Heraldo-Diario de Soria

QUINTA ESQUINA

David Acosta: «La pedagogía aporta objetivos y marca señales al lector»

Rara avis este amante de lo ‘piccolo’, librero que más que tal se siente «ayudador»; que de niño no tuvo cuentos pero los escuchaba por la radio, allá en su Ecuador natal; que empezó a leer a los 16 y ya no paró.

David, junto a unos libros-MARIO TEJEDOR

David, junto a unos libros-MARIO TEJEDOR

Publicado por
P. PEREZ SOLER
Soria

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Pregunta.– ¿De qué le gusta hablar?

Respuesta.-De todo un poco. De libros también pero me gusta hablar de todo.

P.– ¿Qué le aporta la curiosidad?

R.– Poder conocer distintas áreas de distintos temas y luego poder ayudar a otras personas con eso. La curiosidad nos ayuda. Dicen que la curiosidad es la chispa del ingenio, de la inteligencia, de sueños, de muchas cosas… Considero que es algo muy importante.

P.– ¿De verdad que todo está en los libros?

R.– Sí, creo que sí. Está mucho escrito, puedes aprender muchas experiencias… (¿Para qué no es bueno un libro?). Un libro no es bueno para adoctrinar a alguien.

P.– ¿Qué le gusta de un libro, amén de lo que dice?

R.– Me gusta el alma de los personajes, la persona interior de cada personaje.

P.– ¿El mejor cuento para contar a un niño?

R.– Dicen que El Principito, pero a mí me gusta Los tres cerditos. Cuando era pequeño no tuvimos muchos cuentos en casa, los oíamos por la radio. Mi familia no era de comprar cuentos, nunca, porque no teníamos estabilidad económica para ello. Había cosas más importantes, pero los escuchábamos por la radio porque los dramatizaban. Y es un cuento que yo tengo en la cabeza; lleva a los niños a luchar, a estar unidos los hermanos. Supongo que tiene algo que ver con la familia. De ahí también mi gusto por la música clásica. A veces cuando la escucho me imagino cuentos contados, escuchados…

P.– Su peor experiencia entre letras.

R.– Los temarios de la Universidad, el curriculum de la Universidad, aprendes pero la manera de disfrutarlos no es la mejor.

P.– Lo mejor que le han dado las palabras.

R.– La capacidad de ponerle nombre a lo imaginario. Dan esa capacidad, poder se podría decir… Te dan el poder de tener palabras y a la vez el poder de transmitirlas, llegar a otras personas. Puede ser para bien, puede ser para mal. Es inevitable. Tú decides utilizarlas para bien o para mal. Las palabras pueden hacer mucho bien y mucho mal a los seres humanos.

P.– ¿Hay libros con y sin identidad?

R.– Hay libros que tienen identidad propia. Otros simplemente son de relleno. Igual que hay comida basura y hay que saber elegir, con los libros pasa lo mismo. Hay mucha comida basura y tienes que aprender a elegir. Hay muchísimos libros y cada vez hay muchísimos más. Ahora más que nunca uno tiene que tener la capacidad de saber elegir bien el libro. Porque mucha gente escribe muchas cosas. Igual que ante Internet: algo que tenemos atrofiado para saber elegir con criterio.

P.– ¿Quién es un buen lector?

R.– Una persona que disfruta leyendo.

P.– ¿Somos lo que leemos o leemos lo que somos?

R.– Las dos cosas. Elegimos libros por temas que nos interesan pero si nos gusta leer creo que tenemos la capacidad de dejarnos sorprender por un libro y entonces el libro nos hace. Y de hecho incluso cuando vemos temas que nos interesan, y eso es lo bueno, los conversamos y nos aporta.

P.– ¿Qué aporta la pedagogía al libro?

R.– Aporta quizá dirección, un objetivo… Vas por un bosque y la pedagogía lo que hace es marcarte señales.

P.– ¿Es Piccolo el tercero en discordia?

R.– Sí, ya te entiendo. Sí, pero yo no utilizaría la palabra discordia. Puede ser. Somos una puerta más. Las otras librerías abren otras puertas; nosotros abrimos otra distinta.

P.– ¿Qué se atrevería a revisar de los libros?

R.– Creo que revisaría la manera de publicar. Frenaría la publicación de libros. Hace falta que hagamos un parón. No digo que no se escriba, que no se publique, pero revisaría la manera en que los libros son publicados. No da tiempo ni a los libros ni a las personas para hacerse con lo que ya hay. Pueden pasársenos muchos libros buenos porque hay tanto, tanto, tanto…

P.– ¿Somos como ayer o abrazamos la metamorfosis?

R.– A mí me gusta decir que el presente es una mezcla de pasado y futuro. Cada día hacemos una comida de pasado y futuro.

P.– ¿El mejor libro lo disfrutas o más cosas?

R.– Lo disfruto pero un libro me da también herramientas. Un libro lo disfrutas pero a la vez te da herramientas para ti mismo. Un libro está para disfrutar pero quizá por mi manera de ser un libro me lleva como a una caja en la que buscar cosas.

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