Pobreza energética invisible

Soria es atípica. Ninguna de las dos grandes empresas en materia eléctrica, ni Endesa ni Iberdrola, han tenido necesidad de destinar esfuerzo económico alguno con el que tener que frenar casos de pobreza energética con cargo a los convenios destinados a tal fin y que en otros puntos geográficos son de uso más que regular.

Ni siquiera durante los periodos de crisis más virulentos. Este dato, sin parangón en otros territorios, ha sido confirmada DIARIO DE SORIA EL MUNDO por la Consejería de familia de la Junta de Castilla y León, desde donde se certificó que no consta «ningún usuario en la provincia de Soria que haya tenido necesidad de recurrir a los convenios para la paralización temporal del corte de suministros energéticos con Iberdrola».

Tampoco con Endesa, compañía que informó a este periódico que tampoco han tenido que atender caso alguno de vulnerabilidad energética «porque no hemos recibido por parte ni de instituciones (supramunicipales) ni de Ayuntamientos peticiones para suscribir acuerdos específicos en esta materia». Algo que llama la atención. Mucho más si se tiene en cuenta que Endesa dice haber estado y estar «lógicamente abiertos» a enfrentar esta realidad. Como ya sucede en la zona limítrofe de Aragón, donde están en vigor 7 acuerdos rubricados con el Gobierno de Aragón, las tres capitales de provincia y los municipios más destacados».

Esta radiografía no supone, sin embargo, que no haya otras formas de colaboración en curso y que, incluso, desde distintos Consistorios provinciales o desde la propia Diputación, se sigan habilitando partidas con fondos económicos variables para contrarrestar los casos de pobreza energética, una  realidad creciente, que ha venido para quedarse y que en ocasiones se presenta, maquillada, bajo otros parámetros sociales. Es por ello que el hecho de que no haya peticiones a las grandes eléctricas sea todavía más llamativo y que la ‘ayuda cero’ sea más difícil de entender, de ser finalmente por inacción.

Eso sí, aunque claramente sea otro concepto y otra realidad, distinta a la idea de pobreza energética, ambas firmas tienen sus respectivas líneas, abiertas y comercializadas, que ofrecen el llamado ‘bono social’, que requiere de una serie de condiciones, relacionadas generalmente con las rentas bajas, los rangos menores en kilovatios y las familias numerosas. 

En cuanto al vidrioso asunto del número de impagos de la factura eléctrica en la provincia, Endesa sí facilitó cifras porcentuales concretas «que están seguro por debajo del 0’5% del total de los clientes que tenemos». Este dato arroja un resultado claramente residual, que cimenta la idea de buenos pagadores en el ámbito rural, aunque, por contra, se sabe que la cifra de negocio ni sube ni va a subir por el perfil demográfico existente. En el caso de Iberdrola la compañía asegura no tener datos. Ni provincializados ni siquiera regionalizados. Es un hecho que no se niega que el número de impagos es notablemente mayor en la capital.  Como es conocido, Endesa triunfa en el ámbito más rural. En especial en la parte oriental de la provincia, reservándose una cuota de mercado entre el 30 y el 35% del total de los clientes del territorio. «aunque en la capital no distribuyamos». El feudo está en Tierras Altas, Ágreda o Almazán por poner solo tres ejemplos relevantes.

Iberdrola, que lidera en la capital, explica que  el número de clientes acogidos a Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC), con bono social y sin bono social en Soria, es de  63.419. De ellos «41.888, son los clientes que están en mercado libre». En concreto, según los datos aportados por la empresa, de los 21.531 clientes acogidos al PVPC 4.382 tienen bono social. Asimismo,  864 disfrutan en la provincia «de nuestros Planes a tu medida».

Por otra parte, Megara Energía, la comercializadora de energía soriana, apenas cuenta a día de hoy con 1 de cada 1.000 contratos de los que hay rubricados en Soria. Esta realidad, que se justifica en la optimización de procesos y en el serio sistema de gestión que observa la compañía, tiene los días contados, toda vez que la aspiración que se ha fijado Megara está en poder llegar a ‘quedarse’ con una cuota de mercado  -a finales de este año 2016- que en el peor de los escenarios será del 2% y en el mejor del 10%, en lo que sería una dentellada formidable a las grandes que, en la actualidad, se reparten el 99% de los clientes de la provincia.

La meta a alcanzar, situada entre los 700 y 1.000 socios, se quiere lograr en concurrencia no solo con Iberdrola y Endesa, «también en disputa con otras comercializadoras que en este momento están en torno a las 30 en Soria de las 180 que puede haber en España». Megara, con sólidas raíces en Soria, espera también para su cartera a medio centenar de empresas, a las que en breve prestará servicios energéticos, y con la colaboración de Caja Rural en la explicación, difusión y comercialización de sus servicios, de cara a multiplicar su cuota de mercado.      

La captación de clientes cuenta con una estrategia que combina el sentido de pertenencia, la vinculación a la tierra y la cercanía, con la buena gestión que busca recoger, casi a modo de escoba, el flujo de descontentos con las compañías más al uso. «Ahora ya no hace falta ser un adelantado o un pionero, como los primeros que usaron comparadores y dieron el paso de cambiar de compañía comercializadora. Ahora es algo mucho más normal. Se sabe que no pasa nada raro. Por poner un ejemplo es como hace 15 años, cuando se empezaba a dejar Telefónica y no se acababa el mundo y se siguió hablando por teléfono», explican desde Megara a modo de ejemplo.

Todavía más, se suma una razón, a la hora de manejar previsiones esperanzadoras. «Cualquier familia mira mucho más la factura, porque en estos tiempos preocupa. Del año 84 a ahora el salto es brutal y se ha multiplicado por más de diez el pago. Lo importante es que hay margen de mejora y ahí tenemos también una oportunidad».

Por el momento las grandes ni se han inmutado con la ‘liberalización’ del mercado. Eso sí, por primera vez parece haber partida.