Heraldo-Diario de Soria

LA CAPITAL

Los usuarios acatan la ley antitabaco y los hosteleros no aprecian pérdidas

Fernando apura un cigarro en la puerta del Rosel, junto a una seta calefactora y un cenicero. / VALENTÍN GUISANDE-

Fernando apura un cigarro en la puerta del Rosel, junto a una seta calefactora y un cenicero. / VALENTÍN GUISANDE-

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Íñigo Salinas / Eva Sánchez
Soria

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«Ningún problema», asegura un camarero del Capote, en la Plaza de Herradores. «La gente sigue viniendo igual. De momento no se aprecian pérdidas», afirma otro, esta vez del Rosel, en la plaza homónima. Ya llevamos ocho días desde que entrara en vigor la ley de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco, o lo que es lo mismo: la ley antitabaco. Desde entonces, el comportamiento de los usuarios de Soria se puede calificar como inmejorable, entre otras cosas porque, de momento, no ha habido ni una sola denuncia por encender un cigarro en un establecimiento público cerrado. «Me parece estupendo», dice Silvia, que además de fumadora «esporádica» admite que «ahora, con la nueva ley, estamos todos mejor» que antes. «Estaba esperando la norma desesperadamente; me pasaba el día en la calle». Y es que Raquel, que no fuma, tiene un niño de dos años al que hasta el segundo día del año «prefería no meter en los bares llenos de humo», sostiene. Sin embargo, aunque la tónica general sea que los hosteleros no sufren, «de momento», pérdidas; que los problemas y los conflictos brillan por su ausencia; y que los clientes acatan la nueva normativa, todavía hay quien no comprende las normas prohibitivas imperativas. O al menos se opone a ellas.

 

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