Abel Hernández revisa tradiciones y supersticiones de Tierras Altas

Las historias y leyendas sorianas que el periodista y escritor de la provincia Abel Hernández escuchaba durante su infancia junto a la lumbre en las noches de invierno cobran forma en su último trabajo literario ‘Leyendas de la Alcarama’, que ayer presentó en el Casino Amistad Numancia. Estuvo acompañado del periodista Manuel Rico, de la escritora Isabel Goig y del crítico literario César Millán.

 

Este constituye su tercer libro  sobre las Tierras Altas. Después de ‘Historias de la Alcarama’ y ‘El caballo de cartón’, «que como relato largo probablemente será el último sobre esa zona, pero quedan otras posibilidades y yo sigo muy enganchado con las Tierras Altas, es mi tierra. Este libro constituye la parte más íntima y más profunda, y la de más valor cultural, ya que recoge leyendas, mitos y supersticiones que conforman el alma del pueblo».

  «Se trata de historias que yo oía de pequeño, en las que hay mucha influencia medieval, ya que en los años 40 la Edad Media estaba muy presente con los templarios, el tributo de las cien doncellas, Clavijo y los siete infantes de Lara. Todo eso conformaba la vida espiritual de la gente, más las apariciones de las vírgenes. Son asuntos que a mí de niño me conmovían, ya que es algo tan íntimo del pueblo como la historia real de la gente». A esto sumó un relato largo «que es una novela con un deseo de amor en la que se van engarzando todas las historias y leyendas, y se refleja la vida de las gentes de esos pueblos».

Todo ello con una intención de rescate de la vida de una zona prácticamente abandonada «pero tratando de hacer una obra literaria. No intento hacer moral ni sociología. Me gustaría que dentro de 100 años cuando alguien se encuentre en una biblioteca este libro, si es que existen los libros, sienta emoción y se represente como era la vida en esa tierra, que es una parte de la cultura de nuestro tiempo».

El escritor declaró que sus viajes a Sarnago le siguen produciendo «emoción y tristeza. Prefiero ir solo. A pesar de que está dando muestras por sobrevivir, a mí me choca el alma infantil y yo me voy a la infancia en que aquello estaba lleno de vida. Lo tengo idealizado y me vienen todos los recuerdos de alegría y libertad, a pesar de la pobreza y miseria en al que si vivía. Chocan con la soledad y el silencio sepulcral de los pueblos abandonados. Ese choque es muy serio y salta una chispa literaria».

En el libro, que se está empezando a distribuir en toda España por la editorial Gadir, «he intentado salvar el lenguaje y recuperar la palabra para defender el relato»

Abel Hernández ha sido un destacado cronista de la Transición. Cursó estudios de Filosofía y Letras (Filosofía Pura y Filología Inglesa) y es licenciado en Ciencias de la Información y en Teología. Durante su carrera profesional ha dado clase en la universidad y ha ocupado puestos relevantes en numerosos medios de comunicación: jefe de Información Nacional de Informaciones o editorialista de Diario 16.