Heraldo-Diario de Soria

DEZA

Le mataron tras invitarles a vino, pan y sardinas

El crimen de Vicente Valtueña Gómez fue uno más de los muchos cometidos en Deza que tenía un largo historial de muertes trágicas

Este crimen en Deza fue en 1903.-HDS

Este crimen en Deza fue en 1903.-HDS

Publicado por
P. PÉREZ SOLER
Soria

Creado:

Actualizado:

Ocurrió en Deza la noche del 16 de noviembre de 1903 aunque las tiranteces venían de dos días atrás, con la compra de una botella de aguardiante para animar la fiesta entre varios jóvenes de la villa. Los protagonistas de este suceso escotaron a 10 céntimos por cabeza con lo que la recaudación fue más que suficiente. 

En torno al dinero sobrante se produjeron diversas opiniones: hubo quien propuso el reparto mientras que otras voces propusieron tirar el dinero al tejado para así no dar gusto a nadie. Y eso fue lo que hizo José Manuel Gómez Palacios, lo que no debió de gustar mucho al primero. Sea como fuere, la noche siguiente hubo de nuevo ‘fiesta’ en Deza y el grupo integrado por Vicente Valtueña, Germán Laguna, Fidel Lafuente y Fausto Manrique ofrecieron a otros jóvenes pan, sardinas y vino. Así, a la cena en la hoguera se sumaron José Manuel Gómez Palacios, Juan Manuel López y Pedro Martínez. 

En torno al fuego quedaron todos cuando Fidel se retiró a su casa. Los acontecimientos posteriores hubo que deducirlos por los testimonios de los declarantes, pero no así los hechos que hablaban por sí solos: Vicente quedó muerto en el acto «con el cráneo destrozado en 17 pedazos de huesos», según detalla el escritor José Vicente Frías Balsa en su libro ‘Crímenes y asesinatos en Soria’. 

German Laguna resultó herido grave con varias contusiones en la cabeza, y Fausto Manrique, con una ligera contusión. 

Llovía sobre mojado en Deza con el suceso ocurrido aquel noviembre. La localidad soriana encabezaba el ranking provincial de muertes trágicas ocurridas en la provincia: las hubo en 1901, 1903, 1904, 1906, 1908 y continuarían pasada la primera década de la centuria. En el banquillo de los acusados se sentaron en esta ocasión Ramón López, de 19 años; Pedro Martínez, de 20; y Juan Manuel Gómez, de 21, cuyas declaraciones fueron contrarias a las recogidas en el sumario y tuvieron que leerse de nuevo todas las declaraciones. 

Los ánimos estaban bastante caldeados ya antes del inicio del juicio en el Palacio de la Audiencia con los pasillos abarrotados de público, donde también se encontraba la madre de la víctima que se arrojó sobre Juan Manuel y tuvo que ser retirada por la Guardia Civil. 

Los doctores Lorenzo Cerrada y Justo Miguel Alonso pusieron la nota luctuosa en la vista, exponiendo al detalle la prueba pericial realizada al cadáver del cual se extrajeron 17 fragmentos de hueso. 

También declaró el doctor Mariano Íñiguez Ortiz que expuso su opinión sobre cómo se pudo golpear a Vicente, «con la cabeza apoyada sobre un cuerpo duro» según se relata en la citada publicación. 

Fidel Lafuente fue uno de los testigos clave de la sesión, al reconocer los garrotes utilizados en la agresión y que figuraban como prueba, de los que el más grande lo llevaba, declaró Juan Manuel; el mediano Ramón y el pequeño no sabía quién. Germán Lagunas, agredido la noche de autos, tenía todavía en sus carnes las huellas del ataque durante el juicio, ya que mostraba grandes cicatrices en la cabeza. 

El agredido indicó que la anécdota de arrojar el dinero al tejado no provocó malestar alguno y que no sabía quién había dado el primer golpe. También declaró su padre, Vicente Lagunas, quien dio parte al juez y avisó al médico la noche de autos. Así, manifestó que su hijo había llegado a casa diciendo que «les habían esnucado» a él y a Vicente entre Juan Manuel y Ramón. 

Cuando el padre llegó al lugar se encontró con la víctima sentada y recostada en la pared, reconocimiento junto con unos vecinos que Vicente estaba muerto. La madre del muerto aseguró que conocía a quienes habían matado a su hijo y que éste era el único sostén de la familia. Y dijo asimismo saber de la mala fama del principal acusado. 

Mariano Granados Campos, al cargo de la defensa de Juan Manuel, estimó los hechos como constitutivos de un delito de homicidio pero con las circunstancias de no haber querido causar tanto daño. Mientras, Antonio Ruiz Zalabardo, en representación de Ramón dijo que éste sólo pegó a Germán. Pero sus alocuciones no convencieron al jurado que estimó un veredicto de culpabilidad para ambos y, además, con la circunstancia agravante de alevosía y atenuante de no haber querido causar tanto mal. 

La defensa pidió que un nuevo jurado revisara la causa, pero el tribunal estimó que la petición no procedía y la condena fue la dictada en un primer momento por el tribunal: 18 años por el delito de asesinato y a la de un año, ocho meses y un día de prisión por el delito de lesiones graves. La sentencia también condenó a los procesados a pagar una indemnización de 1.500 pesetas a los herederos del muerto y 80 pesetas al herido.

 

tracking