SOCIEDAD
Los discapacitados reclaman que el desarrollo rural les tenga en cuenta
Reclaman una estrategia nacional inclusiva con enfoque de género que fije sus derechos
Los representantes de las distintas federaciones y asociaciones posan en la mañana de ayer.-LUIS ÁNGEL TEJEDOR
El desarrollo rural ya ha saltado a la agenda política nacional y los discapacitados sorianos no quieren perder el tren. Por ello ayer, Día Internacional de las Personas con Discapacidad, se adhirieron al manifiesto del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) para recordar que ellos también mantienen con vida los pueblos, especialmente en provincias como Soria. La visión de género o la capacidad para tejer una red asociativa sólida también formaron parte del manifiesto.
La Federación de Asociaciones de Discapacidad en Soria (Fadiso) ejerció ayer de anfitriona y junto con Asamis, Aspace y Asovica–Fadess pusieron sobre la mesa algunas de las dificultades que sufren los discapacitados y sus familias en el medio rural. La presidenta de Fadiso, María Asunción Berrojo, relató por ejemplo los «20 ó 25 kilómetros» que pueden mediar entre dos personas en una situación paralela, que se traducen en que «no hay servicios, no hay transportes, no hay comunicación entre ellos. Nosotros tenemos programas en el mundo rural y en algún pueblo nos cuesta muchísimo».
Aunque no hay una cifra exacta de afectados en el mundo rural soriano, los datos nacionales invitan a pensar en que no es un colectivo menor y por tanto debe formar parte del esperado desarrollo rural. «En España, las mujeres y los hombres con discapacidad que residen en áreas y zonas rurales constituyen un grupo poblacional numeroso, que supera el millón de personas, con índices de exclusión social y carencia de apoyos y recursos adecuados mucho mayores que los de la población urbana con discapacidad, lo que supone una presión constante y creciente para abandonar este medio». La situación agrava aún más un mal que azota especialmente a Soria.
Desde las organizaciones participantes se recalcó que «las personas con discapacidad y sus familias deben ser consideradas como agentes clave en el proceso de transformación del medio rural en un entorno inclusivo, que bajo el prisma de la innovación social ofrezca un nuevo modelo de entorno sostenible y armónico de convivencia donde todas las personas puedan desplegar su potencial humano».
El denominado como Movimiento Cermi apostó por la «necesaria aprobación de una Estrategia Estatal de Desarrollo Rural Inclusivo, con vigencia para el próximo quinquenio, con enfoque de género, que promueva, planifique, programe, coordine y encauce las acciones públicas y cívicas dirigidas a las personas con discapacidad y sus familias». El objetivo es que estas personas puedan participar, ejercer sus derechos y continuar fijando población en sus localidades de acuerdo a la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
También se aludió a la necesaria unión de políticas de todo ámbito y de instituciones, plataformas y colectivos para «que mitigue la presión constante a la que se ven sometidas las personas con discapacidad y sus familias para abandonar el campo y trasladarse de modo no querido a zonas urbanas».
El manifiesto lanzó una mención especial a las mujeres tanto discapacitadas como cuidadoras. Las primeras son «las más invisibles, actualmente sometidas a índices más elevados de exclusión, pobreza y violencia». Eso sí, para comenzar son necesarios «estudios, investigaciones y análisis estadísticos, sociológicos y económicos» que pongan de manifiesto el peso del colectivo.