Heraldo-Diario de Soria

QUINTA ESQUINA

Carmelo Calonge Rubio: «Hacer calderas me ha costado llorar, pero las siento dentro»

Parece mentira que sus manos de ebanista alumbren calderas de mayor esplendor... La de horas que se habrá dejado en cada una este artista en la sombra, artífice de unos centros que hoy atraen toda la atención.

Carmelo Calonge-LUIS ÁNGEL TEJEDOR

Carmelo Calonge-LUIS ÁNGEL TEJEDOR

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P. P. S.
Soria

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Pregunta.– ¿Qué es una caldera Carmelo?

Respuesta.– Una caldera hoy es un pequeño monumento floral en la que van todos los ingredientes… (Algo que no sepa…) Para mí una caldera es... ¡bufff! Es difícil de explicar, después de tantos años luchando contra ellas. Simboliza algo que llevo dentro que creo que nació conmigo y tengo que representar.

P.– ¿Luchar contra ellas?

R.– Hay momentos en que realmente se pasa mal, que no llegas, que te estresas. Sobre todo la noche del Sábado Agés.

P.– ¿Estrés?

R.– Me ha costado llorar, me ha costado de todo… Las siento muy dentro. (¿Cuántas van?). No sé…, 42 o 43. Eso lo sabe mejor mi mujer. Con 22 años hice mi primera caldera, para mis suegros, y aquello me llegó de nuevo. En aquellos años era muy juerguista y disfrutaba mucho los Agés y aprovechaba el Domingo para dormir. Pero luego fue tan feliz el resultado y la satisfacción con el resultado que seguí.

P.– A esa edad hoy se está en la plaza o en los chiringuitos.

R.– Creo que no hacen nada, no hay interés. A mí me han preguntado pero gente más mayor. La juventud no. Yo estoy todo el año dándole vueltas. Veo motivos, aquí, fuera de Soria. Siempre las tengo en la cabeza.

P.– ¿Abandonó algún proyecto por imposible?

R.– No, jamás. Nunca.

P.– Aquella vez en que no hubo flores…

R.– Jamás he hecho una caldera sin flores. Las actuales lo que llevan son flores. Antiguamente las adornaban con ingredientes que luego lo comían y lo hacían con tal orgullo que la adornaban. Y a raíz de eso se añadían flores. Luego… Hay un problema al que doy vueltas desde hace tiempo, la transformación de la caldera. ¿Cómo se pasa de la de ayer a la de hoy? No hay nada escrito. Nos hemos tenido que buscar la vida para hacer esa transformación de la caldera actual. Y ahí sí me gustaría que hubiera alguna norma… Algo que regulara, unas normas de cómo tiene que ser una caldera porque no hay absolutamente nada.

P.– Una caldera se pinta, se huele, se piensa...

R.– Yo la disfruto.

P.– ¿Qué deja de usted en cada creación?

R.– Un año más de mi vida…

P.– ¿Cuánto le han llegado a pagar por una?

R.– Durante muchísimos años no he cobrado nunca. Y ahora últimamente es mi hija la que se encarga, por mediación de la floristería, porque solo se cobra lo que son las flores y poquito más.

P.– Hábleme de las horas.

R.– Me ha pasado de llegar muy justo, muy justo de tiempo. Si pensamos en las horas de la elaboración, no lo quiero ni pensar. Yo he tenido problemas de tiempo a la hora de la ornamentación de la caldera. Comenzar el sábado por la noche y llegar el domingo a las 10 de la mañana y estar trabajando. Y asustado y nervioso. Es que me ha pasado de todo.

P.– Sorpréndame, ¿qué descubre en cada una?

R.– Me aporta una satisfacción… Con el paso de los años voy descubriendo lo que me he perdido en estos años pasados, por no saber hacer las cosas. He perdido muchísimo tiempo que lo tenía que haber aprovechado más en hacer, en hablar… El año pasado empecé a informarme de cómo nade, como va discurriendo el Domingo de Calderas.

P.– Sea crítico, ¿qué cambiaría de fiestas?

R.– Es difícil cambiar algo. Yo aumentaría alguna cosa. Creo que el Domingo de Calderas se queda muy pobre y corto. Y va todo muy deprisa. Salen a las 11, suben a la Alameda, llegan las autoridades, se hace la prueba e inmediatamente las calderas empiezan a bajar al Ayuntamiento, donde antes estaban domingo y lunes. Ahora solo domingo. Las calderas se lucen muy poquito, se queda corto.

P.– ¿Cómo pondrá las flores a las de este año?

R.– No es que tenga la imagen de este año, es que ya tengo proyectada la del año que viene. La de éste ya está solucionada. (A ver si se pasa de peso...) Lo que pesa no son los kilos, sino el cansancio que acarreas de los días anteriores. Las flores pesan muchísimo. Las de este año llevarán más de 2.000 flores.

P.– ¿A quién nombraría Sanjuanero del Año?

R.– Hay muchísimos. Hay que vivir todos los días de las fiestas, porque hay gente que solo sanjuanea un día. No me atrevo a dar ningún nombre. Hay muchos y muy buenos. Para mí un sanjuanero completo es el que empieza el Jueves la Saca, pasa por el Viernes de Toros, asiste a los Agés, va a las Calderas y se echa unos bailes en la pradera.

P.– El título este año, para usted. Por todos los anteriores.

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