Heraldo-Diario de Soria

«Los niveles de ruido en la ciudad de Soria son más que aceptables»

El pleno da el visto bueno a los mapas sonoros y propuestas de acción con la abstención de PP y Ciudadanos y el ‘no’ de Podemos por un tema de zonificación

Estela Navascués toma posesión como concejala del PP, ayer en el pleno.-Luis Ángel Tejedor

Estela Navascués toma posesión como concejala del PP, ayer en el pleno.-Luis Ángel Tejedor

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JOSÉ ÁNGEL CAMPILLO
Soria

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El mapa estratégico de ruidos y los planes de acción son uno de esos temas que otras administraciones, en este caso la Comunidad Autónoma, subcontratan a los ayuntamientos. Al menos existía para pagar su elaboración una ayuda de la Junta, 20.000 euros que cubrían la mayor parte del presupuesto de licitación de algo más de 24.000. El documento redactado por Audiotec (puesta al día del realizado en 2012) lleva ya bastante tiempo concluido y ayer el pleno le dio el visto bueno y mostró su conformidad a una alegación presentada. Esta reclamación constituyó la base de buena parte de las consideraciones del debate pues, aceptando que había que admitirla, daba pie a otras implicaciones. Como era previsible, el trabajo no ofrece conclusiones sensacionales. «Los niveles de ruido en la ciudad de Soria son más que aceptables», señaló el portavoz del equipo de Gobierno, Javier Muñoz, en la exposición introductoria. Con una superficie analizada de 13 kilómetros cuadrados, resulta que el 91,5% de la población reside en una zona que no alcanza los 66 decibelios, el límite de la comodidad. Para 8,5% se supera, pero los porcentajes en comparación con 2012 muestran una mejoría. En todo caso, «no debemos bajar la guardia», apuntó Muñoz, apelando a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, bandera del PSOE en el mandato.

El plan abarca las áreas urbanas y urbanizables y el Cerro de los Moros es de las segundas. No aparecía como tal en un primer momento y la empresa que pretende desarrollarlo llamó la atención al respecto. Esto significa que de la alta sensibilidad y silencio total aplicados al principio tiene que pasar a calificarse como zona levemente ruidosa, por su futuro residencial. A Marisa Muñoz, de Podemos, le parecía normal lo del cerro, pero no entendía que se extendiera la calificación a prácticamente todas las márgenes del río y el Castillo. Algo así «va en contra», explicó, de «preservar el medio ambiente».

Podemos votó en contra y Ciudadanos y PP se abstuvieron. Saturnino de Gregorio compartía lo de las márgenes y añadió algún otro reparo. «No entiendo», indicó el concejal de Ciudadanos, por qué están fuera de las zonas de silencio las residencias de mayores (bueno, la de Santa Bárbara sí se incluye), la Biblioteca o las iglesias. Para el popular Ignacio Soria la pega venía del «empeño casi obsesivo» del equipo de Gobierno en adoquinar las calles, una «incongruencia» si se trata de hacer una «ciudad más cómoda acústicamente». Para el edil, habría que tomar «otro tipo de medidas».

Al parecer, la zonificación de los planes es un tanto amplia y no se puede bajar a mucho detalle. El trabajo considera los usos predominantes y, teniendo en cuenta el PGOU, nada apunta a que algo vaya a turbar la paz de las márgenes más allá de Las Bailas o los conciertos de Enclave de Agua. Tampoco hay que pensar con demasiada solemnidad en el mapa y sus propuestas. El anterior apostaba por cerramientos estables para fumadores, de manera que los vecinos soportaran menos la sonoridad de las plazas con bares. Algo bastante fuera de lo legal y que nadie se tomó en serio.

El portavoz del PSOE pensaba que en realidad Podemos está «en contra del Plan General de Ordenación Urbana», que abre el Cerro de los Moros al desarrollo urbanístico. Un aspecto polémico, que en su momento movió papeles, luego se durmió por desistimiento y ahora amenaza con surgir de nuevo, pues según Muñoz (el del equipo de Gobierno) se estudia una modificación de planeamiento con «ordenación detallada». El PSOE tampoco dio su visto bueno al PGOU de 2006, principal y precisamente por Los Moros. Desde entonces siempre ha sostenido que, bueno, hay que apechugar con lo que hay.

El plan de ruido no es más que una «herramienta», recordó Muñoz, elaborada por técnicos externos y útil para implantar «actuaciones correctoras y preventivas». «Hablen ustedes con los vecinos», reclamó Soria acerca de las molestias del adoquín rugoso en áreas como Nicolás Rabal o San Juan de Rabanera. «¿Qué se piensa que hacemos todos los días?», replicó Muñoz. El concejal del PP pensaba, con toda lógica, que su partido y el PSOE no dialogan con los mismos ciudadanos. Por lo demás, el tal material sirve para «acomodarnos a lo que están realizando la inmensa mayoría de los centros históricos» y la peatonalización «ha demostrado que ha dado buenos resultados», expresó el portavoz del PSOE.

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