Heraldo-Diario de Soria

SORIANOS POR EL MUNDO

Una experiencia cargada de futuro

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PILAR PÉREZ SOLER / Soria PILAR PÉREZ SOLER / Soria
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Su primer trabajo fue en la construcción de chalés de lujo en Zaragoza. Después formó parte del equipo director de obra del nuevo Ayuntamiento de esta ciudad... Hoy este soriano de apenas 27 años dirige la construcción de un parque eólico en Brasil, a cargo de la española Idom y otra firma local: 20 aerogeneradores en diez kilómetros de caminos en un terreno de complicada orografía, que convierten la bajada a las peñas de Atauta en un camino de rosas. Natural de esta localidad, Rubén Pérez de Marcos es arquitecto técnico, amante de las obras, de la ingeniería y también de las oportunidades y los retos.  «Surgió la oportunidad y me fui. Brasil tiene un gran futuro en temas de infraestructuras», apunta el joven, para quien «los seis primeros meses fueron apasionantes» y que todavía estará en Brasil algunos más.

 

Lejos queda el Bachillerato en el Virgen del Espino; los años de Arquitectura técnica en La Almunia y Obras Públicas en Zaragoza, y más lejos todavía las bodegas de Atauta o el frontón de la plaza. De hecho, ahora, y mediando 26 horas de vuelo, Rubén Pérez está más cerca del Amazonas y del Brasil profundo. 

«Aquí nadie pondría un pie para hacer turismo», comenta en referencia  a la población junto a la que se está construyendo el parque eólico, Sobradinho, a 500 kilómetros de la costa de Salvador, capital de Bahía:  «Una zona rural, pobre, en la que se vive del campo», explica. Ello no es óbice para su herramienta de trabajo diaria sea el Skipe y los mails y, por supuesto, el casco.  También los conocimientos técnicos que ha de aplicar a pie de obra. «Son más profesionales de lo que en un principio se espera. Trabajan muy bien el temas de seguridad y saben las condiciones de las empresas europeas, que cumplen muy bien», explica sobre los trabajadores que están levantando el parque.

El Brasil que pisa Rubén no tiene que ver mucho con el de la samba, aunque la ciudad en la que reside es muy grande. Al principio estuvo un tiempo residiendo en un hotel, pero después se cambió a un apartamento, en el que un pañuelo sanjuanero y un cartel de las fiestas de su pueblo recuerdan su procedencia soriana.  El acento castellano lo deja en el aeropuerto y tardó muy poco en hacerse con el idioma, un «mixturado», mezcla del español brasileño y el portugués. «Puse pie aquí sin saber ni una palabra, pero he ido aprendiendo y ahora hablo y hasta leo», comenta este soriano ausente.

De Brasil, Rubén se queda con lo gente, «es lo mejor -dice-. Lo peor son los políticos, todo el mundo coincide en que lo peor es la corrupción política». En el día a día, se adapta a todo, el modo de vida, la comida y, por supuesto, al clima, mucho más agradable que el frío soriano. De vez en cuando se pierde por el campo de fútbol a ver algún partido del Brasilerao y también ha pisado el único restaurante español que hay en Petrolina.

La mayoría de los bares son chiringuitos con mesas al aire libre. «Todos tienen terrazas y actuaciones en vivo» con música brasileña. Al margen de los afectos, de España echa de menos la comida, algunas comodidades y las mayores posibilidades que existen de ocupar el tiempo libre. Sobre el tópico de Brasil como país peligroso, Rubén comenta que «hace que se vaya con miedo, pero no resulta tal si te mueves con inteligencia». Acerca de la comida sostiene que «es muy monótona» porque todo lo acompañan con feijons, similares a las judías. 

El primer viaje que hizo a aquellas tierras fue limpio de equipaje en cuestión culinaria; el siguiente, de regreso tras unas pequeñas vacaciones, metió en la maleta queso, pan y vino. Rubén Pérez de Marcos sabe que no tardando mucho viajará de nuevo a España, lugar en que le gustaría seguir desarrollando su carrera.  Mientras, seguirá acumulando experiencias, la mejor inversión de futuro. 

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