Heraldo-Diario de Soria

TRIBUNALES

Un auditor afirma que se «manipuló el registro contable» de la empresa Petrosoria

Asegura en el juicio que había «apuntes ficticios» e «irregularidades» en las anotaciones de los pagos

Un momento del juicio contra el responsable de contabilidad de Petrosoria que se ha celebrado en dos días.-ALVARO MARTÍNEZ

Un momento del juicio contra el responsable de contabilidad de Petrosoria que se ha celebrado en dos días.-ALVARO MARTÍNEZ

Publicado por
J.RAMÓN RODRIGUEZ
Soria

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La contabilidad estaba abandonada; había errores de control; existían irregularidades en las anotaciones de pagos de clientes; detectaron apuntes contables ficticios; se observaron manipulaciones en los registros contables, y no había un inventario o arqueo de la caja.

De esta manera definió ayer un auditor el estado del área de contabilidad de la empresa Petrosoria a partir de un análisis efectuado después de que fuera despedido el responsable de dicha área, al que la Fiscalía le atribuye un delito continuado de estafa y un delito de apropiación indebida, o alternativamente, un delito de hurto.

La declaración del auditor fue clave en la segunda sesión del juicio para entender el escenario financiero y contable en el que se encontraba la firma con domicilio social en Navalcaballo mientras estuvo al frente de dicho departamento el acusado, A.M.M., para quien la Fiscalía pide una pena de seis años de cárcel y una multa de 7.300 euros por apropiarse de dinero y no cobrar a empresas familiares y conocidos un total de 60.497 euros como autor de ambos delitos.

El auditor relató ante la magistrada del Juzgado de lo Penal que el acusado, que trabajó en Petrosoria entre 2005 y 2012, apuntaba en la contabilidad de la compañía pagos de clientes que no habían realizado o cobraba una cantidad inferior a la del importe de las facturas.

Pero para este técnico, la minoración de los importes de las facturas no era el único ejemplo de lo que él mismo denominó como «anotaciones contables ficticias», sino que relató otras variantes a la hora de llevar la contabilidad de los clientes de una empresa con un facturación elevada.

Así, el auditor afirmó ante la juez durante el juicio que «no había correlación entre los cobros en efectivo y los ingresos en el banco» y añadió que «se desconoce el paradero o destino del dinero». En la primera sesión del juicio algunos testigos declararon que lo que se cobraba en efectivo no se contabilizaba en caja.

El técnico también señaló en su declaración que coincidiendo con la estancia del acusado en la empresa no se presentaban cuentas al Registro Mercantil, pese a que era una sociedad que facturaba de media al año en torno a cinco o seis millones de euros, aunque sí se presentaba el Impuesto de Sociedades.

La declaración del auditor fue demoledora en cuanto a la gestión contable y fiscal y sobre la transferencia el 31 de agosto de 2009, por importe de 1.000 euros, desde una cuenta de Petrosoria a una del acusado, señaló que no existía una orden de transferencia y que en el justificante de la entidad financiera, en el concepto ponía el nombre del gestor, para el que la acusación particular, que representa a la empresa, pide la mismas penas que el fiscal.

Durante la segunda sesión del juicio también declararon dos clientes, a los que supuestamente se redujo la deuda y que eran conocidos del acusado porque eran de la misma comarca que aquel, y una hija del propietario de la firma que en la actualidad es administradora.

Esta confirmó que el área de gestión y contabilidad era responsabilidad del acusado. Y es que con él únicamente trabajaba otra persona que no tenía esas competencias y no disponía, por ejemplo, de las claves de acceso a internet.

Esta testigo declaró que su padre derivó toda la confianza en el área de contabilidad en el acusado después de que fuera recomendado por un hermano de este, al que le ofrecieron el puesto de trabajo, y señaló que empezaron a tener sospechas después de que Hacienda bloqueara una cuenta de la empresa en una entidad bancaria.

Posteriormente, según la hija del propietario, cuando tuvieron «datos objetivos» se bloquearon las cuentas y se le retiró a A.M.M. las competencias en la contabilidad.

Los dos clientes que prestaron ayer declaración reconocieron que mantuvieron deudas con la empresa suministradora de gasoil aunque señalaron que desconocían el importe económico de las mismas. Ambos rechazaron que pudieran tener un trato de favor por parte del acusado, de quien su defensa reiteró, como en la primera sesión, que tenía formación de Educación Secundaria e insinuó que su labor era más comercial que de contabilidad.

Penas

El fiscal pidió penas que suman seis años de cárcel y una multa de 7.300 euros por apropiarse y no cobrar a empresas familiares y conocidos un total de 60.497 euros para A.M.M. como autor de un delito continuado de falsedad en documento mercantil y un delito continuado de apropiación indebida.

El Ministerio Público también reclamó para el acusado que indemnice a la empresa en la que trabajaba cuando cometió los dos presuntos delitos en la suma de 67.894 euros, de los que 60.497 euros corresponden a cantidades cobradas a clientes y cuyo paradero se desconoce, la cuantía de 5.397 euros por minoración de las cuentas de un cliente y 1.000 euros que se transfirió desde una cuenta de la mercantil a una suya.

Además, alternativamente al delito continuado de apropiación indebida, el Ministerio Fiscal pidió ayer durante el juicio un delito de hurto, por el que solicitó una pena de seis meses de prisión. Esta fue la única modificación que realizó la Fiscalía respecto a las conclusiones preliminares.

La acusación particular se adhirió a la petición de la Fiscalía y la defensa solicitó la libre absolución para su cliente. Según explicó la fiscal, el acusado, A.M.M., era el responsable de la gestión administrativa, contable y fiscal de una empresa dedicada a la venta al por mayor y al por menor y distribución de lubricantes y sus derivados, gasóleos y gas ubicada en Navalcaballo, en la que, además, era también el director comercial y de atención al cliente.

Según las conclusiones de la Fiscalía, el acusado entre 2008 y 2011 procedió «a manipular varias cuentas de clientes abiertas en la empresa a los que se había vendido gasóleo, haciendo constar el abono por el cliente de cantidades de dinero en pago de los suministros, que en realidad no habían sido efectuados por ellos, con la finalidad de minorar el saldo que dichos clientes adeudaban a la mercantil».

Así, según el fiscal, el gestor de la firma de venta de gasóleos manipuló hasta seis facturas por suministro a una empresa familiar de la que el propio acusado era socio y administrador junto a otros dos hermanos de manera que contabilizó pagos por esta firma que realmente no había hecho. Además, durante varios años, según el fiscal, el acusado anotaba supuestos pagos no realizados por cinco clientes que eran conocidos suyos.

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