El Temple termina su campaña

San Juan de Duero ya no tiene quien le guarde, con perdón de la Junta. Los caballeros templarios acampados durante el puente finalizaron ayer su campaña en tierras sorianas, no sin antes transmitir su uso y su historia a quienes se quisieron acercar a orillas de río.

Al igual que hicieron el miércoles, los integrantes de la asociación Oria Dauria retomaron sus capacetes, cotas de malla, espadas y lanzas para recrear un campamento que bien pudo ser parte de la realidad hace cerca de 900 años. De nuevo la afluencia fue abundante y tanto sorianos como turistas se acercaron hasta el enclave para dejarse enseñar junto a unos muros que levantaron los auténticos templarios sorianos.

La jornada arrancó con la apertura del campamento para que el público pululase libremente entre las piezas históricas y los encargados de portarlas. En las modestas carpas –que los templarios no podían tener bienes– los caballeros mostraron su parte más hospitalaria acompañando a los peregrinos y solventando sus dudas.

Poco después salió a escena el trabuquete, una de las piezas más espectaculares del armamento templario. Similar a las catapultas aunque con patentes diferencias, la pieza hizo las delicias de grandes y pequeños en las dos sesiones de demostración que se realizaron. El péndulo que facilita la inercia y la potencia de ese cañón del siglo XII no se ve todos los días.

Tampoco faltaron las dos sesiones explicativas sobre el equipamiento y las armas con las que los templarios y sus sirvientes se valían tanto en los campos de batalla como en los caminos de la cristiandad. Los cascos y sus evoluciones para ganar seguridad –lo de la comodidad es relativo–, los escudos que fueron achatándose por abajo o quiénes podían llevar una cota de mallas por rango y habilidad fueron algunos de los secretos que Oria Dauria puso de relieve de forma amena y con rigor histórico.

Las órdenes cruzadas, del Temple y los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, tienen presencia constatada en Soria desde comienzos del siglo XII y de hecho San Juan de Duero fue construido para albergar a estos monjes guerreros, concretamente a los Hospitalarios. De hecho reconvertida en la Orden de Malta todavía existe y es reconocida como sujeto jurídico en determinados ámbitos, por ejemplo como observadores en Naciones Unidas. Por su parte la Orden del Temple fue disuelta violentamente a principios del siglo XIV por el Papa Clemente V a instancias del endeudado Rey de Francia, quien comenzó a temer el poder que habían adquirido los caballeros cruzados. Ayer, al menos por un rato, revivieron junto al Duero.