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Gastronomía

Castañas: un fruto seco de bajo contenido calórico

De sabor delicioso, aunque se trata de un fruto seco, su composición nutricional es más similar a la de un cereal

Las castañas tienen un bajo aporte calórico a pesar de ser un fruto seco.

Las castañas tienen un bajo aporte calórico a pesar de ser un fruto seco.HDS

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Redacción
Soria

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Con la llegada del otoño y, especialmente, de los meses de octubre y noviembre las castañas hacen su aparición. El parque de la Dehesa cubre sus caminos de castañas que se convierten en un ‘juguete’ que recolectar para los niños. Sin embargo, es importante no confundir las castañas que se comen, con las que abundan en los parques y campos estos días. Y es que mientras algunas variedades de castañas son seguras para comer y están deliciosas, otras son venenosas para los humanos, pero perfectas para la elaboración de manualidades y productos artesanales. En este caso son el fruto del castaño de Indias que en nuestro país se emplea como árbol ornamental en jardines y parques gracias a lo majestuoso de su tamaño y a su belleza.

Sin embargo, en esta sección gastronómica nos vamos a centrar en las castañas dulces, las que se pueden comer, que son un fruto muy apreciado por su sabor, su capacidad nutricional y su versatilidad en la cocina. La castaña es un alimento saludable con importantes beneficios nutricionales. Se trata de un fruto seco muy rico en hidratos de carbono y fibra, así como en vitaminas del grupo B y minerales como el magnesio, potasio, hierro y fósforo. Además, dado su alto contenido en agua es un fruto con un bajo contenido en grasas y un bajo contenido calórico. Su elevado contenido en fibra ayuda a solventar los problemas de estreñimiento. Son buenas para la hipertensión y los problemas de riñón. Indicadas para mujeres lactantes y personas con estados carenciales como la anemia. Estas características convierten a la castaña en un alimento perfecto para enriquecer la dieta con nutrientes esenciales, compatibles con dietas de adelgazamiento o de mantenimiento, siempre dentro de un consumo coherente y equilibrado.

A diferencia de otros frutos secos, no es recomendable consumirlas crudas, sino que es mejor que estén asadas o cocidas. Y es que contienen taninos que pueden ser irritantes a nivel intestinal. Para evitarlo se recomienda dejar pasar alrededor de una semana después de su recolección.

Tal y como recoge la Federación Española de Nutrición, «la llegada de los castaños a la península Ibérica hay que agradecérsela al Imperio Romano. La afición de los romanos por este fruto originario de Italia, les llevó a extender esta especie por todo el Imperio, llegando hasta nuestros días, siendo ya considerada como una especie autóctona». A pesar de ser un fruto seco, continúa la organización de nutrición, «la composición de las castañas se asemeja más a la de los cereales. Las castañas son fuente de fibra y ricas en hidratos de carbono complejos, estos ocupan casi la mitad de su composición; y no debemos olvidar que los hidratos de carbono han de ser la fuente más importante de energía en nuestra dieta. Además, la cantidad de grasa también es bastante similar a la de los cereales y por lo tanto notablemente inferior a la que contienen el resto de los frutos secos». Gracias a estas propiedades y a que su contenido en agua es cercano al 50%, la castaña es uno de los frutos secos de menor contenido calórico. En cuanto a los minerales, las castañas son fuente de fósforo y potasio.

Por su versatilidad en la cocina, las castañas admiten muchas preparaciones ya que se adaptan a cualquier necesidad culinaria, aunque quizá destaquen particularmente como picoteo o bocado entre horas, fácil de llevar a cualquier parte una vez peladas. Con ellas se pueden preparar numerosos platos, tanto dulces como salados, usarlas para enriquecer caldos, preparar tartas, flanes, cremas y muchas otras preparaciones. Se pueden utilizar como guarnición del plato principal enteras o en puré, en salsas o en repostería. También es habitual consumirlas asadas. Y la Navidad es una fecha en la que se multiplica su consumo.

En cuanto a sus beneficios, la fibra que contienen las castañas ayuda a reducir el colesterol para mantener el organismo sano. De esta forma no sólo ayuda a mantenerse en mejor forma, sino que ayuda a reducir el riesgo de dolencias cardiacas. También potencia los niveles de energía para que puedas disfrutar de tu día a día sin sensación de fatiga constante. Las castañas asadas son más beneficiosas ya que multiplican su fibra y contienen más aminoácidos. En comparación con crudas o cocidas, la concentración de aminoácidos aumenta cuando se asan.

La receta: Crema de castañas

Ingredientes. 200 gr. de castañas cocidas o asadas (peladas); 1 cebolleta pequeña picada; 1 puerro picado; 15 gr. de aceite de oliva; 150 g. de patata pelada troceada; 5 ml. de vinagre de Jerez o manzana; 400 ml. de caldo de verduras o agua; tomillo seco o fresco al gusto; nata líquida para cocinar al gusto; pimienta negra molida y sal. Un huevo por persona para servir (opcional).

Elaboración. Calentar el aceite en una cazuela y pochar las verduras con una pizca de sal. Cuando estén transparentes, añadir las castañas con la patata troceada, salpimentar ligeramente y dar unas vueltas. Agregar el vinagre, saltear un par de minutos y añadir el tomillo. Cubrir con el caldo o con agua, llevar a ebullición, tapar y dejar cocer a fuego lento unos 30 minutos, removiendo de vez en cuando. Cuando las verduras estén tiernas, triturar, añadir un chorro de nata líquida al gusto y corregir de sal. Servir con huevo escalfado o cocido, perejil fresco y un chorrito de aceite de oliva virgen extra, o las especias y hierbas que se quieran.

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