Heraldo-Diario de Soria

CRISIS CORONAVIRUS

«El propio médico le dijo que había resucitado de entre los muertos»

Saturnino Martín, vecino de Cabrejas del Pinar, sale de la UCI tras 81 días de lucha contra el Covid

Saturnino Martín, de 59 años, logra saludar al salir de la UCI, donde ha permanecido 81 días.-HDS

Saturnino Martín, de 59 años, logra saludar al salir de la UCI, donde ha permanecido 81 días.-HDS

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MILAGROS HERVADA
Soria

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«Casi me muero». Eso le dijo Saturnino Martín a su familia cuando ya pudo comunicarse con ellos después de semanas intubado y sedado en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Santa Bárbara de Soria. «El mismo médico le dijo que había resucitado de entre los muertos», relata su hija Mónica en un día muy feliz, el de la salida de su padre de la UCI, después de 81 días, para ser trasladado a planta, donde tendrá que recuperarse de la situación en la que le ha sumido el Covid-19. 

«Está muy flojo, dice que le duele todo y se siente agotado, pero con muchos ánimos», añade una de sus dos hijas, la única que ha podido verle en todo este tiempo porque le autorizaron a visitarle en la UCI hace un mes. «Tiene muchos problemas de movilidad, mueve un poco los brazos, pero los primeros días ni las manos. El fisioterapeuta ya nos ha dicho que va a evolucionar bien y recuperará todo, aunque será un proceso largo», apunta optimista.

Saturnino, vecino de Cabrejas del Pinar de 59 años y agente medioambiental, ingresó el 19 de marzo, recién estrenado el estado de alarma, y desde entonces y hasta la tarde del 8 de junio permaneció en la UCI del Hospital Santa Bárbara, en total 81 días, cifra de récord en Soria –un paciente en Albacete tardó 90 días en poder salir de la unidad de críticos–.

Según cuenta su hija, Saturnino está un tanto abrumado por el hecho de ser uno de los pacientes Covid que más tiempo ha estado en la UCI por lo que ello conlleva de atención mediática, y mantiene el «ánimo alto» por lo que esperan que ya pronto pueda salir del hospital definitivamente, una vez que la rehabilitación haya comenzado a dar sus frutos «comience a andar bien y se pueda defender», superado el hecho de que «la masa muscular se queda prácticamente a cero después de tantos días». 

Han sido momentos «muy, muy duros», reconoce ahora Mónica, «avanzaba un paso pero al día siguiente retrocedía tres». En palabras de los médicos, «ha sido casi un milagro», añade, con agradecimiento infinito a los sanitarios, también por el trato humano recibido: «Las enfermeras y los médico, todos, le han tratado muy bien, le han animado y entretenido. Ahora está muy fuerte, con muchos ánimos».

Aunque buena parte de su estancia en el servicio permaneció sedado, sufrió una traqueotomía y el Covid le afectó no sólo a los pulmones sino también a los riñones y algo al hígado, desde hace dos semanas es «consciente de todo», y además ha podido hablar por videollamada con su mujer, su otra hija y su nieta. «Él estaba muy emocionado y hemos derramado muchísimas lágrimas», apunta de esos momentos de alivio en medio de la enfermedad. Como cuenta Mónica, «lo primero que le dijo su nieta fue, ‘¿pero por qué has cogido el coronavirus?’. Y mi padre se tuvo que reír».

Saturnino, que vive en Cabrejas del Pinar con su familia, es agente medioambiental desde hace unos 30 años. Precisamente su buen estado de forma es lo que le habría salvado la vida. Eso y que no fuma. «El médico nos dijo que si hubiera sido fumador seguro que no había salido», traslada su hija, quien a pesar de que en la UCI sí pudo visitarle, ahora en planta no tendrá la oportunidad de hacerlo, al menos de momento. Sólo un vídeo que les han enviado del hospital les ha permitido ver el traslado, con su padre saludando emocionado. «Hemos pedido verle y estar con él porque creemos que es bueno para su recuperación, pero por ahora no es posible. Pasamos dos meses sin verle y fue muy duro, pendiente de las llamadas de los médicos», cuenta Mónica, que recuerda aquellas visitas como lo mejor del día, sin importarle lo incómodo del traje y los diez minutos de compostura: «Llevaba tres batas, tres pares de guantes, tres mascarillas, calzas, de todo..., y los sanitarios me ayudaban a ponérmelo». 

Este agente medioambiental es un hombre querido entre sus compañeros, como lo demuestran los múltiples mensajes de apoyo y cariño que le trasladan a través de las redes sociales. «Es una persona estupenda», comenta Cándido, y Roberto, otro compañero, añade que han hablado prácticamente a diario con la familia para no perder detalle de su evolución.

Sobre su contagio, no saben ni cómo ni dónde. Sólo que estuvo enfermo una semana a principios de marzo, con síntomas compatibles cuando fue al médico, pero entonces no se identificaba con Covid. «Después se le complicó y cuando le trasladaron al hospital entró directamente en la UCI», cuentan sus compañeros, que añaden que no hacía mucho que había pasado el reconocimiento médico profesional, «exhaustivo», y no tenía ningún problema. Sus colegas agentes medioambientales están deseando hablar con él para trasladarle su apoyo. «A ver si ya pronto puede volver al monte», recalca Roberto. Ya solamente es una cuestión de tiempo, el de su recuperación total, después de que el Covid haya pasado por su cuerpo como una apisonadora.

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