Heraldo-Diario de Soria

CULTURA

Madres de metal y piedra

El centro cívico Bécquer estrena una nueva escultura dedicada a la mujer en el que los sorianos dejan su gratitud a sus progenitoras

Un participante deposita una de las piedras con mensaje.-TOÑO CARRILLO

Un participante deposita una de las piedras con mensaje.-TOÑO CARRILLO

Publicado por
Antonio Carrillo
Soria

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El parque del centro cívico Bécquer luce desde ayer una nueva escultura, obra de Carlos García Lahoz. Más allá del plano estético, supone para Soria entrar en un proyecto artístico que se extiende por ocho ciudades del mundo y que supone reconocer a las madres, especialmente a aquellas que han sufrido por el hecho de serlo.

Así, la pieza instalada en Ucrania recuerda el dolor de quienes vieron morir a sus hijos en la guerra; la de Buenos Aires apoya la búsqueda de las Madres de la Plaza de Mayo para hallar a sus hijos desaparecidos; la de Johanesburgo recuerda a las madres que vieron a sus hijos sufrir e incluso morir en el Apartheid; y la nueva, la de Soria, rememora el dolor de quienes ven a sus hijos emigrar hacia otras tierras en busca de un futuro mejor que no siempre llega.

Para simbolizar todos este reconocimiento a la figura materna, García Lahoz desplazó hasta Soria capazos de piedras en las que cada participante pudo dejar su mensaje. Posteriormente quedaban dentro de una estructura metálica que se coronó con un cubo también de metal, protegiendo todos esos sentimientos. Y es que, como recordó el concejal de Cultura, Jesús Bárez, «no creo que haya mejor regalo que la vida».Precisamente el agua vital que protagoniza el parque lo convirtió en el lugar perfecto.

Por su parte el artista afirmó que era un «día especial. No es mi primera escultura, pero cada vez es como si fuese la primera». Vinculado a Soria y más concretamente a Cihuela en lo familiar, y a la capital en lo artístico con recientes exposiciones, destacó que «no es sólo una escultura sino parte de un proyecto internacional».

De esta forma Soria ya tiene un reconocimiento a las madres, especialmente a las que sufren, uniéndose a otros puntos del mundo en el que de una u otra forma este denominador es común. Bárez apuntó que «las piedras son los hijos defendidos por la coraza de esa madre» en una obra cargada de simbolismo. No faltaron poesías, leídas ante decenas de niños, ni los aplausos finales. Al fin y al cabo no es la escultura más grande de la ciudad, pero tiene pedacitos del corazón de los sorianos.

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