Ingeniería soriana a su servicio

El soriano Antonio de Blas acaba de recibir en Madrid el premio nacional ‘Ingeniería Solidaria’ que reconoce los mejores proyectos de fin de carrera y tesis de Máster sobre Ingeniería, Cooperación al Desarrollo y Derechos Humanos. Estos premios están coordinados por la Federación Española de Ingeniería Sin Fronteras. A grandes rasgos el proyecto consiste en «un sistema de abastecimiento de agua potable para comunidades que no tienen acceso a la misma», según explicó el ingeniero soriano. El proyecto galardonado se desarrolló en colaboración con una ONG de Perú y benefició a una comunidad de unos 500 habitantes situada en el altiplano peruano que se llama Chichucancha.

Además de el abastecimiento a la citada población «se realizó un sistema ecológico de gestión de residuos, y se continuó implantando en otras comunidades peruanas». «Con esta mejora, se consigue abastecer de agua potable a los habitantes de áreas deprimidas sin acceso a ella, consiguiendo disminuir en gran medida enfermedades dermatológicas y gastrointestinales derivadas del consumo de agua sin tratar y reducir drásticamente la mortalidad infantil, además de las evidentes mejoras en las condiciones de vida de los habitantes», subrayó el soriano.

De Blas ganó el premio después de que su proyecto fuera evaluado por un jurado de técnicos que analizó la solución técnica y el impacto social del proyecto. «En mi caso el galardón que me han otorgado es el de Proyecto Fin de Carrera, que desarrollé en la Universidad de Burgos, dónde cursé Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos», comentó De Blas.

El ingeniero soriano señaló que «cuando tomé la decisión de desarrollar un proyecto de cooperación, se trataba aún de algo poco formalizado, y en donde cada uno tenía que buscarse la vida desde el primer momento. Esto, afortunadamente, ha mejorado algo, pero en mi caso, contacté con una ONG peruana a través de amistades en diversas ONGs españolas». De Blas recordó que «el presidente de esta ONG, llamada Servicios Educativos Rurales del Perú, me llamó por teléfono de improvisto en plenas fiestas de San Juan en Soria, le conté mi idea y le convenció, por lo que puse rumbo a Perú».

«Así fue cómo comenzó una de las experiencias más gratificantes que he vivido, tanto a nivel personal», recalcó De Blas que añadió «nunca olvidaré la cantidad de cosas que pude aprender durante la convivencia en comunidades que a pesar de que no disponían siquiera de agua potable ni de las cosas que nos parecen más elementales, compartían y se desvivían por que un desconocido extranjero se sintiera como en casa».

Aunque le gustaría continuar con este tipo de proyectos, Antonio reconoce que «hacer de esto un medio de vida es complicado». «Ahora trabajo en una ingenería, aunque por supuesto continúo en contacto con la gente de Perú, y realizo actividades para poner en valor el trabajo desinteresado que allí continúan realizando», indicó. Esta actividad la combina con su participación en jornadas sobre cooperación al desarrollo y la divulgación de proyectos de esta ámbito.

Aunque considera que España es uno de los países que tradicionalmente más colaboran con la cooperación internacional «actualmente y siendo realistas, uno puede entender que hayan surgido nuevas necesidades sin cubrir dentro del propio Estado, y que ésta haya caído». De Blas espera que este descenso «sea algo circunstancial, y que en el futuro el presupuesto asignado a este tipo de proyectos se incremente». El ingeniero soriano considera que «es digno de resaltar» el esfuerzo de toda la gente, cooperantes, voluntarios y ciudadanos anónimos, que «dedican su esfuerzo y tiempo libre a construir una mejor sociedad». «Pienso que este sentimiento de solidaridad está muy presente en la sociedad española y que es gracias a ello, que España es uno de los países más activos en este tipo de proyectos», concluyó.