Una Disneylandia para los estudiantes

Cuando David Tutor se trasladó con una beca de Erasmus a estudiar tercer curso de Ingeniería Forestal a la Universidad de Coimbra no se podía imaginar que quizá quisiera extender su estancia en la localidad portuguesa más allá de lo que establece el periodo de formación. Y es que solo le salen halagos hacia las gentes y hábitos de vida de la ciudad que le ha acogido desde octubre, «La adaptación ha sido muy buena para mí, y todo gracias a que los portugueses me lo han puesto muy fácil. No conocía la ciudad, y de Portugal la localidad de Oporto, cuando hace un año y medio viajé allí en uno de esos encuentros de hermanamiento que nos unen por ser el nacimiento y desembocadura del Duero, pero nada más».

Actualmente compagina sus estudios de Ingeniería Forestal con el proyecto de fin de carrera, que está desarrollando en el en el jardín botánico de la ciudad «y el idioma no ha supuesto ningún problema para el desarrollo de mi vida allí. El único problema que puede haber son algunas palabras que en español significan una cosa y en Portugués significan otra, como por ejemplo la Q de la reina en la baraja francesa, en portugués Q significa culo».

Actualmente disfruta de las comodidades de esta ciudad universitaria, de unos 150.000 habitantes, 40.000 de ellos universitarios, con unos hábitos muy similares a los que puede tener Salamanca, donde comparte piso con su novia, también de origen soriano, que estudió en la Facultad de Traducción e Interpretación y ahora da clases allí en la facultad de letras.

En cualquier caso, pese a las comodidades y la buena integración que allí ha tenido no duda en aseverar que echa de menos a su familia, padres y abuelo. «En cuanto a los hábitos en Coimbra quizá se come un poco antes, pero la comida en muchos casos es mejor que en España y no la echo de menos, por ejemplo el bacalao, que es mejor y se hace de 1.000 maneras», sentenció.

En cuanto a la universidad también le encontró ciertas ventajas con respecto al campus soriano, ya que aquí está en medio del campo, por lo que resulta más fácil para realizar las prácticas» de sus estudios de ingeniería industrial, «y quizá no están tan centrados en la formación en las aulas, como en Soria».

Declara que si bien su beca de Erasmus concluirá en julio «quizá prolongue mi estancia y me quede más tiempo para buscar trabajo. En Portugal en lo que se refiere a lo laboral las cosas no están tan mal como nos pintan», pese a ser uno de los países rescatados como consecuencia de la actual crisis económica que se está viviendo a nivel global.

Esta es la primera vez que sale a vivir fuera de España y no duda en declarar que «si es fiesta auténtica lo que he vivido hasta ahora me han engañado», y no duda en explicar el espíritu universitario que allí se vive: «la ciudad está entregada a las fiestas de los estudiantes, y uno de los actos más representativos es el bautismo que se les hace a los nuevos coincidiendo con el comienzo del curso».

Entre los espacios que recomienda no dejar de ver a los visitantes a la ciudad, a siete horas en coche desde Soria, destacó «el casco histórico y el jardín botánico. En general toda la ciudad, aunque es antigua, se encuentra impregnada de un importante encanto».

En cuanto a los precios «también es muy asequible. Yo por ejemplo como p

or 2,40 euros al día, si bien el menú en un restaurante para un turista puede salir por unos seis euros. Es una ciudad muy turística».