Heraldo-Diario de Soria

AGUA

El embalse ya está 18 puntos por debajo de la media de la década

El nivel del agua ha descendido dos veces en lo que va de año cuando lo habitual es que crezca sin pausa de enero a mayo

La presa y las escalerillas del embalse en la tarde de ayer.-VALENTÍN GUISANDE

La presa y las escalerillas del embalse en la tarde de ayer.-VALENTÍN GUISANDE

Publicado por
Antonio Carrillo
Soria

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Los datos todavía no hacen saltar la alarma por sequía, pero empiezan a enviar señales preocupantes. El nivel del embalse de la Cuerda del Pozo se encuentra 18 puntos por debajo de la media de la última década y, mientras en estas fechas el deshielo y las lluvias suelen marcar una tendencia al alza, este año ha comenzado a bajar su volumen.

«Pero si es que está todo seco», lamenta un pescador en su orilla. Agua todavía queda, pero los montes están secos y las reservas de nieve no acumulan tanto como en otros años. El porcentaje de volumen embalsado, un 64,24%, puede llevar a engaño porque refleja que aún quedan casi dos terceras partes. Pero salta a la vista que no es una primavera normal.

Según los datos avalados por la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), desde 2008 la media de Cuerda del Pozo a 19 de abril se sitúa en un 82% de su capacidad. Faltan 44 hectómetros cúbicos respecto a la normalidad, una cifra equivalente al consumo global de Zaragoza y su alfoz en ocho meses.

Esta diferencia es todavía más marcada si se compara con las mismas fechas de 2016, si bien hay que tener en cuenta que el año pasado hubo incluso inundaciones y fue excepcionalmente abundante en cuanto a reservas hídricas. Con la llegada del año nuevo, 2016 superó la media de la década y se mantuvo por encima en todo el ejercicio con picos espectaculares como el del 14 de febrero, que obligó a abrir las compuertas mucho más de lo habitual anegando zonas como el entorno de Garray.

Así, a 19 de abril de 2016 el embalse contenía 225 hectómetros cúbicos y se encontraba al 90,4% de su capacidad. El cielo y los deshielos habían sido especialmente generosos y fue un año hidrológico alejado de lo normal, pero aún así 26 puntos de diferencia son cuando menos notables.

En este 2017 las rentas mantuvieron al embalse por encima de lo habitual la primera semana de enero. Desde entonces la gráfica comenzó a trazarse por debajo de la media y la diferencia cada día es más pronunciada. Hasta la primera semana de febrero salió más agua de la que entró. Tras una ligera recuperación sobre todo gracias a los deshielos, la pasada semana comenzó de nuevo una cuesta descendente.

En la media de la década se observa que en enero comienza a incrementarse el nivel del agua, algo que se prolonga ininterrumpido hasta mediados de mayo. En este año ya hay dos tramos de bajada y el cielo no parece que vaya a corregirlo, por lo que se podría llegar a mayo con una diferencia todavía mayor respecto a lo habitual en la primavera soriana.

Este descenso supone en primer lugar un motivo de preocupación para buena parte de la provincia de Soria que bebe de aguas del Duero, aunque en la cuenca del Ebro la situación tampoco es especialmente húmeda. Pero también afecta tanto al resto de Castilla y León como a parte de Portugal.

El de Cuerda del Pozo es el primer embalse en el cauce del río y por tanto el primer grifo desde el que se decide cuánto caudal de base va a tener el Duero. El valor que presenta en la actualidad es el mismo que suele mostrar –siempre según las medias oficiales– hacia el 24 de agosto, después del estiaje, los meses de mayor evaporación y el gran incremento poblacional del verano. El punto de partida para este año no es alentador.

A pesar de ello el porcentaje de agua embalsada en el embalse soriano es uno de los mayores de toda la cuenca. Tras algunas de las mayores presas de Castilla y León, como la del Porma o la del Riaño, el volumen embalsado no llega siquiera al 60% y en Aguilar de Campoo ya se ha bajado del 48%. Dentro de lo que cabe, la provincia es una de las menos castigadas por la falta de lluvias por el momento.

El caudal del río, al menos, si se ha recuperado con el incremento de la cantidad vertida en los últimos días.Por ejemplo en Garray hace apenas dos días bajaban cinco metros cúbicos por segundo y ayer ya eran algo más de ocho, algo que a buen seguro ayudará a dar un poco más de vida al principal cauce de la provincia. En Navapalos también se refleja una ligera subida que no obstante queda muy alejada de sus valores máximos. En enero estuvo a punto de bajar del metro de profundidad.

Al Revinuesa, que no cuenta con regulación y no se puede beneficiar de estas aperturas de compuertas, le quedan 17 centímetros de profundidad en el aforador de la CHD. Teniendo en cuenta que es tributario del embalse, es fácil deducir por qué este último no crece.

Más allá de cifras y estadísticas, lo cierto es que la situación comienza a preocupar a diversos sectores. El campo empieza a reclamar agua, los montes están especialmente secos e incluso la micología primaveral se ha resentido. La experiencia de años anteriores y la situación actual invitan a pensar en una posible sequía.

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