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Marichalar escoge Soria para dar el sí

Publicado por
IÑIGO SALINAS
Soria

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Ya se sabe el lugar, el templo, el sacerdote que atestiguará el enlace, el destino de la luna de miel y los contrayentes. Y aunque falta el día, se sabe la quincena del mes. Él es Álvaro de Marichalar; navarro de 47 años. Empresario, aventurero y por sus venas la sangre azul corre al galope a los mandos de una moto de agua. Ella se llama Ekhateryna Anikieva; ucraniana de 22. Es modelo y desde hace unos meses va del brazo del ex cuñado de la Familia Real. Y, sin embargo, Soria ha sido el lugar elegido para dar el sí, quiero. Lo harán en la ermita de San Antonio de Padua sita en Garrejo, la finca familiar que el descendiente del Conde de Eza tiene en Garray, lindando con el yacimiento de Numancia. Aunque Marichalar insiste en que «todavía no sabemos el día exacto» de la ceremonia, adelanta que «será a finales de septiembre, a mediodía». Al enlace no acudirán muchos invitados, «será algo muy íntimo», tan íntimo que no descarta presentarse ante el altar de su prometida y la sola presencia «del cura como testigo, representando a Dios». Y la responsabilidad de ese sacerdote que no será más que un testigo cualificado del sacramento corresponderá a «un amigo de Madrid».

Con el mes, el lugar, la ermita, los invitados y el sacerdote sobre la mesa, ya faltan menos cosas para tener el menú completo de una ceremonia que muchos pensaban que no llegaría nunca. ¿Comida o cena? «La boda será a mediodía y supongo que después haremos una cena para celebrarlo». Y supone porque esta boda es la historia de un quizás que se está prolongando en el tiempo desde que se les vio por primera vez de la mano. Primero dijo que «a lo mejor en unos meses», pasadas las semanas aseguró que contraería matrimonio «quizás en unos días». Pero las cuentas del rosario llegarán definitivamente a su fin la última quincena de este mes. Porque en los temas de cupido tampoco es cuestión de deshojar la margarita demasiado pronto, aunque sólo sea por aquello de no confundir amor con calendario.

Pero el paso de los días no entiende de deseos, por lo que Marichalar deberá darse prisa en prometer amor eterno e irse de luna de miel al «Pacífico ruso, por la zona de Kamchatka» allá por el mes de octubre. Entre otras cosas porque el anillo no le va a impedir «seguir con los planes» que ya tenía programados antes de que una flamante modelo rusa se cruzase «por casualidad» en su camino en una barra de «una discoteca». Desde entonces comenzó «una continua luna de miel» que se oficializará en octubre, un mes después de la boda.

De los invitados poco se sabe, más bien nada. Al menos Marichalar prefiere guardar para sí y sus más allegados una ceremonia que le pilla por sorpresa a los 47 con una joven a la que dobla la edad y aún le sobran tres. Aunque muchos no serán vista la capacidad de la ermita de San Antonio de Padua, que en palabras del párroco de Garray, Carmelo Enciso, «tiene una capacidad de unas 50 personas». Pues eso, que entre progenitores, sacerdote, hermanos, amigos de primera fila, testigos y alguno que se cuele; codo con codo y los niños fuera.

Contrayentes, lugar, ermita, mes, quincena e invitados. Rito: católico, sí, pero no sólo. Y es que Ekhateryna, porque nació en Ucrania y se crió en Rusia, es ortodoxa. Así que después, «más adelante», se repetirá la historia, pero entonces será en el país de la modelo. Pero para eso todavía quedan muchas días, muchos viajes, muchos hojas que arrancar de un calendario que, al menos en el caso del futuro marido, parece que pasan al ritmo de una por semana; sin prisa. Al fin y al cabo, ¿para qué cuadrar una pasión que nació sin querer en un bar de Rusia?

De momento, en la próxima esquina lo único que se ve es una ceremonia íntima y familiar en septiembre en la ermita de San Antonio de Padua, en la finca familiar de Garrejo, que linda con el yacimiento de Numancia. Lo que venga después será más o menos lo de siempre aunque, eso sí, con un anillo al dedo y una novia por mujer.

 

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