Heraldo-Diario de Soria

ACCIDENTE DEL NIETO MAYOR DEL REY

En Urgencias con Jaime y los niños

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CARLOS C. UNGRÍA / Soria
Soria

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La localidad soriana de Garray, ubicada a tan solo ocho kilómetros de la capital, amaneció ayer con la noticia del accidente del nieto mayor del Rey Juan Carlos I. En el municipio no se hablaba de otro tema que no fuera el suceso que protagonizó Felipe Juan Froilán el lunes por la tarde. Y es que la casualidad quiso que una vecina del pueblo se cruzara con Jaime de Marichalar y sus hijos en el Hospital, cuando llegaban a Urgencias, y conociera de primera mano algunos detalles. 


La mañana de ayer, fría y nublada, dejó vacías las calles de este municipio soriano de apenas 600 habitantes. En el Ayuntamiento de la localidad, la alcaldesa del municipio, María José Jiménez, explicó que conoció la noticia tras hablar con el periodista de este periódico José Sosa. «Me enteré a las 17.30 horas cuando me llamasteis», confesó. «En el pueblo hubo gente que se enteró de que estaba pasando algo porque vieron pasar una ambulancia y varios coches oficiales. Yo nos lo vi pero varios vecinos sí».

Jiménez apuntó que estos días habían visto a los Marichalar por Garray, porque el Domingo de Resurrección acudieron a la celebración eucarística que se celebró a las 12.00 horas en la Iglesia de San JuanBautista. Un templo que ese día estuvo lleno, por la singularidad de la fecha. «Nunca han tenido mucha relación con el pueblo. Ni ahora ni antes del enlace matrimonial», aseveró. 

De hecho el domingo, cuando acudieron a misa, lo hicieron en coche. Se desplazaron con el vehículo desde la finca familiar ‘Garrejo’, recorriendo una distancia de apenas un kilómetro. «Cuando vienen a misa vienen en coche. Lo dejan en la puerta y cuando termina se vuelven a montar y se van. No entran al bar ni se toman nada».

La primera edil de este municipio soriano reconoció que si no fuera porque acuden a la Iglesia con frecuencia cuando están en el pueblo no se les vería, ya que la mayor parte del tiempo «hacen su vida en la finca» que tienen. 

Aunque destacó que no tienen un trato cercano con esta familia, si explicó que, desde la distancia, se ve que «son personas normales». «Los reconoces porque sabes que son ellos, pero si no lo supiéramos diríamos que son gente normal». 

Al margen de lo que se vivió ayer en la casa consistorial, donde tanto la alcaldesa como dos compañeras suyas trabajaban como si fuera un día normal, donde más tertulia y debate hubo fue en uno de los bares de la localidad. Allí se concentraron a las 12.00 horas de la mañana un grupo de vecinas de Garray que, mientras tomaban un café, comentaban los entresijos del suceso más importante de la semana en Soria.

Por cercanía y respeto a la familia Marichalar, ninguna de ellas quiso identificarse con nombre y apellidos. Pero, al menos, sí relataron cómo vivieron estos hechos. Y es que la casualidad quiso que una vecina del pueblo coincidiera en la zona de Urgencias del Hospital de Santa Bárbara  con Jaime Marichalar, sus dos hijos y los cuatro guardaespaldas. «Sobre las 17,00 horas tuve que ir al Hospital y aparcamos a la par», explicó. «Como es lógico», Jaime tenía el rostro de preocupación de un padre que ve como su hijo ha tenido un aparatoso accidente. 

Ni en la finca familiar de Garray ni en el Hospital pudo estar, según el mismo testimonio, su madre, la condesa viuda de Ripalda María de la Concepción Sáenz de Tejada. Y es que, al parecer, se encontraba en Sevilla. Tampoco estuvo su hermano Álvaro, quien confesó el lunes por la tarde, en declaraciones para este periódico, que se encontraba en una reunión enRusia. Amalio, el mayor de los seis hermanos, tampoco fue visto en el hospital. En conversación con este medio de comunicación explicó que esa tarde se encontraba de viaje. 

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