Noemí Sarriá Molina: Vinuesa se hace presente en la lejana Irlanda

Cuenta los días porque en agosto regresa... con billete de vuelta. Se llama Noemí Sarriá Molina, es de Vinuesa ‘y algo también de El Royo’ pero lleva casi ocho meses en la lejana Irlanda aprovechando cada minuto del día. Trabaja, estudia y se empapa de una tierra que, en parte, le recuerda a su vida en Vinuesa. Eso dice esta joven soriana de 25 años sobre su lugar de residencia, Kildare, «un pueblo tranquilo y muy bonito», en el que recaló el seis de enero para trabajar como aupair, mejorar su inglés y, de paso, ir ‘ejerciendo’ su profesión. Noemí es profesora «por vocación» y técnico de Educación Infantil y desde que concluyó su formación tuvo claro que se marcharía al extranjero, decisión que resume en esta frase: «Aprendes un idioma, conoces otra cultura, viajas y conoces a mucha gente, te ayuda a ser autónomo y a ser más empático».

Su día a día consiste en cuidar a tres niños unas 30 horas a la semana, a la vez que estudia inglés e intenta aprovechar su tiempo al máximo, con la idea de hacer todo lo que esté en su mano por conseguir ejercer de profesora.

Sobre su experiencia en Irlanda, sostiene que hay diferencias en el área educativa con respecto a su país. Tanto en el hogar, donde «los padres consienten demasiado a sus hijos, mientras que en España son más autoritarios»; como en la educación formal, ya que la mayor parte de los niños y adolescentes asisten a escuelas privadas, ya que estos colegios «tienen más importancia y prestigio que los públicos». Las diferencias se extienden al plano laboral en un país en el que, asegura, «es fácil encontrar trabajo, lo contrario que en España».

Paisaje, cultura y amabilidad de sus gentes figuran en el apartado de ‘favoritos’ de esta soriana por el mundo, que contacta con el suyo diariamente y a través de las redes sociales. «Son una necesidad, y la forma más sencilla de estar cerca a pesar de la distancia», comenta al respecto. En caso de que ‘fallen’ sólo tiene que mirarse la muñeca o tocarse el cuello, donde lucen una pulsera y un colgante que le regalaron su madre y su hermana antes de partir. En casa, un póster con fotografías de Vinuesa, regalo de sus amigas, le hacen regresar de vez en cuando por unos segundos. La lluvia irlandesa es lo que menos le gusta porque le limita unas de sus aficiones favoritas, que es viajar. Su trabajo le marca a la hora de relacionarse ya que normalmente lo haces «con otros aupairs porque los conoces por las redes sociales, en la academia, en los parques cuando estás trabajando...y en Irlanda procedemos de muchos países, tanto europeos como de los otros continentes», explica Noemí, que tiene conocidos de numerosos países. No obstante en el grupo de amigos «somos todos españoles. Siempre necesitas a alguien para desconectar del inglés y con las mismas costumbres», cuenta. Su futuro es la incógnita de una mente inquieta y amueblada, que hasta final de año seguirá en Irlanda y puede que más tiempo si no encuentra nada en Soria, pero que tampoco descarta moverse de país («conocer mundo para mí es algo imprescindible») o ser voluntaria en un país subdesarrollado.