El consumo de medicamentos opioides crece y por tanto el riesgo de adicción

En Estados Unidos el abuso de opioides, fármacos para el tratamiento del dolor, ha alcanzado tal dimensión que se ha catalogado de epidemia. Es un caso extremo pero el aumento de este tipo de medicamentos, en el pasado elaborados con el opio de las semillas de amapola y ahora producidos artificialmente en laboratorio, es un hecho en Soria y en el conjunto de Castilla y León. El consumo de opioides en los hospitales de la región ha pasado en los últimos diez años de 5,9 dosis por cada mil habitantes al día a 14 dosis diarias, según indican desde la Consejería de Sanidad, que califica el incremento de «importante».

Entre los opioides débiles destaca el consumo de la asociación tramadol/paracetamol que se ha multiplicado por cinco desde 2007. Mientras que en los considerados fuertes, el crecimiento se debe principalmente al fentanilo, catalogado como un derivado sintético del opio, cuyo uso se ha duplicado en la última década. «Productos nuevos como tapentadol y la asociación oxicodona/naloxona también han experimentado un aumente relevante», señalan las mismas fuentes sanitarias.

Tal y como recoge el informe de Sacyl, con datos que corresponden a dispensaciones por receta del Sistema Nacional de Salud, de todas las prescripciones de estos opioides mayores realizadas en los hospitales de la comunidad, el 37% han sido de oncología y hematología, mientras que el resto, 63%, se reparten entre anestesia, traumatología y rehabilitación, medicina interna y urgencias, principalmente.

La morfina es el opioide de referencia cuando se requiere uno mayor para el tratamiento. Sin embargo, en Castilla y León su consumo es muy minoritario. Fentanilo es la alternativa a la morfina.

Al tiempo que aumenta el consumo, las autoridades sanitarias alertan de los riesgos de adicción y abuso que registran estos fármacos. Los opioides más relacionados con el abuso son fentanilo y oxicodona y sobre todo los fentanilos de acción rápida, es decir, los que se administran por vía bucal, debajo de la lengua, transmucosa y nasal. Los casos relacionados con la adicción, la sobredosis y la intoxicación en España se deben a las altas dosis y a la larga duración de los tratamientos, son más frecuentes en la población menor de 65 años y con los fentanilos de liberación rápida.

En Soria, estos fármacos administrados para que su efecto sea inmediato suponen ya un 6% con respecto a los fentanilos en parches transdérmicos (sobre la piel), que son la presentación más consumida. Esto indica que va subiendo el consumo de aquellos que suponen un mayor riesgo de adición. En el caso del área de salud de Soria, el uso de estos derivados sintéticos del opio que se prescriben por vía bucal, sublingual o nasal, es de los más bajos de la comunidad autónoma. El área de salud de Burgos es la que registra mayor porcentaje de fentanilo de liberación rápida respecto del total de este medicamento, cerca del 20%. En Valladolid este ronda el 15%, al igual que en Segovia, en El Bierzo es del 14% y en Salamanca no llega al 12%. En León se sitúa en el 10%, como en Ávila, y en Zamora y Palencia ronda el 8%. Valladolid oeste se encuentra en los niveles de Soria, en torno al 6%.

«Con respecto al fentanilo de liberación rápida, cuyo consumo está creciendo de forma acusada, hay que tener en cuenta que su uso continuado puede provocar problemas de adicción y abuso», destaca la Consejería de Sanidad de Castilla y León, quien matiza que las presentaciones de fentanilo de liberación rápida están autorizadas únicamente en el tratamiento del dolor irruptivo oncológico. En la comunidad se ha identificado un uso inadecuado de estas presentaciones por vía bucal, etcétera, en varios pacientes no oncológicos. En general, el crecimiento y el perfil de prescripción de opioides en Castilla y León es similar al global de España y al de otras comunidades, y los principios activos que más han contribuido a este crecimiento son tramadol y fentanilo. Su utilización de forma continuada conlleva un alto riesgo de abuso y adicción que debe ser vigilada.