Heraldo-Diario de Soria

Historia

El motín de Berlanga

Hace 113 años un numeroso grupo de vecinos de la localidad se enfrentó a unos 50 agentes de la Guardia Civil para lograr leña con la que calentarse

Impresionante vista del castillo de Berlanga de Duero. MARIO TEJEDOR

Impresionante vista del castillo de Berlanga de Duero. MARIO TEJEDORMario Tejedor Hernández

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Hace 113 años, en 1911, un grupo de entre 400 y 500 vecinos de Berlanga de Duero protagonizó un importante levantamiento popular con el único objetivo de lograr leña para calentarse. Pasó a la historia como el motín de Berlanga y sucedió un 16 de enero –aunque otras fuentes lo sitúan en marzo–, tal y como recuerda la Asociación de Amigos del Castillo de Berlanga.

El motín estuvo provocado por la cesión a la empresa Unión Resinera Española –La Resinera– de los aprovechamientos de leña de los montes del municipio, incluido el monte denominado La Mata de más de 400 hectáreas. La principal consecuencia fue que los vecinos no podían acceder directamente a coger leña para cocinar y calentarse «en una época calamitosa para Berlanga, rayando la hambruna, donde había 125 familias pobres de solemnidad». La crudeza de un invierno «especialmente frío» obligó a muchos vecinos a buscar leña de manera furtiva.

En la mañana del 16 de enero un grupo de unos 500 vecinos, con hombres, mujeres y jóvenes armados de hachas se desplazaron hasta el monte de La Mata para cortar leña «por las buenas o por las malas», según relata la Asociación cultural. Un artículo publicado en el número 80 –primavera de 213– de la Revista de Soria relata los mismo hechos aunque los fecha el 16 de marzo del mismo año. El artículo se titula Conflictividad Social en torno a los montes públicos sorianos y está firmado por Lázaro Hernández Muñoz.

El autor relata que los vecinos iban por las calles gritando «¡abajo la Resinera!» y que pese a las solicitudes de los agentes de la Guardia Civil instando a que fueran las autoridades las que resolvieran el conflicto los vecinos «hicieron caso omiso con el argumento de que les engañaban como lo habían sido hasta entonces y que no deseaban falsas promesas». Los Amigos del Castillo explican que «nada pudo hacer la Guardia Civil, ni el Ayuntamiento para impedir el desorden y el alcalde se vio obligado a pedir ayuda al Gobernador de la provincia».

El relato continúa con los alrededor de 500 vecinos llegando al monte La Mata, «que estaba en resinación» donde procedieron a cortar los árboles. Hernández Muñoz habla de unos 700 pinos cortados mientras que en el relato de los Amigos del Castillo se eleva la cifra por encima del millar.

Las autoridades nada pudieron hacer para frenar el ímpetu de los berlangueses a pesar de que se desplazaron hasta la localidad entre 40 y 50 agentes de la Benemérita llegados de diferentes cuarteles de la provincia. Los vecinos «contestando siempre respetuosos y tranquilos que ellos ya no cesaban en su labor, en la que continuaron hasta la puesta de sol; que con orden se retiraron al pueblo».

Según el relato de los Amigos del Castillo incluso el Teniente Coronel mando de la Guardia Civil se planteó «tomar las medidas de fuerza que fueran necesarias pues sabía del carácter brusco de los habitantes de esta localidad». Finalmente, tal y como resaltan los escritos sobre el suceso, no fue necesaria la intervención de los agentes y tampoco se impidió la tala. No se produjeron detenciones. El artículo de Hernández Muñoz insiste en que los vecinos de Berlanga defendieron su actitud ante «la carencia de leñas para los hogares, en época tan calamitosa como la presente, y no haberte visto satisfechos los deseos de este Ayuntamiento y su pueblo de que no arrendar el Estado a la Sociedad Resinera el monte por 20 años, sin poder surtirse de leñas por ser la sociedad indicada la explotadora de todos los productos» y recordando que «en épocas anteriores el monte era refugios para la carga de leña para cubrir las primeras necesidades de cientos de familias pobre, de lo que se ha protestado también por la Corporación municipal diferentes veces».

El motín terminó de forma pacífica y sin altercados de gravedad, aunque según la información que publican los Amigos del Castillo sí sirvió para que con posterioridad se convocara una Asamblea Forestal Nacional «y quedaron redactadas unas bases para reformar la legislación forestal dando mayor beneficio a los pueblos propietarios de pinares».

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