Heraldo-Diario de Soria

ENTREVISTA. TERESA APARICIO. Responsable de la Oficina de Asistencia a Víctimas de los Juzgados.

«La media de edad de las víctimas de agresión sexual en Soria ha bajado a 16 años»

La violencia ha aumentado, también la sexual, y quienes la ejercen son cada vez más jóvenes. Las redes sociales marcan la pauta

Teresa Aparicio es responsable de la Oficina de Atención a Víctimas de delitos de los Juzgados de Soria.

Teresa Aparicio es responsable de la Oficina de Asistencia a Víctimas de delitos de los Juzgados de Soria.Montesegurofoto

Publicado por
Soria

Creado:

Actualizado:

El paquete de pañuelos no falta nunca en la mesa de Teresa Aparicio, gestora procesal encargada de la Oficina de Asistencia a Víctimas de delitos de los Juzgados de Soria, que lleva una década dando apoyo y acompañamiento a las mismas, una dedicación que la ha hecho merecedora, recientemente, del premio Menina que otorga la Delegación del Gobierno en Castilla y León. Aparicio ve cada día como aumenta la violencia, las agresiones sexuales y el machismo, y sus protagonistas son cada vez más jóvenes. La media de las víctimas ha bajado a los 16 años, y la mitad de las agresiones sexuales las cometen menores de edad. Una realidad cosida a la falta de valores, problema, a su vez, que viene motivado por la ausencia de educación en el entorno familiar. Ella está para ayudar, no para juzgar, y su oficina es un punto de desahogo donde lo que más piden las víctimas es «abrazos».

Pregunta. ¿Cuántas víctimas requieren la ayuda de la Oficina?

Respuesta. Yo tengo 218 expedientes abiertos este año, porque se incluyen víctimas de violencia de género, doméstica, agresiones sexuales, delitos de odio, secuestro de menores, robos con intimidación, víctimas de tráfico... El año pasado, la última estadística cerrada, hubo 140 casos de violencia de género, 53 doméstica, y agresiones sexuales 25. En este año, hasta noviembre, las agresiones son 24, igualado al año pasado y falta un mes. Los expedientes que abrió la oficina en el año 2021 fueron 16 de abusos y agresiones sexuales, de los cuales 8 fueron menores. En 2022, hubo 25 de los que 14 eran menores. Y en este 2023, que son agresiones según la nueva ley, son 24, con 11 menores. Pero también hay casos que no llegan a la Oficina.

P. ¿Cómo está cambiando el perfil de la víctima?

R. Ahora son víctimas de 14, 15, 16 años... Desde el año pasado ha ido bajando la edad, se notó mucho. La media de edad de las víctimas es de 16 o 17 años. Siempre hemos tenido menores pero ahora tenemos más. Los agresores sexuales son cada vez más jóvenes.

P. ¿A qué se atribuye este aumento de agresiones sexuales?

R. Dicen, estudian, que puede ser por las redes sociales, porque nadie les controla, tienen acceso a la pornografía... Ellos normalizan lo que ven en la pornografía, se creen que las relaciones sexuales son así.

P. ¿También las víctimas?

R. Hay un poco de todo. Hay víctimas a las que agreden sexualmente, no denuncian, y luego hablan con las amigas y son las que le dicen, oye, eso es una violación. Pero al principio no lo ven como tal, no han dado su consentimiento pero a veces no denuncian incluso hasta pasados meses. También tardan porque necesitan estar fuertes para hacerlo.

P. La oficina está enfocada a las víctimas, ¿pero habría que hablar también con el agresor para ver dónde está el problema?

R. Igual que yo trabajo con las víctimas, tendría que haber otra oficina que hablase con los agresores. Es lo que nos falta en el sistema, porque esto no se está frenando. Yo veo a la juventud cada vez más envalentonada, con menos valores, menos respeto. Agresores que se creen con ese derecho. Hemos tenido hace unos días declaraciones de agresoras menores que vienen al juzgado como si entraran en cualquier sitio, sin ningún respeto. Se trata de pandillas que quedan para pegarse. Si alguien les cae mal, quedan para pegarle y colgarlo en las redes, porque parece que todo su objetivo es obtener likes y que salga en las redes.

P. ¿Los violentos cada vez son más jóvenes?

R. Y con menos valores. Y de eso es responsable la educación, porque hay que darla en casa. Los valores vienen de la familia, y los inculcan los padres, si ahí ya falla, falla todo el sistema. En casa, mucha gente no tiene herramientas, son familias desestructuradas, pero también gente muy normal que se comporta así. Yo veo un poco complicado salir de este bucle, por todo lo que veo aquí cada día. Si en una casa, lo que los hijos ven es violencia, verbal o física, faltas de respeto, ellos van a seguir los mismos cánones, porque es lo que normalizan. Se creen que la vida es así. Por eso están retirando más la tutela a sus padres, porque no se puede permitir que los niños vivan en esos ambientes y vean y oigan eso. Hay que proteger a esos menores como sea. Hay víctimas de violencia de género que prefieren volver con el agresor que estar con sus hijos.

P. ¿Por qué?

R. Por la dependencia emocional. Y económica cada vez menos, porque las víctimas tienen muchas ayudas, aparte están las casas de acogida. Lo principal es la dependencia emocional, porque están anuladas y quien dirige su vida es él. Entonces se encuentran solas, vacías. Los agresores las suelen separar de sus entornos, es uno de los primeros pasos.

P. ¿Cuándo se da cuenta una víctima de que hay maltrato?

R. Hay estudios que dicen que una mujer se da cuenta de que es maltratada al séptimo año. Aunque hay denuncias de gente que lleva meses, también hay de personas de 80 años que llevan mucho tiempo así. Primero está el amor romántico, cómo me quiere que me está llamando siempre, pendiente de dónde estoy... Enmascaramos. A eso hay que añadirle otros comportamientos. Y se dan cuenta ya tarde, quizá cuando reciben el primer bofetón. Aguantan muchísimo, hay quien lleva 40 años antes de denunciar.

P. ¿Y la víctima se atreve a denunciar?

R. Cada vez más y las protegemos igual. Aunque no tenemos medios. En Soria hay dos agentes de Policía Nacional y uno Local, y entraban otros tres. Pero es que hay 120 órdenes de alejamiento vigentes en la ciudad. Aparte de las 60 de la Guardia Civil en los pueblos. El trabajo ha aumentado mucho desde que tomé posesión en la oficina hace 10 años. En 2019 abrí 155 expedientes, 179 en 2020, fueron 238 en 2021 y en 2022 fueron 260.

P. ¿Así es posible hacer el seguimiento?

R. Pues se hace por teléfono. Y la respuesta es, estoy bien, pero puede estar viviendo con el agresor, que nos ha pasado más de una vez. Gente que tiene pulseras de seguimiento de las medidas de alejamiento que hacen virguerías para quitárselas. Ahora hay 13 activas, y somos la provincia con mayor número en relación a la población. La mayoría de maltratadores muy jóvenes. Las víctimas pueden pedir que se retiren porque fallan y saltan y a ellas les crea mucha angustia porque las llaman en cualquier momento.

P. Al igual que denuncian, renuncian a declarar contra el agresor. Según los últimos datos, una de cada cuatro en Soria.

R. Cada vez menos. Cuando sucede es porque los procedimientos judiciales se dilatan mucho en el tiempo y las víctimas quieren pasar página. Volver a recodar para ellas es un horror. En el caso de los juicios rápidos puede ser porque ha habido una reconciliación, han sopesado los pros y los contras... Con la nueva ley, una de las cuestiones que conlleva la denuncia por violencia de género es la suspensión del régimen de visitas a los menores. Y hay madres que quieren que el padre vea a los hijos. También porque se ven solas con niños y si tienen que trabajar no saben cómo hacerlo, cómo llevarlos o recogerlos del colegio. Hay muchas circunstancias. Se dan ayudas a la gente que no trabaja, pero a las mamás que sí lo hacen no. Es muy complicado si no tienen otro apoyo. Trabajar es muy importante para ellas por la socialización necesaria y por el aporte económico.

P. ¿El alcohol, las drogas, son un desencadenante común?

R. No común, pero se nota que los lunes hay más. Alcohol, drogas, pornografía, y una dosis de machismo que está creciendo. La violencia en general ha crecido, incluida la de género, que conlleva un machismo, pero ha aumentado toda la violencia. Somos más violentos y machistas, hay más denuncias, más asesinatos...

P. ¿Qué piden las víctimas cuando acuden a la Oficina?

R. Abrazos. Y mucha gente lo que quiere es trabajar, algo muy importante porque socializan y salen del pozo.

P. ¿Y las víctimas de violencia sexual?

R. Son situaciones un poco raras. Conocen a la gente por las redes y quedan con ellos. Van muy deprisa. A veces hay malos entendidos. Pero si dicen, no quiero nada contigo, es así, al margen de que hayan quedado o ido a su casa.

P. Desde luego las formas han cambiado, ya no se trata de una violación de un desconocido en un callejón oscuro o un portal.

R. No, ahora son las redes sociales las que marcan la pauta.

P. Hablamos de mujeres víctimas, ¿también las hay maltratadoras?

R. Claro. Este año no hemos tenido hombres víctimas, pero los hay. Y son igual que ellas, les han machacado igual. Quizá no tanto la agresión física pero sí la psicológica. También hay de violencia doméstica, que ha aumentado últimamente, sobre todo de los hijos a los padres. Que aguantan por no denunciar a sus hijos pero llega un momento en que ya no pueden más.

P. ¿Cómo se hace para compartir los problemas de tantas víctimas y luego poder tener una vida normal después del trabajo?

R. Después de mucho tiempo se consigue no llevártelos a tu casa. No siempre lo logro porque hay casos más duros, pero se hace a base de entrenar. Intento separar, porque si no me moriría.

tracking