Susana Alcalde: entusiasmo y apetencia vital en la fría Suecia

Su cuarto siglo de vida está cargado de entusiasmo y apetencia vital: por la formación, por la cotidianidad, por el ‘nuevo mundo’ en el que aterrizó en «una bonita fecha para enamorarse de la ciudad» en la que ahora reside, Estocolmo, en las frías tierras de Suecia. Porque si algo llevaba consigo esta bióloga eran ganas. Hablamos de Susana Alcalde Martínez, de Almazán. Por su cabeza, confiesa, «siempre había rondado irse de Erasmus» aunque nunca veía la ocasión de marcharse, hasta que en su trayectoria se cruzó la oportunidad que le brindó una beca de la Asociación de Alzheimer de Soria. Colectivo que tiene un acuerdo con el Instituto Karolinska, a través del cual financian un proyecto de investigación sobre la enfermedad para acelerar su detección y encontrar nuevas dianas terapéuticas, explica.

A punto de tomarse unos días de descanso («las fiestas de Almazán siempre son un buen momento para el reencuentro»), esta soriana por el mundo tiene claro que la experiencia le «ha ayudado a madurar y a valorar ciertas cosas a las que hasta ahora no les había dado tanta importancia».

La joven trabaja todos los días hasta la tarde y después intenta visitar algún lugar nuevo o quedar con la gente del trabajo fuera del entorno laboral. Destaca como curiosidad que «todos los miércoles en el trabajo tenemos ‘fika’, a las tres de la tarde, que es como la hora del té, por hacer una comparación. Es sagrado y es el momento para lo suecos de socializar y comer kanelbullar, que son unos dulces». Una cuña que rompe la frialdad sueca, aunque Susana destaca lo bien que se ha sentido acogida desde el principio.

Aún así reconoce que echa de menos la calidez de la gente que hay enEspaña, ya que «aquí la idea de espacio personal es mucho más amplio que al que estamos acostumbrados, y a veces te lleva a tener algunas relaciones un poco frías», apunta la joven reconoce que echa en falta a los suyos.

Nada que objetar tampoco al paisaje de Suecia; al contrario: «Me encanta toda la parte de la biología de bota, así que disfruto un montón yendo a hacer excursiones al bosque. De hecho, cuando busqué casa para asentarme fue casi imperativo que estuviera rodeada de algún bosque o zona natural, y lo conseguí: ¡¡vivo cerca de mi lugar de trabajo y del centro y aún así, detrás de mi casa se extiende un bosque hasta una reserve natural con un lago, donde me encanta pasar parte de mis horas libres!!», cuenta Susana. También queda tiempo, los fines de semana, para hacer algo diferente cada vez, viajes, barbacoas, kayaking, juegos.

La joven recomienda a quien quiera escucharlo «tener la experiencia de vivir en el extranjero durante una temporada, «pues a parte de la experiencia adquirida, es una buena medicina para la tolerancia. Parece increíble que en algunas zonas primen todavía los valores xenófobos»

Decidimos dejarle línea y media para un mensaje al cosmos y no lo duda: «Sean valientes, salgan de su zona de confort y experimenten en sus propias carnes en lo que consiste ser inmigrante». No se puede ser más claro.