Heraldo-Diario de Soria

BANCO DE TIEMPO

‘Enséñame a programar y yo te digo cómo se trabaja la forja»

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Publicado por
P. PÉREZ SOLER/ Soria
Soria

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Los dos se conocían y en más de una ocasión habían hablando de intercambiarse saberes. «Enséñame a programar, o cómo se trabaja con ordenador, y yo te digo cómo se trabaja con el hierro y lo que se hace en una fragua», vinieron a decir. Lo fueron dejando hasta que decidieron fijar fecha y no hace mucho intercambiaron su tiempo. Raúl Maján Navalón e Isidoro Sáenz Sáenz son dos usuarios del Banco de Tiempo que funciona en Soria y su experiencia es vivo ejemplo de este sistema de intercambio de servicios y saberes en que «la moneda de cambio es el tiempo».  El primero impartió a Isidoro unas clases de informática de las que tomó buena nota; y éste mostró a Raúl el arte de la plasticidad del hierro y el forjado. A ambos les separan casi cuatro décadas, pero desde el intercambio son bastantes cosas las que les unen.

Para Raúl Maján Navalón, estudiante de tercero de Magisterio, de 23 años,  ésta no era su primera experiencia en el banco de tiempo que estrenó arreglando el ordenador de una amiga, a la que obligó a apuntarse al banco. «Yo gané una hora y ella, traductora, fue deudora de otra. Estoy inscrito con las ofertas de clases de informática, clases a niños pequeños, de inglés, matemáticas..., pero por el momento sólo han solicitado de informática». Su intercambio con Isidoro no obedece tanto a su interés por la forja como a la propia experiencia que entiende como «una forma de compartir el valor y lo que sabe una persona. De este modo estás dando el valor que tiene, y no entendiendo el servicio a partir del dinero», cuenta. El banco de tiempo le aporta conocer a gente «muy diferente e interesante».

«No es algo que me interesara sobremanera (por la forja), pero estuvo interesante», apunta el joven que se identifica al banco de tiempo con «una red social». Su primer acercamiento a una fragua de la mano de Isidoro tuvo lugar en Oteruelos y le hizo saber que era «un trabajo más duro e intenso de lo que parecía en un principio». Otro intercambio mutuo en el que ha participado el joven le enseñó a «cortar, podar y arreglar árboles», un servicio que le resultó «muy interesante» y a cambio del cual él formateó un ordenador.

Raúl Maján anima a quien desconozca el banco a acercarse a esta iniciativa que supone, dijo, «una forma diferente de interactuar con la gente. Yo con Isidoro no hubiera coincidido nunca y de este modo nos conocemos».

Cuando alguien se inscribe en el Banco de Tiempo, las ofertas que haga se añadirán a la lista de la página web. «Si se tiene interés en algún servicio que ofrezca otra persona, sólo hay que enviar un correo a la dirección del banco de tiempo comunicando el servicio que se demanda y la organización le pone en contacto con la persona ofertante», explican los promotores.

Isidoro Sáenz Sáenz oyó hablar por primera vez de un banco de tiempo poco después de que surgiera el 15M y el movimiento social Democracia real. Allí conoció a algunas personas con las que compartió inquietudes que con el tiempo han fructificado en intercambios como este último en que participó. «Es algo muy interesante buscar espacios de tiempo y hacer estos intercambios. Lo bueno es la proximidad con la gente», comenta este vecino de Soria, de 60 años. 

Empleado público de profesión, Isidoro es un artista con la forja, un oficio para el que reivindica «que se preserve y mantenga» en lo que él lleva tiempo poniendo su granito de arena: además de los intercambios, ha hecho más de una exposición con esculturas que hace en su fragua.

Con Raúl consiguió su objetivo, que le despertara interés: «Le he explicado cosas del hierro como material creativo y la plasticidad que tiene la forja», explicó Isidoro sobre su encuentro con su joven ‘profesor’ de informática.

Gracias al intercambio, Isidoro ha aprendido a hacer un book con  las obras que tiene para poder enviarlo a galerías. «Sé preparar un book, poner texto a las obras, el precio... Pero lo mejor de todo es la proximidad de la gente, que ves que hay personas con ganas de hacer cosas, que buscan alternativas.  El nexo con las nuevas generaciones es importante también», añade. Isidoro Sáenz se muestra consciente de que su vena creativa le facilita el contacto con los jóvenes, a la vez que anima a los sorianos a acercarse a la iniciativa del banco de tiempo.

Basta una mínima curiosidad para echar un vistazo a la página del banco de tiempo y sorprenderse. Junto a servicios sui generis donde los haya, por lo poco comunes, hay otros habituales por los que el ciudadano paga diariamente. Así, en las ofertas, y dentro del apartado de ocio y tiempo libre, aparecen clases para aprender a cortar jamón y su conservación, punto de cruz o lectura para invidentes y mayores, que se suman a clases de ajedrez, tenis, pintura, baile y fotografía, y a otros servicios como camarero, guía para la naturaleza, manualidades para niños, organización de ifestas o acompañamientos a exposiciones y paseos.

Ofertas de servicios

En el área de educación, hay ofertas para impartir clases en todas las etapas educativas y, de forma concreta, de filosofía, química, francés, inglés e italiano, catalán, para hacer traducciones o enseñar dibujo. El usuario que esté interesado en el deporte puede aprender golf, artes marciales, taychi, yoga, tenis, defensa personal, gimnasia y pilates, entre otros.

 El hogar asimismo un buen número de ofertas, que van desde las típicas de hacer recados, clases de cocina (de diversos tipos), planchar y cuidar ancianos, niños y dependientes a sacar pasear a perros, cuidar plantas, hacer recados o mudanzas. 

También hay reparaciones en el hogar, donde artes como la fontanería, la pintura y la albañilería, comparten tablón con el cambio de frenos o de aceite de un coche. También hay una amplia gama de ofertas de servicios relacionados con la informática y la oficina, la música así como los cuidados personales. 

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