Convivencia y ligue en el Camino

El empresario del sector de la hostelería y del comercio Xavi Robert aprovecha sus vacaciones para recorrer el Camino de Santiago desde Burgos a Finisterre, un trayecto al que dedicará 13 días recorriendo una media de 30 kilómetros por jornada. Señaló que «todo fue totalmente improvisado en el último momento». Fue el miércoles de la semana pasada cuando se lo planteó y el viernes ya estaba viajando a Burgos para comenzar la ruta, «y si en un primer momento me dije ‘¿Qué estoy haciendo aquí?’ creo que es una gran experiencia para reflexionar», en un recorrido que está haciendo en solitario pero que en ningún momento se siente solo, «ya que estás conociendo gente constantemente en el recorrido y en los albergues, y además se liga y mucho. Hay que tener en cuenta que son muchos días y en el albergue se pasan muchas horas. Sales a las cinco de la mañana, caminas cinco horas y hasta el día siguiente no partes. Además hay muchas chicas que hacen solas el recorrido». 

Explicó que «todo surgió sin pensarlo. Yo tenía ganas de hacerlo porque había leído algún libro sobre el camino y había visto algún reportaje. Fue el miércoles cuando me dije ‘ahora es el momento’, fui a comprar lo que me faltaba y en dos días me planté en Burgos». Bromea recordando «que la gente comentaba ‘este está pirado, no vas a durar ni un día’». Entonces decidió cambiar la playa por el camino. Estuvo dudando si hacerlo desde Logroño o Burgos, «pero al final me decidí por esta, dormí allí y a las cinco de la mañana salí. Hice 30 kilómetros y el primer día me parecía raro estar aquí».

Declaró que está haciendo una media de 30 kilómetros al día «para mí esto es un reto personal para probar a ver hasta donde puede llegar mi cuerpo y hasta donde puedo llegar yo. Aquí estás solo y tienes muchas horas para pensar en uno mismo, lo que has hecho y lo que quieres hacer. Da tiempo para todo» y teniendo en cuenta su ritmo en Soria con todos los negocios que tiene montados «apetece desconectar. En la ciudad estás todo el día colgado del teléfono resolviendo problemas y fue cuando pensé que yo también quiero un poco de tiempo para mí solo, para hacer cosas que me apetezcan y estar conmigo. Es lo que dice mucha de la gente con la que me he encontrado, y hay algunos que le cogen gusto a estar solos». 

Destacó el ambiente de fraternidad que se vive en los albergues, «si bien hay pocos españoles, y quizá eso sea lo mejor. Lo que más me encuentro son italianos, coreanos y estadounidenses. Se conoce mucha gente, cada uno va a su ritmo pero en el albergue es fácil que nos volvamos a encontrar en algún momento».  En cuanto a las motivaciones religiosas que llevan implícitas el Camino declaró que «en los albergues hay misas y yo voy a misa. Aunque también es verdad que me he encontrado a gente muy perdida. Hombres de 50 años que lo han dejado todo y están aquí para ver si algo les llama otra vez, algunos raritos hay. También hay mucha gente joven que ha terminado la selectividad». 

No obstante en la fiesta nocturna tampoco se prodiga mucho, «ya que los albergues a las diez de la noche se cierran». Durante el día están en el pueblo, «comemos y cenamos todos juntos y compartimos el día». Concluyó que «no es caro hacer el camino. Los albergues están entre cinco y diez euros y la comida durante el día está el menú del peregrino que está entre siete y 10 euros».  «Yo casi todos los que he conocido empezaron el trayecto en Francia, para lo que dedican una media de un mes».