Un futuro poco halagüeño

En 1972 un pequeño grupo de personalidades agrupadas en torno al "Club de Roma”, publicó un informe (“Los límites del Crecimiento”), cuya conclusión era contundente: “si el actual incremento de la población mundial, la industrialización, la contaminación, la producción de alimentos y la explotación de los recursos naturales se mantiene sin variación, alcanzará los límites absolutos de crecimiento en la Tierra durante los próximos cien años”.

Y efectivamente, nuestra experiencia reciente nos está mostrando que ese grupo no andaba errado. Esto ya lo estamos experimentando en la forma de cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación del agua.

Particularmente ésta última tiene mucho que ver con la contaminación por nitrógeno. Todos nos hemos quedado impactados por la visión, a lo largo de los tres últimos años, de miles de peces muertos flotando en las turbias aguas del Mar Menor, en Murcia. La mayor abundancia de nitrógeno no asimilado por la producción agrícola ha ido alterando poco a poco sus equilibrios biológicos, con crecimientos exponenciales de algunas poblaciones de algas, provocando carencias de oxígeno, muertes masivas de poblaciones de peces y mermas importantes de calidad de las aguas potables.

Estas amenazas nos llevan a retomar el tema de las macrogranjas en lugares como Monteagudo de las Vicarias, donde existían condiciones para crear un mercado turístico nacional de excepción a partir de la puesta en valor del patrimonio histórico con el arte contemporáneo, pero donde se ha elegido aumentar a cuatro el número de macrogranjas en un pueblo de 186 habitantes.

Si observamos el área de 80 kilómetros en torno a Monteagudo, nos daremos cuenta de que se encuentra virtualmente rodeado de zonas declaradas como Vulnerables a la Contaminación por Nitratos (Directiva 91/676/CEE): tenemos así, por ejemplo, y dentro de la provincia de Soria y a 11 Km de nuestro casco urbano, el límite oriental de la ZCN de Almazán, o, un poco más lejos, a 45 Km, la ZVCN de Agreda-Ólvega. En la provincia de Zaragoza, a 42 Km, la ZVCN de Páramos del Alto Jalón, a 64 Km, la ZVCN de Huerva-Perejiles, y la ZCN de Gallocanta. En fin, en Guadalajara la ZVCN de Molina de Aragón, (70 Km) y la ZVCN de Alcarria-Guadalajara (60 Km). Esta circunstancia ya de por sí debiera ponernos en alerta: la Directiva va en parte encaminada a actuar preventivamente frente a nuevos focos de contaminación que puedan generarse en el futuro.

Viendo esta circunstancia, la de estar “sitiados” por zonas que son ya vulnerables a la contaminación por nitratos, hemos realizado un estudio de la posible contaminación que se esté produciendo en el municipio.

La metodología que hemos seguido discurre muy en paralelo a la establecida por el Grupo de Expertos del Ministerio de Agricultura que elabora anualmente el “Balance de nitrógeno en la Agricultura Española”. La explicamos en detalle en el estudio que hemos realizado para las 19 comarcas y 445 municipios que se encuentran en ese radio de 80 kms en torno a Monteagudo, de próxima publicación en una revista científica especializada en temas agrarios, y que estaremos encantados de poner a disposición de quien se interese por el tema.

En pocas palabras, la metodología seguida captura un dato esencial: ¿se está acumulando nitrato en los suelos y en los acuíferos de Monteagudo debido al exceso de purines y estiércoles generados en el municipio por la actividad de las macrogranjas?

Sabido es que la actividad agrícola, el crecimiento de los cultivos en Monteagudo, consume una cantidad determinada de nitrógeno; sabido es también que, en el ciclo de producción agrícola es imprescindible el abonado con nitrógeno mineral en los períodos críticos del crecimiento vegetativo de los cultivos; y a ello hay que añadir además los purines que generan las explotaciones de ganadería industrial instaladas en el municipio, una de ellas incluso prácticamente al lado del casco urbano y que viene funcionando desde hace muchos años. No es necesario enfatizar los riesgos medioambientales que ello necesariamente acarrea: depósitos en grandes balsas que emiten a la atmósfera gases contaminantes y malolientes, posibles vertidos accidentales o incontrolados, transporte o manipulación que atraen insectos y moscas y generan molestias y malos olores, o filtraciones contaminantes a suelos y acuíferos, ciertamente no deseadas, pero, a la postre, inevitables. No olvidemos que, por lo general, la aplicación de residuos como abono a la agricultura es harto problemática: los abonados se deben hacer en épocas precisas, y la aplicación de purines a los campos de cultivo es excesivamente costosa a distancias superiores a los 5 Km.

Estos son los datos que obtenemos de dicho estudio para Monteagudo:

- En base a las estadísticas aportadas por el Censo Agrario de 2020 a escala municipal, a cifra de extracción de nitrógeno por cosechas (cultivos herbáceos, principalmente cebada) asciende a 266 Toneladas al año.

- A partir de las estadísticas de consumo de fertilizantes que publica el Anuario de Estadística Agraria, se cifra la aportación de nitrógeno mineral en 290 Tm/año.

- Basados en los datos de cabaña industrial porcina establecida en Monteagudo (capacidad instalada para 7.870 cerdos de cebo), la aportación de nitrógeno vía purines asciende a 98 Tm al año, a los que habría que añadir 24 Tm estimados del censo de la cabaña ovina y caprina y 16 de la ganadería avícola y cunícola.

- En consecuencia, estimamos para el municipio un balance de nitrógeno excedentario, cifrado en un aporte neto de 162 Tm. Esta es la realidad, y de poco nos va a servir mirar para otro lado: todo el purín que se genera en Monteagudo es excedentario, e inexorablemente va acumulándose año tras año en suelos y acuíferos.

Evidentemente, la situación se tornará más problemática cuando entren en operación las dos nuevas instalaciones (una con licencia, la otra en tramitación): entonces la aportación neta anual de nitrógeno se situará en 279 Tm anuales, y, en términos absolutos, en el puesto 38 de los 445 municipios de las 19 comarcas estudiadas. Dentro de su comarca, la de Campos de Gómara y sus 56 municipios, Monteagudo tiene el dudoso honor de ocupar el sexto puesto por excedente de purines.

Veamos las consecuencias de todo esto: en Monteagudo de las Vicarías la cantidad de nitratos en el agua subterránea, por las mediciones que hemos hecho, se sitúa ya en los 37,5 mgs/L, exactamente en el umbral (Real Decreto de enero 2022) para declarar la masa de agua subterránea de la que se nutren las fuentes públicas de Monteagudo como afectada por la contaminación por nitratos. Pero si a esto se suman las dos nuevas macrogranjas que se pretende poner en funcionamiento, el futuro que le espera a Monteagudo, sus acuíferos y toda la zona que se nutre de los mismos, será la de una zona vulnerable contaminada, una situación imposible de revertir.

Lo hemos dicho en ocasiones anteriores: el sector de producción de carne de porcino es un sector exportador potente en España y merece respeto y desde luego tiene el nuestro. Pero el crecimiento desordenado de este tipo de instalaciones, los daños que infringen a las poblaciones rurales que las albergan, pueden ser elevados e irreversibles, haciendo de ellas lugares inhóspitos primero, quizás inhabitables más tarde. Por eso creemos que el futuro de la España rural no pasa por ofrecer soluciones universales que benefician a pocos durante unos pocos años, sino enfoques sostenibles para construir un futuro equilibrado, en el que cada pieza encaje ordenadamente en su lugar. Más allá de intereses particulares y visiones de corto alcance, lo primero que hay que enfrentar es la sostenibilidad de ese modelo industrial en cada lugar en el que se implanta, y que en el caso de Monteagudo merece, categóricamente, un contundente rechazo.