los precios, los salarios y los beneficios de las empresas.

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