Heraldo-Diario de Soria

SUCESOS

Muere en Canredondo una de las últimas águilas perdiceras

El Centro de Recuperación de Burgos realizará la necropsia para hallar la causa

D.S.-

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Publicado por
Antonio Carrillo Marín
Soria

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Malas noticias para una de las especies más escasas de la península Ibérica y por ende de Soria. Los agentes medioambientales de la Junta de Castilla y León recogieron el domingo el cadáver de un águila perdicera, especie de la cual quedan a lo sumo una veintena de parejas en toda Castilla y León y se cree que en torno a 1.000 en toda Europa, lo que idea de su valor.  

Según confirmaron fuentes de la Delegación Territorial de la Junta, el hallazgo se produjo en Canredondo de la Sierra. Por el momento se desconoce la causa de su muerte y no se descarta ninguna hipótesis. No obstante los restos del animal fueron trasladados al Centro de Recuperación de Animales Salvajes (CRAS) Los Guindales, de Burgos, para realizarle una necropsia y averiguar que ocurrió.

El ejemplar fallecido era un ‘viejo conocido’ del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. De hecho fue anillada por esta institución en 2011 y se le colocó un radiotransmisor para poder seguir sus evoluciones, por lo que era un ejemplar monitorizado de forma oficial. Se trataba de una hembra adulta.

Su origen estaba en la zona de Calatayud (Zaragoza) aunque apareció cerca de la sierra de la Carcaña. En el último censo oficial de esta especie en Soria no se detectó ningún ejemplar, si bien han sido relativamente frecuentes los avistamientos de águilas perdiceras que pasan desde Aragón. En Castilla y León sólo quedaban de forma estable en Burgos, Salamanca y Zamora, sumando 15 parejas.

Las principales amenazas para esta especie, que la mantiene en regresión frente a lo que ocurre con otras rapaces, son de muy diversa índole. Los daños infligidos por la mano del hombre (veneno, disparos...), la electrocución con el tendido, un hábitat cada vez más escaso o la reducción en su número de presas han llevado a esta rapaz al borde de la extinción, al menos en la Península Ibérica. No obstante, en este caso concreto, todavía se desconoce qué pudo causar la muerte del ejemplar.

A pesar de su nombre y de que efectivamente caza perdices, también están en su dieta otros vertebrados como los conejos (su descenso poblacional ha afectado también a esta predadora), los lagartos y las palomas. Para anidar suele utilizar oquedades en la roca y es altamente sensible al trajín humano, por lo que en zonas con paso frecuente de paseantes, excursionistas o vehículos tiende a dejar de criar. Su envergadura alar ronda los 160 centímetros, su altura los 70, y destaca por sus fuertes y afiladas garras evolucionadas para la caza de animales rápidos.

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