SOCIEDAD
Autobuses y taxis de Soria cuentan las horas para quitarse la mascarilla este miércoles
Hablan Rubén, conductor de autobús; Rocío, viajera; y José Luis y Goyo, conductores de taxi
Soria cuenta las horas para quitarse la mascarilla del todo. O casi, puesto que seguirá obligatoria en los centros sanitarios. El Consejo de Ministros ha aprobado este 7 de febrero la retirada del uso obligatorio de la mascarilla en los medios de transporte, después de casi 1.000 días para frenar el covid. La medida entra en vigor este miércoles 8 de febrero con la publicación en el BOE. Conductores y usuarios del bus ya no tendrán la obligación de utilizar la protección, con lo que se añade una nueva fecha en la historia de los cubrebocas que comenzó con el inicio de la pandemia, socialmente cuestionados en ocasiones como en la época en que era obligatoria en la playa.
Este 8 de febrero de 2023 retrotrae al 20 de mayo de 2020, cuando el BOE publica la inédita obligación de llevar mascarilla en cualquier espacio público. Estábamos en plena pandemia pero ya sin confinamiento. Desde entonces a hoy, otra fecha con impacto social, el 20 de abril de 2022, cuando entra en vigor la modificación de la obligatoriedad de llevar mascarilla y se anula el uso generalizado. Pasaron 701 días a los que se han sumado desde la última otros 294 días con cubrebocas en trenes, autotobuses, aviones y metros. También en los taxis. En total 995 días.
Durante estos casi 1.000 días, Rubén Ruiz ha estado con la boca tapada 8 horas diarias. El tiempo de su jornada laboral como conductor de uno de los autobuses urbanos de Soria, lo que hace desde hace 14 años. “Desde que empezó esto, con ella encima. Y, la verdad, tengo muchas ganas de quitármela”, asegura este soriano en la plaza Mariano Granados un par de horas antes de acabar su jornada. Esta semana arranca a las 7 horas y concluye a las 14.30. Lleva la línea 1, Hospitales-Los Royales.
El conductor confiesa que está “deseando” de quitarse la mascarilla en el autobús, una medida hasta ahora obligatoria que califica de “ilógica”, cuando en el resto de espacios ya se retiró hace meses. “¿Que por qué ilógica? Das dos pasos y en la marquesina ya nos la quitamos. No se lleva casi en ningún sitio y en los bares, más juntos que aquí”, aduce.
Con el mercurio pensando si baja o no de los 0 grados, este martes a mediodía lleva la ventanilla bajada, pero “dependiendo del tiempo la abro un poco”, comenta.
Al filo de las 12.30 horas, cinco viajeros están sentados en el bus, un señor de edad avanzada y dos mujeres de en torno a 60 años. También una pareja joven. La mujer se llama Rocío y ve asimismo ilógica la obligación de la mascarilla en los medios de transporte. Coge con frecuencia el urbano e igualmente está “deseando” quitársela a partir de este miércoles.
En el transcurso de la conversación, se nos empañan las gafas y la periodista tiene que dejar de escribir. “¿Ves? Por eso mismo. Si llevas gafas, con la mascarilla solo ves niebla”, añade. “Entonces a partir de mañana se la quitará ¿no?”. “Sí, claro”. El resto de los viajeros asiente con la cabeza a excepción del anciano, que no dice nada.
No todos lo tienen tan claro como Rubén o Rocío. El primero de la fila en la parada de taxis de Marqués de Vadillo, José Luis García asegura que “posiblemente” la seguirá llevando. “Por mi bien y el de los demás”, apostilla. “Esto son dos metros cuadrados. Si de lo que se trata es de que volvamos otra vez a lo mismo, pues vale. Pasado mañana otra vez igual”.
Mascarilla en mano, el taxista, al frente de su vehículo desde hace 17 años, apela a la libertad personal: “Cada uno que haga lo que quiera, pero yo casi seguro que la llevaré. Pero si es que no te la puedes quitar... Quiero decir que la tienes que llevar siempre encima, por si te toca entrar a la farmacia o al hospital”, esgrime.
A quien tampoco le va a faltar una o más encima es a Gregorio Llorente, también taxista. Este soriano tiene claro que dejará de usar mascarilla, pero asegura que en su vehículo “no faltarán” cubrebocas. “Ya no me la pondré, pero al final es una cuestión de sentido común. Si alguien sube tosiendo o se ve que está enfermo, pues claro que la llevaré. Lo que te digo, sentido común”. Pues eso.
Y por ello mismo la mascarilla seguirá presente en los centros y establecimientos sanitarios y sociosanitarios, como hospitales, clínicas, centros de salud, ortopedias, ópticas, farmacias o residencias.