Heraldo-Diario de Soria

CRISIS POR CORONAVIRUS

La quesera del mercado cierra su puesto para batallar en primera línea

Sonnia Martínez Gracia ofreció su título de auxiliar de clínica a la Gerencia por la necesidad de personal sanitario; lleva trabajando en el hospital desde el 26 de marzo
 

Personal de Enfermería en una imagen de archivo. HDS

Personal de Enfermería en una imagen de archivo. HDS

Publicado por
IRENE LLORENTE YOLDI
Soria

Creado:

Actualizado:

Sonnia Martínez Gracia cerró su puesto de quesos en el mercado el pasado 26 de marzo para sumarse al equipo de sanitarios del hospital Santa Bárbara de Soria «hasta que pase la pandemia y podamos vencer este virus». Así se lo transmitía personalmente a todos y cada uno de sus clientes que desde hace tres años han depositado su confianza en los productos que vende. Les pedía comprensión y se mostraba confiada en verles muy pronto. Y es que Sonnia tiene el título de Auxiliar de Clínica desde hace más de treinta años, pero hasta ahora nunca había ejercido. «Al ver la falta de personal de nuestros centros hospitalarios me he ofrecido para echar una mano en estos momentos tan difíciles, explica esta soriana». Porque experiencia no tiene, pero voluntad, «toda la del mundo». A su favor jugaba que las prácticas las había realizado en el propio hospital, de modo que de algo se acordaba. El 24 de marzo le llamaron desde la Gerencia, y sin dudarlo se acercó al Santa Bárbara para recibir toda la información, el material y firmar el contrato. Dos días más tarde ya estaba vestida de blanco y como destino, la planta 3B, cuyo equipo arrancaba junto a ella, preparado por si llega la ocasión, una zona que aunque hasta el momento no ha sido necesaria su apertura, sí está preparada para atender pacientes con coronavirus. Los turnos, de 12 horas. «Yo digo que hago el turno de día o el de noche». Porque van de 8.00 a 20.00 horas, o de 20.00 a 8.00 horas.

El 27 de marzo celebraba su 51 cumpleaños en planta. «No podía haber tenido mejor regalo que estar en primera línea ayudando a la gente», confiesa. Sin olvidar las innumerables llamadas y los mensajes de apoyo que recibió ese día de todos los suyos.

Dejó el mercado porque su trabajo en el hospital es incompatible con el puesto de alimentación. No podía ofrecer este servicio y al mismo tiempo estar en el frente de batalla contra el coronavirus, asegura.

Luchadora incansable y voluntariosa hasta la médula, Sonnia no le tiene miedo al virus, pero sí a pasárselo a otros. Precisamente el hecho de vivir sola le animó a incorporarse a la lucha contra el Covid 19. «Pero aunque llevas tu material, ese miedo no se te quita. Y lo mejor de todo es el ánimo que hay entre compañeros, pese a los momentos difíciles».

Lo que peor lleva es que los pacientes están solos. «Me duele mucho la gente que se va, porque se va sin nadie a su lado. Y eso es muy triste», lamenta. Pero también hay cabida para el optimismo. Los mejores momentos, «cuando despedimos a un paciente al que le han dado el alta porque ha superado su particular guerra. Es una alegría sin límites». Afortunadamente en sus turnos la proporción ha sido favorable a las altas: He visto a más gente recuperarse, de modo que hay que pensar en eso.

Sonnia cree que va a haber un antes y un después del Covid 19. «A mí me está ayudando a crecer como persona. A pensar más en los demás. A estar ahí cuando me necesitan».

La vida laboral de Sonnia siempre había estado vinculada con el turismo porque le encanta la gente, hasta que decidió apostar por la alimentación, donde también vale mucho el contacto con sus clientes, «diario y muy agradecido».

Pero de momento su batalla va a seguir en el hospital hasta que la ganemos. Ahora no quiere pensar en su puesto en el mercado: «Mis quesos son mi ilusión, me apasionan. Es mi proyecto», una iniciativa que empezó hace ya casi tres años, y que confía en poder celebrar la efemérides el 27 de julio. «Espero que todo esto ya haya pasado y pueda estar de nuevo en el mercado para entonces».

Lo que sí que reconoce es que su experiencia en el cuidado de los enfermos le está resultando muy gratificante, mucho más de lo que se hubiera esperado años atrás, dado que jamás se había planteado dedicarse al mundo sanitario. «Ha tenido que ocurrir esta desgracia mundial para que toda la sociedad valore este sector y para que yo me haya dado cuenta de que vivir en primera persona este trabajo es apasionante». No obstante, se confiesa una apasionada en todo lo que hace, de modo que no descarta combinar ambas tareas si sigue haciendo falta como auxiliar de clínica.

El equipo 3B

Sonnia se sumó al equipo formado por una enfermera titular, dos estudiantes de cuarto de Enfermería, y otra auxiliar de clínica, Yolanda Izquierdo Martín. Estaba liberada por UGT desde junio del año pasado, pero antes de declararse el Estado de Alarma y en vistas a cómo se estaba expandiendo el virus, decidió incorporarse a la lucha. «Todos los liberados nos pusimos a disposición del hospital», asegura. Así se siente «muy útil». La carrera profesional de Yolanda como Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE) arrancó hace más de 22 años, si bien hasta 2008 no obtuvo su plaza, aunque ahora está destinada en la 3B, pero al estar todavía cerrada su tarea la realiza allá donde se le necesita, fundamentalmente en la 3A o la 3C. «Cada uno a su función, pero nadie es más que nadie, de modo que se está trabajando muy bien», señala. Además, constata que «el personal del hospital está súper agradecido con las nuevas incorporaciones». Lo mejor de todo esto es «el lado humano. Porque todo el mundo está arrimando el hombro, donando material o elaborándolo con sus propias manos, de Soria y de otras provincias». Su principal temor es la posibilidad de transmitirlo a sus tres hijos y a su marido, ya que no se ha podido aislar. No obstante, ella entiende que ya lo ha pasado. «El miedo es libre, pero es mejor tenerle respeto porque así eres más precavido. Estoy convencida de que lo vamos a conseguir entre todos; la pena es que se van a quedar muchos por el camino».

Patricia Guinda es la enfermera al frente del ‘batallón’ 3B, y aunque de momento no se ha puesto en marcha, las cinco ‘guerreras’ están repartidas allá donde se les necesita. Patricia había terminado la carrera en junio del año pasado y ahora estaba haciendo un Máster semipresencial en Urgencias y Emergencias y Cuidados Intensivos, y en cuanto vio la llamada de sanitarios se ofreció. El 26 de marzo empezó como el resto de su equipo 3B. Reconoce que iba con peor perspectiva, y que «el miedo no se te va nunca, porque desconoces el virus», pero sí que según pasan los días te vas familiarizando con la situación, con las habitaciones, con los pacientes. De hecho, su principal preocupación es que se lo pueda transmitir a sus padres, con quienes vive. «Lo hablé al principio con ellos y me dijeron que para adelante, que era mi profesión. Así que me lancé». Su única tabla laboral fue el verano pasado, que trabajó en la UCI del hospital madrileño de La Paz. Pero cree que «de todo se saca algo bueno» y de esta crisis sanitaria a ella le dará «más capacidad para reaccionar rápido y actuar, que es lo que realmente le gusta; de ahí el máster que estudia».

Eva Aranda estudia cuarto de Enfermería y nunca se hubiera imaginado haber empezado a trabajar antes de terminar la carrera, pero cuando vio la situación en Madrid, enseguida se dio cuenta de que en Soria también podría pasar. «Pasaron una lista en el curso para ver quién se incorporaría al equipo del Santa Bárbara y la verdad es que se apuntó casi toda la clase». Enseguida contaron con ella y la respuesta en el hospital no podía haber sido mejor. «Hemos tenido una acogida espectacular porque las compañeras están encantadas con lo que aportamos, porque toda ayuda es bien recibida». El Estado de Alarma le pilló en su casa, en Alcalá de Henares, pero en cuanto le llamaron se vino para Soria. «Mis padres también son sanitarios y también están en primera línea». Vive en la residencia Antonio Machado, «con otras compañeras que están en su misma situación». Cree que este trabajo le va a dar muchas tablas para el futuro, en una profesión que «la sociedad la está descubriendo ahora».

 

tracking