EMPRESAS
La titularidad de una patente impide la adquisición de Aleia por Botín
Sorpresa tanto en Garray como entre los trabajadores por la retirada de la oferta
La titularidad holandesa de una patente es la piedra en el camino para la venta de Aleia Roses. La intención de retirar su oferta por parte de JB Capital Markets obedece a este extremo según pudo saber este medio. De esta forma lo que parecía una salida más o menos beneficiosa para la compañía, manteniendo 251 de sus 300 empleos, tiene visos de verse truncada a la espera de lo que decida el juez.
Según fuentes consultadas por este medio es inusual la retirada de ofertas, y más aún cuando la firma capitaneada por Javier Botín puede salir de la operación perdiendo el millón de euros aportado de inicio y en parte su prestigio. No obstante, fuentes cercanas al proceso apuntaron que entre los activos por los que pujó no se contaba una patente necesaria para la producción, que estaba en manos de un tercero.
De esta forma, si JB Capital Markets quería tener toda la unidad operativa debía primero convencer al titular de esa patente para que accediese a la venta, y después pagarla a mayores de los 9.001.000 euros que había ofrecido por Aleia. Una sorpresa que al parecer no gustó a la firma madrileña.
La noticia fue totalmente sorpresiva tanto para sindicatos como para trabajadores y el propio municipio de Garray. Ayer los diversos responsables aseveraron que se habían enterado por la información publicada en exclusiva por este medio. A lo delicado de la situación se sumó en algunos casos un malestar patente por lo que consideraron una falta de información manifiesta por parte de la empresa y la administración concursal.
El secretario de Industria del sindicato CC OO en Castilla y León, Miguel Brezmes, fue uno de los sorprendidos por la información. «Quedé en hablar con el administrador el lunes. Me dijo que el tema estaba complicado y que ‘el lunes te diré’, pero yo pensé que era lo habitual cuando se está en negociaciones» de este tipo.
No esperaba la retirada de la oferta pero «de alguna manera no me sorprende porque este tipo de grupos no tienen escrúpulos, se trata de comprar barato», aseveró Brezmes. «No tienen ni escrúpulos ni corazón, lo que tienen es una hoja de Excel» que marca cuándo una operación puede resultar ventajosa desde el punto de vista económico. «Son fondos buitre que sobrevuelan las empresas cuando huelen problemas», aunque en este caso «no conozco los términos concretos» que les han hecho dar marcha atrás en el proceso.
El responsable sindical apuntó que en este tipo de situaciones «no es lo normal» que se retiren documentos presentados en firme. «Cuando has dado un paso adelante es porque tienes muchos analistas y si han depositado un millón de euros para pagar los gastos más urgentes lo pierde».
Aun así, Brezmes insistió en que no se les ha informado de las causas y «no sé si se ha ido al traste por buscar una mejor oferta o por qué». Lo que sí tenía bien claro era que la intención de JB CapitalMarkets de dejar el proceso era «lamentable, un jarro de agua fría» tras las expectativas despertadas.
También desde UGT la sensación era lógicamente negativa tanto por lo sucedido como por las formas. Pablo Soria apuntaba cerca del mediodía que «me acabo de enterar por el periódico. No nos han notificado nada» de forma oficial a pesar de ser una parte interesada como representantes de los trabajadores de Aleia.
En la central sindical se estaban «a expensas del período de consultas para ver qué se hacía con el resto de los trabajadores» de la empresa, toda vez que aproximadamente 50 no continuarían en los planes de JB Capital Markets. Cabe recordar que inicialmente se pidió mantener 230 empleos como requisito sine qua non para poder presentar ofertas. La firma había mejorado en 21 personas el pliego, lo que hacía que el número de trabajos perdidos quedase por debajo del 20% del total.
Sin embargo, lejos de avanzarse en la mejor salida posible para quienes no continuasen, en UGT vivieron ayer «la desvergüenza de la falta de información por ambas partes». No era tanto en clave sindical, que también, sino la «absoluta desinformación» que sufrían los trabajadores» de la planta.
Una tercera reacción confirmó que no se esperaba esta situación y que el lunes aparecía como fecha marcada para saber algo más del proceso. La alcaldesa de Garray, María José Jiménez, explicó que «no éramos conscientes de la situación. Me enteré anoche (por el viernes), cuando comenzaron a circular rumores. Hasta el lunes, que nos enteremos de lo ocurrido, no puedo decir más porque no lo sé».