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PATRIMONIO

Renieblas, la clave de la conquista

Esta campamento de 150 hectárea es excepcional para conocer el aparato logístico militar de la Roma Republicana

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El equipo científico que trabaja en la investigación de los campamentos romanos del Cerro de Talayón en Renieblas planteará a la Diputación de Soria y a la Junta de Castilla y León la elaboración de un Plan Director que ayude a conocer este campamento militar, «no único, pero sí excepcional en el mundo», que permitirá documentar para la historia, los inicios de la conquista romana en el interior de la Península Ibérica y el conocimiento del ejército romano en época de la Roma Republicana.

Con motivo del 2.150 aniversario de la conquista de Numancia, este campamento de 150 hectáreas de extensión, donde los romanos acamparon para conquistar a la ciudad indígena y al resto de la Celtiberia, ha cobrado interés público. Los profesores Alicia Jiménez de la Universidad Duke (Carolina del Norte) y Jesús Bermejo de la Universidad Carlos III de Madrid llevan a cabo, desde hace cuatro años, campañas de excavación en este bien «muy famoso en la arqueología militar pero totalmente desconocido para la comunidad científica y el público en general», según recoge Ical.

Ante el interés que despierta Numancia, la ciudad eterna que tanto costó conquistar a los romanos y cuyos habitantes prefirieron morir de inanición o quemados antes de rendirse ante Escipión, los arqueólogos han comenzado a dar los primeros pasos para dar a conocer cómo vivieron los romanos que lucharon contra ellos, cómo iban armados, qué comían y si importaron armas o no de la próspera Roma, entre otros muchos aspectos.

La Diputación de Soria, el Ayuntamiento de Renieblas han provisto al yacimiento de una senda peatonal para hacer visitable este yacimiento y la Junta de Castilla y León prevé instalar carteles en el itinerario con el fin de hacerlo accesible al público.

Desde el punto de vista científico, a principios del siglo XX, el historiador alemán Adolf Schulten ya hizo un primer amago de excavación en este campamento para obtener información sobre el aparato logístico militar, que hizo posible la expansión de Roma por el Mediterráneo, sin embargo, la documentación que obtuvo sobre la cronología del yacimiento no es «rigurosa», ya que «los estándares que utilizaban no estaban probados, aunque para la época eran los adecuados».

Jesús Bermejo y Alicia Jiménez decidieron hace cuatro años iniciar los trabajos para conocer este asentamiento y consiguieron financiación internacional, alrededor de 50.000 euros, procedentes de universidades norteamericanas.

Los investigadores han conseguido matizar la propuesta cronológica planteada por Schulten, sobre las referencias cronológicas que asignó para fechar los cinco campamentos. «El alemán asoció distintas fases con campañas concretas, según fuentes antiguas como las de Apiano. Pero en los contextos arqueológicos es imposible asociar los rangos cronológicos de todos los materiales a un año concreto, es decir, trabajamos con horquillas más realistas no asociadas a fechas concretas vinculadas a batallas», aclara Bermejo. Las cuatro campañas de excavación han servido a los arqueólogos para documentar aspectos muy relevantes relacionados con la vida cotidiana y la logística de los soldados, que no preocupaban a Schulten, al no disponer de la capacidad de medios para analizar la fauna, realizar estudios de arqueobotánica o analíticas de material.

Los arqueólogos, además de realizar los cortes estatigráficos para determinar la cronología del yacimiento, encontraron un escaso número de armas, puntas de proyectiles, regatones utilizados para clavar la lanza en el suelo, ánforas de importación itálica y locales y fragmentos de anillas, asociadas a las cotas de malla, además de otros materiales.

Las primeras conclusiones apuntan a que los soldados legionarios no iban ataviados con armaduras tan complejas como los de la Roma Imperial, y luchaban cuerpo a cuerpo.

«Estamos en momentos muy iniciales sin un desarrollo de la logística militar, es decir, estos soldados romanos no tenían aprovisionamientos complejos sino que lo hacían sobre el terreno y se refleja en que la mayor parte de la cerámica que utilizaban era local y consumían fauna y alimentos de la zona. Era un ejército muy poco desarrollado», relata.

Los cinco campamentos de Renieblas no datan de la misma época, según Bermejo, quien recalca que si bien Schulten estableció que el uno y el dos estaban relacionadas con el 195 a.C, para el tres ya hablaba del 153 a.C asociado a la actividad del cónsul Nobilior. Los arqueólogos, sin embargo, no asignan la fecha y determinan que el campamento tres es del siglo II a.C.

El campamento de Renieblas es gigantesco. Nada más ni nada menos que ocupa 150 hectáreas, algunas de propiedad privada. Tanto es así que sólo el cinco es más grande que toda la ciudad de Numancia. Sus dimensiones como es lógico condicionan su estudio, ya que los arqueólogos con la escasez de recursos sólo son capaces de documentar cuadrículas de cinco metros de largo por cinco de ancho, es decir, «ventanas».

La investigación de este yacimiento está en una etapa inicial, sin embargo, el proyecto arqueológico ya está conformado, algo imprescindible para empujar a las administraciones a completar el estudio de la conquista de Numancia y el resto de la Celtiberia.

En este aspecto, Bermejo reconoce que sin apoyo institucional es imposible abordar la investigación y plantear cualquier musealización de los restos, y puntualiza que solo para plantear la consolidación de sectores de la muralla perimetral del campamento se necesitaría una cantidad ingente de dinero.

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