Heraldo-Diario de Soria

QUINTA ESQUINA

María Antón: "Sabe más del amor quien lo ha perdido"

«La soledad enseña una barbaridad»/«Es más bonita una carta que un wasap de amor»/«Sigo creyendo en el amor pese a todo»/«Perder al marido se siente pero como a los hijos...»/«Quizá en el amor de hoy se viva mejor»

María Antón Casado-ÁLVARO MARTÍNEZ

María Antón Casado-ÁLVARO MARTÍNEZ

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Soria

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En vísperas de mañana, quisimos saber del amor después de la pérdida final. Por aquello de la riqueza de matices. Lo encontramos en María Antón Casado (Soria, 1938). Decir que es mujer fuera de lo común y lo corriente no es, en su caso, frase hecha. Y no hablamos de amor, sino de amores. Tuvo tres; ninguno vive. Pese a ello, cree en el amor porque razones tiene.

Pregunta.-María, ¿el amor ha sido siempre lo mismo?

Respuesta.-No, yo creo que no. La verdad es que si no es por amor, no sale bien. Pero antes había muchos intereses, sobre todo en los pueblos, que si te conviene más éste, que si el otro. En las capitales no tanto.

P.-Dígame qué es lo más parecido.

R.-Donde no haya mucho amor, si quiera que haya mucho respeto. Juntas las dos cosas.

P.-¿Y un error tremendo?

R.-De mi época ahora han cambiado mucho las cosas. En este terreno te diré que antes una señora, aunque no estuviera enamorada, tenía que aguantar, aguantar y aguantar. Ahora me parece perfecto que si no estás a gusto, te vayas.

P.-¿Cómo celebra hoy el amor?

R.-¿Cómo lo celebraba? Si yo te contara mi vida…

(Sabíamos que era viuda y poco más. Y nos la cuenta. Sin grabadora. Un puñado de frases, con palabras y silencios de igual intensidad. María no llora porque ya lo lloró todo. Primero con su marido, fallecido por enfermedad hace 14 años. A los dos años con su hijo mayor –también por enfermedad– , y dos meses después con su segundo hijo, muerto en accidente. Nos deja decirlo aquí y se lo agradecemos).

P.-¿Se puede creer después en... lo que sea?

R.-Sí, yo sí creo en el amor. Lo que no creo… Se me ha ido la fe. Eso se me ha ido bastante.

P.-¿Qué es lo más poderoso?

R.-En mi caso el amor a la vida ha sido por mis nietos. Y luego, bueno, una amiga me animó a meterme en la asociación… Y me ha servido de mucho, me ha abierto más. Si no, igual no hubiera salido de casa.

P.-¿Cómo es quedarse viuda?

R.-La verdad, pierdes todo. Es con quien has estado toda la vida. ¿Tú sabes lo que es eso, de repente? Pero también te digo: el marido se siente mucho, pero como los hijos no. Quien diga otra cosa, miente. Los hijos son palabra mayor. Aunque con el marido se sienta todo.

P.-¿Y los males del corazón?

R.-No sé... Pero perder el amor es uno de ellos. La soledad, la soledad también lo es, bastante. (Sonríe a medias). Es doloroso.

P.-¿Qué errores se cometen?

R.-Que cada uno va por su lado. Con eso de que ahora la mujer trabaja, no se preocupan tanto de guardar el amor ni de cuidarlo. (¿Quién ha de hacerlo?) Los dos, pero antes era la mujer la que se ocupaba de sujetar el amor. Deberían ser los dos.

P.-Me dirá que sí, pero cuénteme. ¿Lo suyo fue por amor?

R.-Sí, claro. Solo porque sí, no. Sí, creo en el amor. No tuve más novios que mi marido. Vivíamos en el mismo pueblo y de novios estuvimos seis meses. Total, nos conocíamos de siempre, no era cosa de esperar ¿no? (Ahora sí, ríe).

P.-¿En qué amor se vivía mejor, en el de hace 50 años o en el de ahora?

R.-Quizá en el de ahora. Soy muy liberal ¿eh? Antes había que contar para todo con la opinión del marido. Mi marido por ejemplo nunca se metió en las cosas del dinero. Todo lo referente a la casa lo llevaba yo. Pero hay muchas que hasta para salir de casa y gastar algo se lo tenían que decir. Hoy eso no es así.

P.-¿Carta o wasap de amor?

R.-Sé wasapear, pero es más bonita una carta de amor que un wasap. No tengo ninguna porque como vivíamos en el mismo pueblo.

P.-A la presidenta de la Asociación de Viudas, ¿contra qué se rebelan?

R.-Mira, por las pensiones. Hay muchas señoras con una pensión muy, muy baja. Cuando se muere el marido los gastos son los mismos.

P.-¿El amor es eterno o caduca?

R.-Creo que si es de verdad amor, es eterno. Salvo que el otro no te merezca nada, y entonces ya no sería amor. Se llamaría otra cosa. Si se siente y es por los dos, es eterno. Yo creo que sí, que sí lo encontré. Me llevaba nueve años con él. Y recuerdo que de jovencita ya me gustaba.

P.-¿Por qué le llamamos amor cuando quiere decir sexo?

R.-Es todo uno. Sin amor no haría sexo.

P.-¿Quién sabe más de amor?

R.-El que lo ha perdido. Quien lo tiene no se da cuenta, algunos al menos. Pero quien lo pierde, lo sabe y se da cuenta.

P.-¿Qué duda con frecuencia?

R.-A veces dudo de si hay un Dios. Es que ¿cómo le puede dar a una persona tanto dolor?

P.-¿Enseña la soledad o el amor?

R.-La soledad enseña mucho. El amor te ayuda, pero la soledad enseña más. Enseña a la vida, tienes muchas horas para pensar. La soledad enseña una barbaridad.

P.-Si pone en una balanza todo...

R.-El dolor es mucho más pesado. Es inmenso. Y eso que ahora cuando siendo dolor, me acuerdo de los niños (sus nietos) y entonces ya…

P.-Por cierto, ¿de qué discute cuando discute consigo misma?

R.-Con él no podía discutir porque no le gustaba. Se iba y cuando volvía ya se me había pasado el enfado, era inteligente por ese lado, sí. Dos no riñen si uno no quiere. Ahora discuto conmigo sobre lo que me ha pasado. Me pongo de mala leche. Y luego digo… Ya no están pero tengo a mis nietos que me dan mucho cariño. Es que no me puedo quejar. Lo otro ya se pasó. La vida enseña ¿eh? y mucho.

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