Heraldo-Diario de Soria

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La Diócesis de Osma-Soria solo cuenta con 50 curas para atender 540 parroquias

Solo 31 sacerdotes tienen menos de 65 años. «El presbiterio es expresión del envejecimiento de nuestra provincia y un verdadero hándicap para la tarea pastoral»

Una ceremonia religiosa en la provincia.

Una ceremonia religiosa en la provincia.MARIO TEJEDOR

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Soria

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Los últimos nombramientos realizados en la Diócesis por el obispo de Osma-Soria, Abilio Martínez Varea, han vuelto a poner sobre la mesa los esfuerzos que tienen que hacer los sacerdotes en la provincia para atender a sus parroquias. Según los datos del Obispado, a pesar de que hay 77 sacerdotes, 27 se encuentran retirados por edad, y los 50 restantes son los que tienen que atender nada menos que 540 parroquias, muchas de ellas prácticamente despobladas. De esos 50 religiosos, 19 tienen más de 66 años.

Una ‘radiografía’ de la Diócesis soriana arroja que está dividida en 6 arciprestazgos o zonas,explican, y que vio hace ya algunos años la necesidad de ir creando las llamadas ‘Unidades de Acción Pastoral’, basadas en la agrupación de parroquias cercanas, sin suprimir estas, «para una mejor coordinación de la tarea pastoral de los sacerdotes». Pero, «desgraciadamente, esta experiencia no terminó de cuajar, razón por la cual en estos momentos estamos tratando de revitalizarla con una nueva perspectiva y la incorporación de los laicos», subrayan desde la Diócesis.

El número de parroquias asciende a la citada cifra de 540, muchas de las cuales están despobladas o con poquísimos fieles, «lo que complica su atención pastoral».

Actualmente en Osma-Soria hay 77 sacerdotes, de los cuales 31 tienen menos de 65 años; otros 9 tienen de 66 a 74 años y 10 tienen más de 75 años, pero siguen en activo; mientras los demás están retirados, siempre según los datos de la Diócesis.

«Teniendo presentes estos datos, es claro que nos preocupa mucho la elevada media de edad de los sacerdotes sorianos», que asciende a 72 años, «ya que no existe el necesario recambio. Es meritorio, de todos modos, el esfuerzo de sacerdotes muy mayores que, pudiendo jubilarse, deciden seguir al servicio de la Diócesis desempeñando algún modesto servicio pastoral. De todos modos, desde un punto de vista sociológico, el presbiterio diocesano es, en cierta medida, expresión del envejecimiento de nuestra provincia: el problema, pues, de la despoblación, la dispersión y el envejecimiento suponen un verdadero hándicap para la tarea pastoral. La extensión del territorio hace que los sacerdotes inviertan demasiado tiempo en desplazamientos y el envejecimiento de la población tiene como resultado que la pastoral diocesana se encuentre muy centrada en esa franja de edad», indican.

Ese es el motivo por el que algunos sacerdotes tienen a su cargo 6 o 7 parroquias «y de ahí hacia arriba hasta 20 o 30 en algunos casos». «Es verdad que estas cifras sorprenden de entrada», explican, «pero hay que tener en cuenta que muchos de esos núcleos están despoblados o tienen muy pocos vecinos. Esta realidad apunta a la conveniencia de que en esas pequeñas parroquias la atención pastoral se centre no tanto en el fin de semana, puesto que es imposible, sino en los días entre semana y volcar ahí las iniciativas pastorales (visita a enfermos, catequesis de adultos, celebraciones...).

Además, la Diócesis hace hincapié en que «un problema que quita frecuentemente el sueño a los sacerdotes es el mantenimiento y rehabilitación de los muchos templos de que dispone la Diócesis. Cada año la Diócesis hace un esfuerzo económico extraordinario, con el apoyo de las parroquias, diversas asociaciones y la administración, para la conservación de este patrimonio».

Ahora mismo, la Diócesis de Osma-Soria pone el acento en dos principales objetivos. «En primer lugar, estamos trabajando en cómo las parroquias pueden convertirse en mejores instrumentos en el contexto de una sociedad que cambia continuamente. Observando la realidad social de nuestra provincia, detectamos en los últimos decenios algunos fenómenos que nos mueven a la reflexión: escasa población y envejecida, creciente concentración de la población en la capital, éxodo laboral, retorno puntual y estacional al pueblo para recuperar las raíces o sencillamente como tiempo de ocio y de descanso. No hay duda de que esta realidad sociológica influye en la manera como la Diócesis se organiza pastoralmente».

En este sentido, Osma-Soria dice que está trabajando «en la senda de una renovación que vendrá de la mano de la actualización del estilo pastoral y de la creación de nuevos ámbitos evangelizadores al servicio de la misión; entre ellos está el que hemos venido en llamar ‘Comunidades parroquiales’, como conjunto de parroquias limítrofes que se integran como una única comunidad para realizar de forma conjunta lo que no pueden llevar a cabo de manera individual; ocupan un territorio concreto, son coordinadas por un sacerdote y disponen de un equipo pastoral formado fundamentalmente por laicos».

Además, la Diócesis dice que está especialmente preocupada por la pastoral vocacional y «nos preocupa porque creemos que no estamos solo ante una crisis vocacional sino ante una crisis de fe y de vida cristiana que tiene como una de sus expresiones la falta de jóvenes que se animen a servir a la Iglesia siendo sacerdotes». «Es lógico pensar que si no hay familias cristianas difícilmente puede darse el caldo de cultivo para que alguno de sus hijos pueda dar el salto a un compromiso de por vida como es el sacerdocio», añade.

Y en cuanto a las vocaciones, la Diócesis matiza: «Quizás a veces los sacerdotes hemos pensado que es el Seminario, él solo, quien debe ocuparse de la promoción de las vocaciones sacerdotales. Qué duda cabe que el Seminario es un instrumento extraordinario, pero también es cierto que, siguiendo la tradición pastoral de la Iglesia, somos en buena medida los sacerdotes los que atraemos o espantamos a las vocaciones, lo cual nos hace particularmente responsables. Creemos que todos los sacerdotes, en los inicios de nuestra vivencia vocacional, hemos tenido un buen ejemplo en nuestra parroquia y un cura entregado que nos ha guiado en esos comienzos titubeantes». En la actualidad hay en la Diócesis 4 seminaristas que se preparan para ser sacerdotes y que estudian en la Facultad de teología de Burgos.

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