Multa de 1.620 euros por dar detergente en lugar de mosto a una niña

Las lesiones por imprudencia grave causadas a una menor de seis años a la que dieron de beber detergente de lavavajillas en lugar de mosto se ha saldado con una multa de 1.620 euros para cada uno de los tres acusados, el camarero que lo sirvió, la trabajadora que guardó la botella en la cámara frigorífica como si fuera zumo de uva y el propietario del bar que el día anterior había rellenado dicha botella de mosto vacía con jabón para la vajilla. La pena estipulada en la condena fue fruto de un acuerdo entre las partes, alcanzado ayer, cuando estaba previsto el juicio en el Juzgado de lo Penal. La Fiscalía había solicitado inicialmente seis meses de prisión para cada uno de los encausados.

Además de la multa, los tres deben indemnizar a la menor conjunta y solidariamente con la compañía aseguradora del bar, como responsable civil directo, en la cantidad de 7.300 euros por las lesiones causadas a la niña. La menor sufrió esofagitis cáustica y requirió parra su curación, además de una primera asistencia facultativa, tratamiento médico con ingreso hospitalario. Las lesiones tardaron en curar 88 días, de los cuales 12 días fueron de ingreso hospitalario.

Los hechos ocurrieron el 17 de octubre de 2016, a mediodía, en un bar de la capital soriana. La niña, que iba en compañía de unos familiares, pidió un mosto y el camarero, el acusado R.G.M., le sirvió el contenido de una botella de mosto, marca Vida, que había cogido de la cámara frigorífica. El líquido fue ingerido por la menor pero no se trataba de zumo de uva sino de detergente de lavavajillas, sustancia fuertemente cáustica.

Momentos antes, el camarero había cogido dicha botella para reponer el lavavajillas, sin que le colocara un etiquetado que advirtiera de su nuevo contenido, y la dejó sobre el mostrador y no en un lugar seguro que evitara que pudiera ser confundida con otras botellas de bebidas reservadas a los clientes. Poco después de esto, la segunda acusada, Y.D.S.B., mujer del dueño del establecimiento y también trabajadora en el mismo, la recogió y la metió en la cámara frigorífica sin comprobar su contenido, a pesar de que era sabedora de que era práctica habitual rellenar botellas de mosto con detergente de lavavajillas sin etiquetado alguno que advirtiera de su contenido.

Esta conducta era normal en el establecimiento, permitida por el propietario del mismo, también acusado, J. I.D.I., que además la realizaba directamente. Precisamente la tarde anterior a los hechos delictivos fue él quien procedió a rellenar la referida botella de mosto con el detergente del lavavajillas sin etiqueta alguna que lo advirtiera, todo ello, según destacaba el fiscal, omitiendo las elementales normas de cuidado y diligencia, «creando con ello un grave y evidente riesgo» para los cliente del establecimiento.