Sábado Agés: «Vale más, mucho más»

Las fiestas avanzan y el Sábado Agés estalla en la prolongada tarde de las Cuadrillas, los subastadores, la música y el vino y las visitas a los locales para decidir dónde pujar por las carnes, botas y despojos del toro. A partir de las seis, la cita en las Cuadrillas comienza con el rito de la lectura del acta del Catapán antes de dar paso a las animadas subastas. El rito de estos días prosigue, siempre centrado en el toro y la vivencia en común. Por eso grupos de amigos y familias, vecinos y también muchos visitantes de los sanjuanes, toman las calles acotadas para hacerse con alguna de las muchas bandejas, los redondos y morcillos. Una práctica y estupenda solución para la merienda del Lunes de Bailas, por ejemplo. Eso sí, hay que ‘exprimir’ el bolsillo ante la competencia de los presentes y la insistencia e incitación de los subastadores. A fin de cuentas, su cometido es conseguir que el resultado sea el más alto para su Cuadrilla.

Los «vale más, mucho más», el «dale vino», la interrupción con la música, el ‘pique’ entre varios interesados en la misma pieza, el fingido menosprecio de alguna oferta, la alabanza de lo expuesto, alguna anécdota para subir la temperatura, el ganarse la confianza de quienes están en plena puja o la petición directa de subir «cinco eurillos» son algunas de las ‘técnicas’ que vuelven con los Agés de la mano de unos subastadores que gastan mucha voz, mucha retórica y muchos comentarios para dar salida no sólo a las suculentas carnes, sino también a otras piezas de uso más cuestionable, como las orejas o los cuernos del toro de la Cuadrilla. En Santiago las astas quedan nada menos que en 96, desde los diez iniciales. El subastador tuvo que ir euro a euro hasta conseguir este fantástico resultado.

En esta sede del barrio del Calaverón los remates de las bandejas estaban entre 80 y 100 euros. Solomillo por 235 euros, redondo por 85, tapa por 100 y cadera por la misma cantidad han sido otras cantidades alcanzadas por las carnes. Despojos del toro, como los pares de patas, se han significado en 80 y 50 euros, respectivamente, mientras que las orejas lo hacían en 25 y el rabo en 35.

En cuanto a las botas, muy apreciadas y cuyo valor como recuerdo es elevado, una se ha elevado a 350 euros en Santiago. Una cifra considerable, pero lejos de la que ha alcanzado una de las de El Salvador. El interés por el artículo característico de las fiestas se ha disparado a nada menos que 1.500 euros. Una bonita pieza decorada con motivos de San Saturio y todo un récord reciente de los Agés.

La subasta prolongada durante horas tiene el tradicional preludio del reparto de la tajada en crudo en los locales de las Cuadrillas. Las concentraciones allí y la gente con bolsas daban cuenta del arraigo de esta costumbre comunal de San Juan que el día de las Calderas tiene su continuidad con la cocida, el pan, el chorizo, el huevo y el vino. Precisamente vino no falta en las doce congregaciones para animar a los potenciales compradores a los que el prolongado esfuerzo de los músicos (siempre atentos a las interrupciones reflexivas y de diversión) contribuye a aclarar o lanzar sus decisiones. Entre los jóvenes, muchos conjuntados para no perderse de vista. Y en general, mucho movimiento para seguir en las calles la multipresente sanjuanera de la jornada. El pasodoble ‘Los Agés’, cuyos autores, Francisco García Muñoz y Jesús Hernández de la Iglesia han  recibido por la mañana el merecido recuerdo homenaje de la Asociación de Jurados de Cuadrilla al que se ha sumado la Asociación de Amigos de la Saca.