Heraldo-Diario de Soria

Goyo Sanz

31 de marzo, un día señalado en el calendario

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Todos tenemos una serie de fechas marcadas en el calendario personal que son especiales e inolvidables. Un nacimiento, el primer beso, el gol de Barbarin en el Camp Nou, tantos momentos especiales, ... Para muchos sorianos hay una fecha marcada en ese calendario de instantes imborrables: el 31 de marzo de 2019. Aquel día marcó un antes y un después en la historia de la provincia de Soria y de España, forjó un término que ya forma parte de nuestro vocabulario habitual e inició una revuelta que sigue siendo imparable.

En realidad, el 31M comenzó el 26 de enero de ese año en un local de cuadrilla. Miembros de Teruel Existe y Soria ¡YA! nos reunimos allí para poner las bases de algo que, en aquel momento, no pensábamos que iba a ser tan grande, la Revuelta de la España Vaciada. Los dos colectivos más veteranos en la lucha contra el olvido institucional, de las dos provincias españolas más castigadas por la despoblación, volvíamos a unir fuerzas para dejar patente que ser pocos no resta derechos.

Antes, en el año 2003, las calles de Madrid fueron el punto de encuentro de sorianos y turolenses hartos del olvido de administraciones y políticos. En esos dieciséis años previos a la Revuelta poco había cambiado. Seguían los incumplimientos, los desequilibrios, la discriminación por ser pocos, el abandono y el olvido que llevaron a crear ambas plataformas ciudadanas recién iniciado el nuevo siglo. Así, aquel sábado de enero de 2019 se decidió que el 31 de marzo era la fecha para volver a llenar Madrid, pero esta vez queríamos que la manifestación fuera aún más grande e implicara a más territorios con problemas comunes y un hastío compartido ante la pasividad de instituciones y políticos.

Fueron días de mucho esfuerzo, pero de una inmensa ilusión que, como hoy, es nuestro motor y el de mucha otra gente que no quiere rendirse. Semanas de arduo trabajo contactando con colectivos de Cuenca, Zamora, Jaén, Guadalajara,... de tantas provincias que estaban empezando a conocer, a sufrir en primera persona un problema que Soria y Teruel llevábamos décadas soportando. Un puñado de ciudadanos anónimos dedicamos nuestro tiempo a organizar y diseñar la manifestación, a buscar autobuses por toda la provincia y limítrofes, a recabar mensajes de apoyo de caras conocidas en redes sociales, a preparar vídeos, camisetas y banderas; a vender billetes que se agotaban de inmediato, por lo que había que buscar más autocares,... Un trabajo voluntarioso que tenía un único objetivo: abarrotar Madrid de gente de Soria y de otros territorios despoblados.

Pero en aquel 31 de marzo, la manifestación comenzó horas antes en los autobuses que partieron desde el epicentro de la despoblación, desde el parking de Los Pajaritos y desde decenas de pueblos, llenos de personas que formamos una marea imparable que rompió en Madrid. Con las pieles erizadas y las gargantas con una sola voz. Ciudadanos unidos de esa España que no importa, que no interesa porque somos pocos.

Conseguimos llenar Madrid y que el centro de la capital de España palpitara con un latido común, al unísono con gentes llegadas de rincones diversos. Un palpitar que no apagó la lluvia, sino que consiguió que retumbara aún más fuerte en nuestros pechos, pies y manos, desde la plaza de Colón hasta Neptuno, a las puertas del Congreso. Una revuelta pacífica, ejemplar, pero ruidosa, que se mojó para gritar en el centro del país “Soria quiere futuro”, “Ser pocos no resta derechos”, “Aquí quiero vivir”.

Ese día miles de sorianos y sorianas, de personas de la España vaciada, exigimos a instituciones y partidos políticos que comenzaran a trabajar para llegar a un acuerdo que tuviese como fin un gran Pacto de Estado contra la despoblación y el reequilibrio territorial. Una demanda que, cínicamente, muchos líderes políticos que se arrimaron a esta revuelta hicieron suya ese mismo día, pero de cara a la galería y ante una maraña de micrófonos. Palabras que no se han visto sustanciadas en hechos más allá de gestos que no solucionan nada. Como siempre, nos mintieron, nos utilizaron, nos dieron la espalda y hoy nos tildan de victimistas. Y ahí siguen, tratándonos como a españoles de segunda.

Cinco años después, el espíritu de la Revuelta de la España Vaciada está más vivo que nunca. Nuestro corazón sigue latiendo con fuerza, nada lo detiene a pesar de los intentos de pararlo. Seguimos reivindicando lo que creemos justo: futuro para las gentes y territorios que sufren el olvido y ninguneo político e institucional. Y este futuro sólo lo pueden asegurar los que toman las decisiones en el Gobierno de España y en cada uno de los gobiernos autonómicos; los políticos que dicen que representan y trabajan por los ciudadanos de Soria, Teruel, Cuenca, Zamora,... Por eso, Soria ¡YA! y todos los colectivos que seguimos luchando por el futuro de nuestros pueblos y ciudades hemos pasado del clamor a la acción a través de la movilización social en las calles y de la política como herramienta reivindicativa en las instituciones. Un paso forzado para intentar llegar donde los partidos tradicionales no quieren porque son incapaces de poner soluciones y alcanzar acuerdos.

Nosotros seguimos creyendo en nuestra tierra y en sus gentes, y por eso vamos adelante, sin parar, aunque no nos lo pongan fácil.

Goyo Sanz y todas las personas de Soria ¡YA! que lucharon y siguen luchando por esta provincia

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