Heraldo-Diario de Soria

EMPRESA

Aleia consuma el abandono de las rosas

Se mantiene la misma plantilla y los trabajadores siguen cobrando

Desmantelamiento de Aleia roses - MARIO TEJEDOR

Desmantelamiento de Aleia roses - MARIO TEJEDOR

Publicado por
V.F.M.
Soria

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Una montonera de raíces y plantas procedente del cultivo de rosas y los trabajos de una excavadora para depositar los restos son bien visibles durante estas jornadas en la firma de Aleia Roses, actual Ondara, del grupo inversor estadounidense Full Moon. La firma ubicada en Garray ha consumado de esta forma el abandono del cultivo de las flores, entre las críticas del anterior CEO, Luis Corella, quien aseguraba la pasada semana a este medio que se daban ahora las condiciones oportunas para una buena comercialización de la flor, al ‘eliminarse’ prácticamente la posibilidad del transporte desde África, con países exportadores, entre otras cuestiones, por el recorte de las líneas aéreas debido a la pandemia.

Es ahora el trabajo al que se dedican los 270 empleados de la fábrica, el desmantelamiento de los invernaderos para el cultivo de la rosa, según confirmaron fuentes sindicales. Las mismas fuentes precisaron que de momento «los trabajadores cobran sin producir», es decir, se está abonando la preceptiva nómina por lass labores de la retirada de las rosas. Lo que pueda suceder después es toda una incógnita que se irá desvelando con el paso de los días.

Los gestores aún no han llamado al comité de empresa para comunicarles que se aplicará un Expediente de Regulación de Empleo (ERTE). Sí se hizo un ‘anticipo’ de forma verbal hace un mes, en el que Ondara adelantó al comité que lo aplicaría para los 270 trabajadores, pero de momento no se ha hecho efectivo.

Los invernaderos vam a quedar «completamente desmantelados y limpios, pero no sabemos qué se va a comenzar a cultivar allí, si cannabis, tomates o pepinos». La primera de las opciones parece ser la más factible y la que, lógicamente, podría dar un mayor rendimiento a su producción para el uso medicinal. El problema radica en que las autorizaciones tampoco resultan nada sencillas y los trámites podrían alargarse en el tiempo, algo que juega en contra de la firma de Full Moon y evidentemente de sus trabajadores.

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