Heraldo-Diario de Soria

INVESTIGACIÓN

Carlos Colomo: talento en bolsas de plástico

Un joven de Berlanga de Duero estudiante de Diseño crea unas palas de ping pong a partir de bolsas de plástico y se alza con el primer premio de un certamen nacional

Carlos Colomo-

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Soria exporta talentos. Primero fue un embalaje para una conocida marca infantil; después unas paletas de ping pong a partir de un material que el común de los mortales deposita en el contenedor. Ahora... «busca problemas». Eso dice (en su página web) el joven soriano Carlos Colomo Hergueta (Soria, 1987), alumno de último año de Estudios Superiores de Diseño de Producto en Segovia, que ha diseñado unas palas de ping pong con excedentes de empresas, iniciativa que le ha supuesto un premio en un concurso de proyectos elegido entre más de un centenar de participantes de todo el país. El concurso está promovido por la Plataforma Excedentes, que trata de promover el acercamiento entre empresas y escuelas de diseño a través de iniciativas que giran en torno a excedentes de la actividad empresarial.

La idea, tal y como él mismo cuenta, nació «a raíz de la experimentación con bolsas de plástico. Antes de pensar en una posible aplicación, opté por investigar sobre las oportunidades que ofrecían las propias bolsas: cosidas, pegadas, termoselladas...». Cuestión de intentos y pruebas. Hasta que al final «un compañero probó a trocearlas y posteriormente calentarlas, resultando un material nuevo, que permitía infinidad de aplicaciones».

En septiembre, el jurado calificador seleccionó 13 proyectos finalistas entre los 104 que se presentaron al certamen. Los concursantes procedían de nueve escuelas de diseño de todo el país, pero es el soriano Colomo quien se llevó el gato al agua y el primer premio del concurso 160.000 bolsas y un destino, que planteaba encontrar el mejor producto viable que se pueda diseñar y fabricar a partir de un número máximo de este material excedente: unas palas de ping pong con las que relajarse en los tiempos de descanso.

Nacido en Berlanga de Duero, donde regresa la mayoría de los fines de semana, Carlos Colomo tiene en Segovia su base de operaciones, al menos de lunes a viernes. Cursa Diseño de Producto en la escuela de Arte y de Diseño Casa de los Picos.

El proyecto lleva por título Diez punto uno. La «parte bonita» del proyecto es ver el trabajo conseguido, pero la iniciativa desarrollada por Carlos también tiene un lado más duro: «La verdad es que hice muchas, muchas, muchas pruebas de temperatura, presión y algún que otro quebradero de cabeza. Pero lo cierto es que con tan sólo dos meses para desarrollar el proyecto, Además de las clases de la Universidad, quede muy contento con el resultado obtenido», cuenta el joven.

Así, las palas se fabrican a partir de bolsas de polietileno obsoletas de una empresa de transporte urgente y están diseñadas «para disfrutar de los breves descansos en el trabajo. El polietileno se modea por compresión y madera lacada con pintura ecológica, tras lo cual se une a la pala una superficie microperforada con presión y calor, tal y como explica en su página web, donde aparecen todos los pasos de la producción.

Los estudios que sigue son, a su juicio, los más completos dentro de lo que abarca el diseño. «Es una vertiente en la que hoy te pueden encargar el diseño de una tostadora de pan, y mañana tendrás que realizar un sistema expositivo para un museo», cuenta y añade: «Ambos casos llevarán una parte gráfica y estarán en relación a un espacio, por lo que son todas las ramas del diseño las que se aplican, en mayor o menor medida, en un proyecto de diseño de producto», agrega. Porque es a ello a lo que quiere dedicarse y sobre lo que no ha tenido nunca dudas: el diseño de producto.

Una vez que ganó el concurso, idea y palas dejaron de ser suyas. Los proyectos finalistas dejan de pertenecer al concursante (primero, segundo y menciones especiales) y podrán ser producidos y comercializados a través de una plataforma. «Dependiendo de la tipología del proyecto, podrán ser comercializados a través de diferentes canales». Si un día llegan a comercializarse, «los alumnos finalistas accederían a un contrato de royalties con la empresa impulsora, Halcourier, recibiendo un porcentaje de los beneficios del 3% sobre el precio de venta. Mientras, la escuela de los proyectos ganadores recibirá otro 2% en especies para mejorar sus instalaciones. Y el pago se ejecutará en los 30 días naturales tras el cierre del ejercicio anual de la empresa», tal y como recogían las bases. Por el momento, Carlos no ha recibido ninguna comunicación al respecto. Aunque sí el premio, una selección de libros, una suscripción anual a una revista de diseño y mil euros, además de la posibilidad de ver su proyecto hecho realidad.

No es el primer premio de ámbito nacional que consigue este joven talento con diversas menciones y reconocimientos. El anterior fue también en 2015, con el Premio a la innovación en Diseño y Sostenibilidad otorgado por el Cluster de Envase y Embalaje de la Comunidad Valenciana, para la empresa Miniland Baby.

Refugio

Carlos lleva tres años en Segovia y con antelación hizo un Grado Superior de Modelismo Industrial en Madrid, adonde regresa cada vez que puede para acudir a conferencias, exposiciones o cualquier actividad relacionada con el mundo del diseño. Su refugio está en Berlanga, donde reside su familia y amigos y donde posee un estudio donde desarrolla y materializa sus ideas.

De momento, dispone de una web (colomohergueta.com) con la que quiere mostrar su trabajo a empresas. Material ya tiene e ideas, por lo que se ven, no le faltan.

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