Heraldo-Diario de Soria

ENTREVISTA. MARIAN ARLEGUI. DIRECTORA DEL MUSEO NUMANTINO

«Los Arcos de San Juan de Duero limitarán accesos este año para proteger el monumento»

En 2023 visitaron el Numantino y sus anexos unas 200.000 personas. Un buen balance, pero en algunos es necesario controlar el aforo, como en la iglesia de los Arcos. No más de 30

Marian Arlegui es directora del Museo Numantino de Soria.

Marian Arlegui es directora del Museo Numantino de Soria.MARIO TEJEDOR

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A los 12 años Marian Arlegui ya supo que quería trabajar en un museo. Desde 2018 está al frente del Numantino, por segunda vez, ya que la primera fue durante 1995, tras el fallecimiento de su predecesor, José Luis Argente. El museo se concibió en red y por lo tanto también es responsable de los Arcos de San Juan de Duero, que es su sección medieval, la filial del Museo de Tiermes, el museo yacimiento de Ambrona, el de Numancia y San Baudelio. Todos de titularidad estatal y gestionados por la Junta. El pasado año recibieron unos 200.000 visitantes, un buen balance, pero la «capacidad de absorción» de algunos monumentos tiene un tope. Ha llegado la hora de limitar aforos en San Juan de Duero, no más de 30 en su iglesia. Será un paso en el marco de una intervención para consolidar y restaurar un enclave que aún no tiene fecha pero ya está en marcha. Como la renovación del propio Museo Numantino, uno de los mejores de la céltica europea, ya con propuesta de diseño pero con horizontes temporales más extensos.

Pregunta. ¿Por qué nadie debe perderse el Museo Numantino?

Respuesta. El Museo Numantino conserva nuestra memoria colectiva. Al igual que la memoria individual es imprescindible para la vida, la colectiva también lo es en el tejido social, porque somos comunidad, tenemos un pasado común en el que nos identificamos y del que podemos obtener pautas para un presente y un futuro. Por eso la memoria colectiva que conservan los museos es tan extraordinaria. Averiguan lo que ha habido en el pasado y cómo se ha llegado a la situación actual. Descubren artistas, conocidos o anónimos, que han hecho obras de arte maravillosas, incluso de los pueblos prehistóricos de las que tenemos piezas extraordinarias. Además es una fuente de disfrute y aprendizaje. Hay algo de los museos que me gusta resaltar, y es que dentro de la prisa y el ruido de esta sociedad, son de los pocos lugares que permiten la introspección, la reflexión, el silencio... En el caso del Museo Numantino, hay colegas europeos que me han dicho que, por colecciones, es uno de los mejores museos de la céltica europea. Tenemos piezas, colecciones, y conocimiento, que es igual de importante o tan necesario como las piezas en sí mismas, para poder contar cómo ha sido toda la Edad del Hierro y la relación con Europa en una de esas culturas llamadas célticas. Hay muchas maneras de ser celtas, no hay una cultura celta uniforme. Blas Taracena comenzó a excavar todo lo que son yacimientos de la Edad del Hierro, consiguió poner a la vanguardia del país el conocimiento de esa Edad. Ese saber ha continuado con investigadores extraordinarios de primer orden. Todo ello nos coloca en un buen lugar respecto a los museos europeos célticos.

P. ¿Cómo se renueva el museo para ser siempre atractivo?

R. Uno de los propósitos que tiene el museo, pero que va a ser complejo y se va a dilatar en el tiempo, es precisamente la renovación. En el museo se hizo una gran reforma que se inauguró en 1989, tras otras más pequeñas, porque era de 1919. Las exposiciones son permanentes pero no eternas. Cambian no sólo los modos de exponer sino la percepción social y los modelos de comunicación. En tantos años, por la eclosión de la arqueología de gestión y de urgencia, y las propias investigaciones, tenemos mucha más información sobre todas las áreas, mucho más que contar, pero una reforma integral del museo es compleja. Estamos haciendo el esfuerzo a ver si podemos ir abordándolo por salas... Y sería incorporar el conocimiento que se tiene de las distintas etapas, piezas muy elocuentes de ese discurso que se establece, y nuevos modelos de comunicación y de presentación al público.

P. ¿Hay un plazo estipulado?

R. No. Es un proceso muy complejo. Primero hay que proyectar y hacer un documento guía de cuál va a ser el tono narrativo... Hay que llegar a un equilibrio en la presentación de las culturas, porque todas tienen la misma importancia. Ya estamos en ese proceso desde hace un año pero tenemos mucho trabajo y no vamos tan deprisa como querríamos, pero sí tenemos intención de que en un par de años mejorar una sala. De momento hemos empezado incorporando a la exposición piezas muy importantes que estaban en el almacén. Tenemos ya una propuesta de diseño para que lo que vayamos haciendo no sea un parche sino que las reformas vayan siendo permanentes. Vamos dando pequeños pasos para ir avanzando como podemos... No se conoce el trabajo que hace el museo, que son múltiples vertientes y complejo.

P. ¿Será una renovación interna, no de edificio?

R. Sí, eso es. Es verdad que hay una reivindicación antigua de construir una nave paralela a de servicios internos, donde está también la biblioteca, porque hace falta. No es lo mismo un museo de 1989 que de 2023, que ha hecho mucho más compleja sus funciones y requiere otros espacios. Ahora tenemos una sala de exposiciones temporales que es polivalente, que si hay exposición no permite un ciclo de conferencias, por ejemplo y tenemos que encajar la programación.

P. Han incorporado piezas que quien visite el museo hoy no vio hace...

R. Hace tres años. Son piezas romanas sobre todo, porque había algunas muy interesantes y vamos a seguir haciéndolo, pero queremos hacerlo bien, no es un proceso que se pueda improvisar.

P. ¿Eso requiere financiación?

R. Sí.

P. ¿Cómo está el museo y sus anexos en esa materia?

R. Me voy atrever a decir que desde hace algún tiempo son malos tiempos para la cultura. Es una crisis social y posiblemente también política, y no sólo española. Tiene que ver con la confusión y amplitud del término cultura. Ahora mismo se considera que prácticamente la totalidad de la actividad humana es cultura, y no es así. Hay confusión entre espectáculo y cultura, pero no todos los son, algunos tienen como única finalidad el entretenimiento y nunca se van a constituir en un hecho cultural. Y se percibe que se pretende supeditar la cultura la turismo y no debe ser así. La cultura debería ser la columna vertebral de un país. A mayor cultura mejor democracia y está comprobado por estudios científicos que se vive mejor y más. De financiación vamos manteniéndonos, aunque proyectos de esta envergadura hay que reconsiderarlos. Por ejemplo, el consejero ya se ha comprometido a la mejora de la instalación de agua y luz en Ambrona. El Ministerio ha hecho ya una visita con técnicos y políticos de la Junta a San Juan de Duero donde es necesario intervenir... Vamos trabajando en muchos frentes.

P. ¿Qué necesidades y proyectos tienen entre manos?

R. Este año vamos a abordar la reforma museográfica de la sala de exposiciones de Tiermes. Había una exposición temporal que se ha prolongado en el tiempo más de lo que hubiéramos deseado, y este año toca hacer la reforma para que sirva de acceso al yacimiento y sea una explicación, ya con nuevas tecnologías, de cómo era la vida en la ciudad romana, que es lo que la sociedad reclama. San Juan de Duero requiere un proyecto muy ambicioso de conservación. Hay que tener en cuenta que al año lo visitan unas 80.000 personas, de los que más de Castilla y León. En Ambrona se instalará agua y luz. Las campañas de promoción no nos corresponden pero creo que habría que hacer un esfuerzo por la internacionalización de estos monumentos que gestiona el Numantino porque le interesan a toda Europa.

P. ¿En qué consistirá ese proyecto en San Juan de Duero?

R. Habría que intervenir para consolidar, restaurar, hacer un estudio de humedades... Un proyecto muy complejo. Técnicos y políticos ya lo conocen y ahora estoy esperando cuándo y qué. No puedo anticipar decisiones sobre unas necesidades que ya transmití. Hay que pensar que es un edificio que está expuesto a las inclemencias de un clima de montaña y continental, con fuerte oscilación térmica, al lado del río... Y tampoco se puede olvidar que la arenisca es una piedra que da una belleza especial a los monumentos pero tiene establecida una durabilidad que se cifra en unos 500 años y que ya se ha pasado. Hay muchos edificios en Soria que se observa que empiezan a deteriorarse, sobre todo en la base. La arenisca es una piedra muy compleja de restaurar y consolidar, porque una vez que pierde la capa exterior puede estar arenizado. Es uno de los problemas.

P. ¿Le ha preocupado el derrumbe sufrido en el puente próximo hace unos días?

R. No, porque no le afecta, pero sí es importante porque el cambio climático va a suponer problemas de otra índole a los que vamos a tener que enfrentarnos desde la protección del patrimonio.

P. Se han incorporado nuevas piezas de los fondos del museo, ¿qué contiene ese almacén?

R. Tenemos un almacén muy grande con muchas piezas inventariadas pero es imposible saber el número porque muchas de ellas son fragmentos, miles y miles, que no se pueden reconstituir. Sirven para la investigación pero no enriquecen el discurso y sólo contaminan. El museo tiene como principal obligación legal la conservación de los objetos del pasado para las generaciones del futuro y es una responsabilidad profunda que es la que más me obliga. Cada pieza tiene un número, si se presta a una exposición, entra en restauración, se publica en una investigación lleva ya su identificación. Para luego comunicar, tiene que haber una investigación porque es lo que el museo traduce a la sociedad. Digo esto porque muchas personas se preguntan, cuánto está expuesto, pero lo que importa es que haya una narración discursiva de una evolución cronológica. Elegimos los textos y los objetos y tienen que apoyarse.

P. ¿Qué hay en los fondos que como directora considere que tiene que verse?

R. La colección etnográfica del Museo Numantino, que es extraordinaria. Posiblemente sea la mejor de un museo provincial de toda Castilla y León. La comenzó Blas Taracena, ya consciente en aquella época de la importancia de ese patrimonio. Los sucesivos directores le han seguido prestando atención y hoy continuamos. Últimamente con una ayuda social porque muchos propietarios están donando piezas. Algunas muy destacadas. La próxima exposición temporal se debe a la donación de una carpintería completa que los herederos han mantenido íntegra con todos los objetos, su colocación y con toda la documentación. Es un caso muy meritorio de responsabilidad con el patrimonio cultural. Es una carpintería tradicional que paró cuando comenzó la mecanización. Habrá que montarla entera, reconstruida fidedignamente, y ocupa mucho espacio.

P. ¿Cómo evoluciona el número de visitantes?

R. Estamos satisfechos porque se han recuperado las cifras tras la pandemia, pero cada monumento tiene dinámicas distintas. San Juan de Duero tuvo 75.628 visitantes en 2018, en 2019 fueron 81.039 y en 2023 ha tenido 79.709. El inmenso calor del año pasado ha perjudicado las cifras, mucha gente eligió la playa. En Numancia, en 2018 fueron 48.162 visitantes y el año pasado 38.716, es decir que ha bajado. En San Baudelio hemos pasado de 20.160 a 22.397. Tiermes no se puede contabilizar y Ambrona es el que menos se ha recuperado todavía, de 5.743 a 4.491. El año pasado, sin contar Tiermes, tuvimos 174.678 visitantes, y con Tiermes llegaremos a más de 200.000. Un muy buen balance, podemos estar satisfechos. En 2022 fueron 157.000 en total, es decir, son 25.000 más en 2023. Observamos por un lado el incremento de visitantes en San Baudelio, que ahora tiene restringidas las visitas y se entra de ocho en ocho por cuestiones de conservación, lo que además mejora la calidad de la visita. Además, los interesados en venir lo hacen fuera de julio y agosto, y desestacionaliza. San Juan de Duero se está recuperando bien. Hay determinados monumentos que tienen una capacidad de absorción, por el bien del monumento y también del visitante. Habrá que empezar a controlar el número de visitas, hacerlo de otra manera, con cita concertada, etc...

P. ¿Para cuándo está previsto hacerlo?

R. A ver si lo podemos hacer este año ya. Ya veremos, pero no antes del otoño. Es una limitación numérica de accesos. Hay que decidirlo porque en los Arcos se puede realizar un flujo, puede haber visitantes en el claustro y en recepción, pero se trataría de que en la iglesia no hubiera nunca más de 30 personas. Y también el claustro tendría que tener limitación, porque lo he visto con más de un centenar de personas. Haremos la prueba física, contabilizando para ver el número más adecuado. Pero hay que tener en cuenta días y estaciones, porque hay ocasiones en que la aglomeración es tal que tienes que poner una medida. Son muchas las variables. Es una ordenación necesaria. Ahora hay veces que existe un cierto colapso en la entrada para sacar el ticket, de la otra manera podría ser más ágil. También hay otras cuestiones, como una vigilancia más exhaustiva. Comprobamos en San Baudelio que pese a la restricción no sólo no ha bajado la demanda sino que ha subido. Empezó con la pandemia, pero ya lo teníamos en mente porque veíamos las alteraciones de temperatura y humedad. En Tiermes no podemos contabilizar porque no está cerrado. El de Numancia se está recuperando bien. Ambrona se mantiene, con instalaciones humildes pero un público fijo de estudiantes universitarios y científicos, y extranjeros.

P. ¿El Museo Numantino es profeta en su tierra?

R. Ocurre en todos los sitios. Los museos de la propia ciudad se visitan poco o nada. Esta tendencia se rompe con las visitas de los escolares. Viví una anécdota con un niño que iba con su padre, en la verja del museo, que le dijo, papá, vamos a venir y te lo voy a enseñar. Además, yo siempre digo que el Numantino no tiene que verse de una vez. Se puede venir un día a dejarse llevar en la visita, y otro a ver lo que le llamó la atención. La placa de Villalba, la vasija de los Toros... Es que hay que venir sólo para ver esas piezas, y otras tantas muchas que hay.

P. ¿Qué piezas hay únicas en el Numantino?

R. La cuestión es qué hace única una pieza. Su calidad artística, técnica, la innovación que supuso, el afecto que demuestra. Ejemplos, un biberón de la Edad del Hierro, de hace 25 siglos, que cuando el niño bebe lo que percibe es como un pájaro. La placa de Villalba se relaciona con todo el arte cantábrico. La vasija de los Toros es soberbia técnica y artísticamente. La pieza de Numancia pintada en azul que es la única con ese color, una cesta de cerámica que representa un animal que muerde al siguiente, ni principio ni fin. Un sonajero de apenas cinco centímetros que suena y que sirvió para dormir a un niño de la Edad del Hierro. Un dado para hacer trampas que apareció en Tiermes, que siempre sale el seis. Una cerámica campaniforme decorada con una profusión absoluta, milimétricamente decorada. Unas armas de la Edad del Bronce que se ocultaron en el monte y el dueño no volvió a recoger. Un pendiente de una mujer visigoda que fue enterrada en una cueva de Somaén. Cada pieza es un mundo.

P. Lo decomisado en los expolios llega al museo. ¿En qué condiciones lo hace?

R. Es tan dramático el daño que se hace con el expolio que esas piezas pierden su valor. El valor económico nos importa poco. Un ejemplo, una lámpara romana paleocristiana que aparece en su nivel arqueológico nos permite saber mucho más. Y puede ser mucho más elocuente que un objeto de plata o de oro. Nos llegan piezas, pero no demasiadas. El museo realiza el inventario y las conserva, pero muy difícilmente podrán exponerse porque no tenemos el contexto. Además, no puede premiarse una acción delictiva. Por eso es importante que los vecinos de los pueblos sepan que ese patrimonio es suyo. Es de todos, del pueblo español, lo dice la Constitución, pero en primera instancia el yacimiento es suyo. También quiero destacar el gran trabajo que está realizando el Seprona de la Guardia Civil.

P. ¿Se debe seguir excavando los yacimientos sorianos?

R. Hasta ahora las excavaciones se han hecho cuando ha habido un proyecto de investigación y se decidía en la Consejería de Cultura. La razón no puede ser descubrir más sin un objetivo. Yo creo que todos coincidimos en que Numancia debe enfrentarse ahora a un proceso de consolidación y reordenación, los trabajos habituales en los yacimientos arqueológicos. Torralba y Ambrona son posiblemente los que más tiempo han sido excavados, incluso con proyección internacional, haciéndose descubrimientos muy importantes para la evolución humana, aunque no existan restos humanos, pero sí los objetos que produjeron y se pueden sacar conclusiones válidas. Son proyectos de investigación que excavan y luego tapan. En Tiermes, a la vez que se excava se consolida y se adecua la visita al público.

P. ¿Es necesario un museo en Torralba como el que existe en Ambrona?

R. No, yo creo que basta con una instalación porque los dos yacimientos se consideran como uno. El de Ambrona es el primer museo in situ que se hizo en España, fue absolutamente pionero.

P. ¿Por qué tarda tanto el centro de recepción de visitantes de Numancia de Garray en convertirse en una realidad?

R. No sabría contestarte. Yo soy optimista y creo que se hará pronto.

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