Heraldo-Diario de Soria

Historia

Los cuatro siglos del retablo mayor de la iglesia de Valverde de los Ajos

Cristóbal de Ávila Cisneros se obligó a hacer su trabajo en el lugar, en el plazo de ocho meses, a cambio de que sus vecinos le dieran casa y leña y la iglesia le pagara un total de 120 ducados

Iglesia de San Pedro apóstol, en Valverde de los Ajos.

Iglesia de San Pedro apóstol, en Valverde de los Ajos.HDS

Publicado por
José Vicente de Frías Balsa
Soria

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Aunque parezca una contradicción en términos pensamos que resulta más fácil entrar en el reino de los cielos que hacerlo en algunas de las iglesias de la diócesis de Osma-Soria, aunque hayas estudiado ocho años en el seminario diocesano en el segundo Siglo de Oro de su historia, un curso en la facultad de Teología de Burgos y otros más en la Ponti de Salamanca. Tuvimos problemas, en su día, para acceder a los templos de Berzosa, Conquezuela, Gallinero, sacristía de la colegial de Medinaceli… y dolidos por no haberlo conseguido hemos optado por escribir sobre algunas de ellas sin saber si la obra a la que nos referimos se conserva o ha desaparecido; si se fabricó de acuerdo con la traza y condiciones o se introdujeron novedades.

Nos queda la esperanza de que los vecinos de esos y otros pueblos nos informen al respecto. Por cierto, gracias Puri por lo relativo a la villa en la que ejerciste tu sabio magisterio. Y gracias al señor que, en Chavaler, nos permitió admirar la magnífica iglesia neoclásica de su pueblo «que hizo a svs expensas a fvndamentis la excelentisima Señora Doña Michaela Maria de Castejon y Salcedo condesa de Fuerteventura y Villarea y marquesa viuda de Cañete y Fvente el Sol».

Pero acerquémonos a Valverde de los Ajos localidad ya documentada el año 1170 cuando los reyes Alfonso VIII y Leonor, su esposa, «condescendiendo a tantas y lacrimosas peticiones» de Juan, obispo de Osma (1148-1173), y de Bernardo, prior de la misma iglesia, les concedió todos los collazos sitos en El Burgo, Torralba, Boós, «Valle Viridi» y Sotos de Abajo.

El jueves 24 de agosto de 1623, festividad de San Bartolomé, el bachiller Jorge Pérez de Moreda, cura de la parroquia del lugar, y Juan de Hernán Pérez, mayordomo de su iglesia, se concertaron con Cristóbal de Ávila Cisneros, pintor y vecino de Soria, para hacer «la pintura, dorado y estofado, colorido y gravado del retablo mayor de la iglesia parroquial». Dio por fiador a Pedro Ximénez de Santiago, también pintor y de igual vecindad. Previo al contrato, el 9 del mismo, el doctor Juan Daza, abad de Santa Cruz, dignidad de la catedral de Osma, provisor y vicario general del obispado, que había sido informado que el retablo se hallaba en blanco, había dado licencia para hacerlo. Retablo que había contratado Juan Montes Sanz, ensamblador, vecino de El Burgo de Osma, el 18 de diciembre de 1609, dando por fiador a Pedro de Cicarte.

Las condiciones contemplan que el dorado habría de hacerse de buen oro y fino yendo las columnas doradas, sin color, «echas un ascua de oro». El cornisamiento y los traspilares, excepto el hueco de dos que tenían que ir de azul fino de esmalte. La caja del Santísimo Sacramento por adentro, «echa un ascua de oro». Y las pilastras altas, frisos, frontispicio, basas, sotabasas y todo lo demás que se ofrecen «y el san Pedro a de ir dorado lo que se be y el respaldo de la caxa del a de ir dorado lo que se be y lo demás se cumplirá con el corolido».

Asimismo tenía que estofar el friso, de todos los colores el principal y el alto grabado de azul. La imagen del citado apóstol «la saya bajera de açul estofada de lo mismo y la capa de brocado y una orilla estofada de todas colores y el envés del manto de una tela grabada». Debería, igualmente, encarnar al pulimento el Cristo de la puerta del relicario.

Por lo que se refiere a la pintura, al óleo, la haría, sin alzar mano, sobre lienzo en los tableros principales y en los del banco directamente sobre la madera de pino. Conforme a la traza, firmada por dicho cura, el pintor y Juan Abad de Laguna, escribano, pintaría un Cristo crucificado, Nuestra Señora, San Juan y Santiago, apóstoles, San Pedro, apóstol, San Juan Bautista, San Jorge, San Lucas, San Marcos, San Juan evangelista, Santa Ana y San Mateo «en las partes y según y como lo muestra la dicha traza questá y guarda en poder del dicho Cristóbal de Ávila».

Otra de las condiciones fue que el pintor «aya de haçer la dicha obra en el dicho lugar de Valverde» en el plazo de ocho meses, «los cuales an de correr y contar desde el día que se traiga el oro para la dicha obra».

El concejo y vecinos del Valverde, uno de los cinco lugares integrantes de la pequeña comunidad de villa y tierra de El Burgo de Osma, se obligaron a darle casa «para vivir y trabajar la dicha obra». La leña «que obiere menester» y ocho cabalgaduras para traer su casa y Polonia Sanz, su primera mujer, «las cuales le dará el concejo y allá en Soria y con el camino les a de haçer él la costa y no a de poner el dicho pintor otra cosa».

Se abonarían al pintor por su trabajo 120 ducados, pagados de los bienes de dicha iglesia y de los que tenía la cofradía de la Virgen del Rosario. Por lo que respecta a ésta «lo que tenga de presente se le a de dar luego para materiales y de ay adelante lo que cupiere y tuviere la dicha iglesia dejando la cuarta parte para los ordinario gastos de la iglesia conforme a las signodales».

Del mismo modo se concertó con el maestro, en el precitado contrato, que doraría las andas de Nuestra Señora del Rosario «como mejor convenga, que queden lucidas y buenas».

Cristóbal, hijo de Bartolomé de Ávila, también pintor, y de María Cisneros, esposo de Polonia Sanz y, después, de María Gutiérrez. Fue cuñado de Francisco Leonardo Chavaçier, del mismo oficio, casado con Beatriz del Castillo, hijastra de Bartolomé. Testó el 17 de julio de 1631 y se le enterró en la iglesia soriana de Nuestra señora de El Espino. Le documentamos trabajando para las iglesias de Ventosa de la Sierra, Quintana Redonda, Villaciervos de Abajo hoy Villaciervitos…

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