Heraldo-Diario de Soria

SORIANOS POR EL MUNDO

Misión en el pueblo que ‘lo tiene todo’

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Publicado por
J. RAMÓN RODRÍGUEZ / Soria
Soria

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Pese a la sugerente traducción de la palabra quechua que da nombre a la localidad de los valles calchaquíes y a la prelatura donde este agustino lleva cuatro décadas desarrollando una misión que se apoya en instituciones como la iglesia y el gobierno local, la realidad es bien diferente. Pablo Hernando, formado en la orden de San Agustín, llegó a Cafayate en 1969. 

Este agustino, que puede alardear de haber tenido contacto en Buenos Aires con el hoy pontífice Jorge Mario Bergoglio, explica que la traducción de la palabra quechua Cafayate, ‘pueblo que lo tiene todo’ (agua, sol y buen aire), no se ajusta a la realidad de la localidad. Cafayate, con unos 48.000 kilómetros y en torno a unos 50.000 habitantes, siempre fue pobre y al estar alejada de la ciudad, ya que se encuentra a unos 1.200 kilómetros de Buenos Aires, ha requerido una atención especial que, al menos, la familia agustina intenta atender en un departamento extenso y situado a una altura de unos 1.400 metros.

A través de su doble rama de sacerdotes y de religiosas esta orden ha desarrollado una amplia obra en los campos educativo, pastoral y social en esta zona al norte de Argentina. «Promover el culto católico, la promoción humana intentando mejorar la calidad de vida y aumentar la evangelización», son los ejes fundamentales de la acción agustina en esta diócesis de Cafayate que aglutina a siete parroquias y que «llevan la fe a muchos lugares».

Este agustino soriano, formado en el monasterio burgalés de La Vid, señala que en esas acciones para trasladar la fe figuran las visitas a las minas, al menos una vez al año, si bien todas las actividades se engloban en lo que denominan la Obra Social Agustiniana ‘Calchaquí’ que pretende dar una respuesta integral a los múltiples problemas de una zona marginada en el norte argentino.

Una obra generosa en el esfuerzo personal y que exige dedicación y trabajo para evitar la pobreza, «promocionar la alimentación, la vivienda y el estudio». «Se atiende la iglesia, se visitan a enfermos, se promociona los comedores comunitarios para pobres, niños y ancianos y se trabaja con jóvenes en las escuelas», relata este soriano de 66 años que lleva 42 en una orden que trabaja sin descanso por mejorar carreteras, capillas y como apunta «creando una red social y ayudando a toda la población». 

Para lograr estos objetivos la organización agustina tiene en funcionamiento diferentes centros sociales como una guardería infantil con un comedor para desnutridos; un centro para la promoción de la mujer, adolescentes, jóvenes y mujeres casadas; un internado para adolescentes que deseen estudiar el nivel secundario; centros de animación rural y social; una escuela técnica para jóvenes; una red de animadores de Comunidad para ayuda de los puestos misionales; y un hogar de ancianos y casa de acogida para personas abandonadas.

Este es el contexto en el que trabaja y vive Pablo Hernando, quien inició su formación en el seminario menor de Palencia para continuar en el monasterio de Nuestra Señora de la Vid, donde además del noviciado cursó estudios de Filosofía y Teología, y concluir en El Escorial antes de volar hacia este departamento que es conocido en Argentina por la calidad de los vinos que allí se producen. La vitivinícola es una de las dos grandes industrias junto con el turismo, si bien como se apresura a matizar este agustino que cada año regresa a su Soria natal, Argentina es el Tercer Mundo. 

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